Contra De Villepin
Las movilizaciones de esta semana contra el contrato de primer empleo (CPE) del Gobierno franc¨¦s se convirtieron ayer en una manifestaci¨®n popular de condena y desafecto al primer ministro, Dominique de Villepin. Todo indica que el Ejecutivo franc¨¦s comienza a estar contra las cuerdas y tendr¨¢ que hacer alg¨²n tipo de gesto muy pronto para frenar una escalada en la que ya se comienza a hablar de huelga general. El presidente, Jacques Chirac, afirm¨® el viernes que "el Gobierno est¨¢ abierto a negociar" y ya no se exclu¨ªa que acabara retirando el controvertido CPE, aunque esto suponga para muchos el principio del fin del primer ministro.
Fueran ayer los manifestantes en toda Francia el medio mill¨®n que pretende el Gobierno o el mill¨®n y medio que aseguran los sindicatos, lo que es evidente es que la protesta estudiantil ha conseguido ya la solidaridad y el apoyo de sectores obreros y las clases medias. El primer ministro cada vez est¨¢ m¨¢s aislado y debilitado, como muestra la ca¨ªda libre de sus ¨ªndices de popularidad. De Villepin hab¨ªa presentado esta ley como propia, y, como tal, amenaza con hundir sus expectativas de convertirse en candidato plausible para suceder a su protector, el presidente Jacques Chirac, tras las elecciones presidenciales del a?o pr¨®ximo. Mientras, su rival en la derecha y dentro del Gobierno, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, intenta desmarcarse del encastillamiento del primer ministro. Resulta dudoso que lo consiga si contin¨²a la escalada de movilizaciones y de violencia.
Los ¨²ltimos acontecimientos vienen a confirmar las peores sospechas sobre la fase final de la presidencia de Chirac, que comenz¨® con el inmenso fiasco del rechazo a la Constituci¨®n europea, continu¨® con las oleadas de violencia de los extrarradios durante el pasado verano y ahora comienza a perfilarse como ag¨®nica. Chirac ha arrastrado a Villepin a sus contradicciones. Sus intentos de introducir una ley que supuestamente facilita el primer empleo a los menores de 26 a?os a cambio de un despido libre que afecta a todos los trabajadores menores de esa edad se considera en amplias capas de la poblaci¨®n como una abierta traici¨®n al modelo social franc¨¦s, cuya defensa y continuidad reivindicaban ambos.
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