'Bluetooth', ligar con el m¨®vil

Gerard ha encontrado una f¨®rmula para que le pidan las canciones en los locales de Barcelona donde pincha sin que se agolpen ante su cabina. "Por bluetooth", reza el cartel. Pero no s¨®lo recibe demandas musicales. Hay quien aprovecha para ligar. "Me mandan mensajes y fotos ¨ªntimas o privadas", explica. El toothing, como se conoce al ligoteo mediante este dispositivo, empez¨® con un bulo en el blog de un periodista brit¨¢nico, pero ha terminado por captar a bastantes adeptos.

El bluetooth es una tecnolog¨ªa inal¨¢mbrica que permite conectar dispositivos de comunicaciones y transmitir voz, im¨¢genes, m¨²sica y otros datos. Al emplear se?ales de radio de corto alcance, no requiere cables y facilita comunicarse con otro usuario de bluetooth en un radio de unos 10 metros. Y lo mejor: los env¨ªos son gratuitos.

El 'bluetooth' permite conectar m¨®viles en un radio de 10 metros y transmitir voz, im¨¢genes y otros datos. Emplea se?ales de corto alcance y los env¨ªos son gratuitos

Gerard, de 25 a?os, se queja de que siempre se queda a medias. "Si alguien quiere ligar", se lamenta, "normalmente le pido una foto, y entonces ya se corta"

A las 3.00, en una discoteca barcelonesa hay ocho personas conectadas. Dos no tienen asignado ning¨²n nickname, y sale la marca y modelo del m¨®vil por defecto; otras dos tienen su nombre de pila, y el resto se identifica con seud¨®nimos: Tsunami, Pippermint, Carpe Diem y Karlota30. "Si se ponen nickname es que ya saben de qu¨¦ va la cosa", cuenta Gerard, de 25 a?os.

Primera complicaci¨®n. Mandar un texto no es sencillo. Los m¨®viles impiden enviar por bluetooth mensajes cortos. Se debe ir a la agenda y escribir el texto como si se creara un contacto. El espacio no da para mucho. "?Qu¨¦ tal?", y enviar. Segundo problema. El dispositivo pide una contrase?a. Por motivos de seguridad, se requiere crear un enlace entre cada pareja de aparatos y activar un c¨®digo. Pero los adictos a toothear tienen sus dos c¨®digos universales: el 0000 y el 1234.

Varias compa?¨ªas han lanzado al mercado un software que salva estos dos obst¨¢culos. M¨¢s c¨®modo para los que aprovechan recorridos en metro o en tren para ver si surge la oportunidad de echarse pareja.

??igo pas¨® un mes en L¨ªbano. En los caf¨¦s de Beirut descubri¨® las posibilidades del dispositivo. All¨ª, asegura, no le ped¨ªan c¨®digo de seguridad. "Supongo que tienen m¨¢s tab¨²es para aproximarse, y, para romper el hielo, se mandan m¨²sica, mensajes y fotograf¨ªas", relata. Cuando regres¨® a Barcelona y activ¨® su m¨®vil, sus peticiones para conectarse a otro dispositivo eran denegadas.

El intento de hablar con alguien en la discoteca tampoco da resultado. Si todos saben usarlo e introducen la misma contrase?a, ?cu¨¢l es el problema? "A¨²n no est¨¢ muy generalizado", opina Gerard. Y ello a pesar de que el bluetooth figura entre las tecnolog¨ªas favoritas de los espa?oles. El 60% de las ventas de The Phone House, con una cuota de mercado del 10%, correspondieron a m¨®viles con este dispositivo. "La gente que lo usa no suele llegar al final. Si alguien quiere ligar, le pido foto y entonces ya se corta", se queja.

Poco pod¨ªa imaginar el rey vikingo Harold Bluetooth (siglo X) que su nombre iba a estar en la boca de tantas personas. Tampoco debi¨® pensarlo el periodista que se sac¨® el bulo de la manga. Pero los usuarios, adem¨¢s de adquirir la tecnolog¨ªa, son finalmente quienes deciden su uso.