Blair: fin de reinado
Los ¨²ltimos tiempos no est¨¢n siendo positivos para Tony Blair, el primer ministro brit¨¢nico de mayor ¨¦xito electoral desde que el tambi¨¦n laborista Harold Wilson gan¨® cuatro elecciones entre 1964 y 1974. El fantasma de la guerra de Irak, en la que el Ej¨¦rcito de Su Majestad a¨²n presta apoyo al contingente norteamericano, pese al anuncio de inminentes retiradas, le perseguir¨¢ hasta el m¨¢s all¨¢ con toda la divisi¨®n y acrimonia de su partido. Relativos reveses se han sucedido ¨²ltimamente en los Comunes, donde ya no logra que lo aprueben todo sin rechistar a pesar de contar con una mayor¨ªa num¨¦ricamente imbatible. La ¨²ltima prueba de un v¨ªa crucis autoinfligido ha sido el reconocimiento del tesorero laborista, Jack Dromey, de que hab¨ªa negociado pr¨¦stamos blandos por casi 14 millones de libras (20 millones de euros) para la ¨²ltima campa?a electoral, con personas que luego hab¨ªan sido gratificadas con el acceso a los Lores o premiadas en la lista anual de honores. Tan blandos como para pensar que pudieran ser donaciones.
Blair, que ha tenido que convocar una rueda de prensa para defenderse, ha subrayado que no ha violado ninguna ley, pero el deshilachamiento generalizado de una de las posiciones m¨¢s s¨®lidas que haya podido tener un premier brit¨¢nico empieza a adquirir tintes pat¨¦ticos. De ah¨ª que tome cuerpo un cierto clamor para que se convierta en realidad la promesa que se supone que le hizo privadamente a su canciller del Exchequer, Gordon Brown, para darle paso a media legislatura a fin de que sea el candidato laborista en las pr¨®ximas elecciones. El influyente semanario The Economist es la ¨²ltima gran pluma en pedir su retirada. Y no parece exagerado afirmar que las s¨¢banas del poder se le est¨¢n pegando a un Blair que, apenas rebasado el medio siglo, se va a encontrar sin empleo. Pero eso es lo que ha de hacer. Ya no va a cambiar m¨¢s su pa¨ªs, que tampoco ha cambiado tanto, salvo por la invenci¨®n de un nuevo partido, el New Labour, capaz de ganar, eso s¨ª, las elecciones que le echen. ?se ser¨¢ su legado: que el centro del campo es el cuadr¨ªculo privilegiado de la victoria.
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