Sepelio serbio
Slobodan Milosevic ya est¨¢ bajo tierra y se han revelado infundados los temores a que el regreso de su cad¨¢ver a su patria pudiera suponer un peligro de desestabilizaci¨®n pol¨ªtica en Belgrado. Si 50.000 seguidores del ex dictador serbio se reunieron el s¨¢bado en Belgrado en el funeral p¨²blico, el hecho m¨¢s revelador es que la inmensa mayor¨ªa de los serbios le ha dado la espalda a los actos de homenaje. El principal responsable de que durante una d¨¦cada gran parte de los Balcanes se cubriera de tumbas nuevas fue enterrado despu¨¦s en su ciudad natal de Pozarevac, en el sur de Serbia. Su familia no asisti¨® a los actos porque el Gobierno democr¨¢tico serbio, con muy buen criterio, se neg¨® a otorgar a la viuda, Mira Markovic, una garant¨ªa de inmunidad que exig¨ªa y que equival¨ªa a suspender las causas penales que ella tiene pendientes y muchas otras que podr¨ªan abrirse no s¨®lo por malversaci¨®n de fondos, sino tambi¨¦n por asesinatos.
El Estado se ha mantenido firme. No ha cedido a las amenazas de los seguidores de Milosevic ni de los ultranacionalistas, que han intentado medrar manipulando los sentimientos de hostilidad al Tribunal Penal Internacional sobre Yugoslavia. Tambi¨¦n han agitado el fantasma de un presunto envenenamiento del dictador, algo que se ha revelado infundado, seg¨²n han confirmado todos los forenses, incluidos los serbios y los del Gobierno ruso. Existe la oportunidad de que con Milosevic se puedan enterrar algunos de los lastres tenebrosos del nacionalismo serbio.
Han fracasado quienes han querido agitar el resentimiento contra el Tribunal de La Haya. El Gobierno de Belgrado deber¨ªa utilizar el momento para dar un golpe de efecto y entregar al tribunal a los dos principales criminales de guerra todav¨ªa pr¨®fugos, Ratko Mladic y Radovan Karadzic. Ser¨ªa una forma de romper el bloqueo a que est¨¢ condenada si no colabora con las autoridades penales de La Haya. Si logra enterrar con Milosevic el victimismo y la complicidad con los criminales de guerra, Serbia se granjear¨¢ el respeto del mundo y del pueblo serbio.
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