Autonom¨ªa marroqu¨ª

El conflicto del S¨¢hara vuelve a la primera casilla, es decir, a ninguna parte que sirva a los prop¨®sitos de la paz. En su tercera visita oficial a la antigua colonia espa?ola, Mohamed VI anunci¨® ayer que Marruecos no pod¨ªa aceptar el elemento clave del Plan Baker II: un refer¨¦ndum del pueblo saharaui para determinar su futuro como integrante de la monarqu¨ªa norteafricana o Estado independiente. El plan hab¨ªa sido aceptado por Argelia y el Polisario y adoptado por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU en julio de 2003.

Y para moderar el efecto de su negativa, Mohamed VI daba a conocer un plan de autonom¨ªa para el territorio, del que no se sabe nada, y ha quedado encargado de elaborar un Consejo Consultivo de 140 miembros, nombrados por el monarca. Al mismo tiempo, se sabe que Rabat teme que el PP espa?ol, siguiendo la l¨ªnea de su anterior l¨ªder y jefe de Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pueda atacar el plan por no contemplar la celebraci¨®n de la consulta, limitando as¨ª el margen de maniobra del Gobierno espa?ol. El primer ministro marroqu¨ª, Driss Jettu, se entrevist¨® secretamente el pasado d¨ªa 8 en Bruselas con Aznar, para rogarle que no se opusiera al proyecto, como ya hab¨ªa hecho en el poder hace dos a?os ante un planteamiento similar.

Aunque el plan superara las eventuales reticencias del principal partido de la oposici¨®n en Espa?a, y el Gobierno socialista de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se mostrara, como ya lo ha hecho el PSOE, favorable, tanto Argelia como el movimiento independentista saharaui se han mostrado impl¨ªcitamente contrarios. Y aunque el Polisario sigue defendiendo la idea del refer¨¦ndum, est¨¢ claro que una y otra parte, Rabat y los saharauis, s¨®lo se muestran partidarios de la consulta cuando creen que el censo en que se basan las listas electorales les es favorable. En el caso del Plan Baker II, el censo era muy parecido al espa?ol de cuando Madrid abandon¨® la colonia a la muerte de Franco, en 1975, y, por tanto, favorec¨ªa al Polisario.

?Qu¨¦ hacer, entonces, ante tanta exasperaci¨®n y falta de terreno com¨²n entre los negociadores? Seguir negociando, porque la ONU no puede aceptar o proponer un plan que sea abiertamente rechazado por una de las partes; en este caso, con toda probabilidad, los representantes del pueblo saharaui.