Los vecinos de un edificio del barrio m¨¢s antiguo de C¨¢diz denuncian el mal estado de sus viviendas
Juan Mu?oz tiene miedo a las nubes negras que amenazan tormenta. "Me tiemblan las piernas cuando veo el tiempo". Son el peor presagio para su casa. Las ¨²ltimas lluvias provocaron que los bomberos le precintaran su dormitorio. Su mujer, Carmen, tiene que permanecer en un colch¨®n en el suelo mientras se recupera de una reciente operaci¨®n.Viven en el cuarto izquierda del n¨²mero 1 de la plaza de San Mart¨ªn, en el barrio del P¨®pulo, el m¨¢s antiguo de C¨¢diz. Es el piso m¨¢s alto. Para acceder a ¨¦l hay que superar una estrecha escalera de madera, salpicada por trozos de escayola reci¨¦n desprendidos. Las paredes muestran los restos de las ¨²ltimas filtraciones. El agua entr¨® a trav¨¦s de grietas visibles abiertas desde el techo. Humedades que se acercan peligrosamente a cables de luz "Cuando llueve, no podemos encender la l¨¢mpara por las chispas que saltan", detalla Juan. En su sal¨®n, tiene preparados recipientes para atrapar las goteras. Una de ellas cae por el hueco de la l¨¢mpara del techo, justo encima de la mesa donde comen.
Anexo al sal¨®n, est¨¢ el dormitorio precintado por los bomberos. Hab¨ªan acudido una semana antes tras una tromba de agua. En la azotea, a la altura de la habitaci¨®n, colocaron un pl¨¢stico sujeto con piedras para reducir el paso de la lluvia. "Esto no es soluci¨®n", protesta Juan. A su lamento asienten tambi¨¦n el resto de vecinos del inmueble, 14 en total. En el segundo piso, Manuel Gil, de 25 a?os, y su novia, sufren un agujero en el techo de la ducha que se abre cada d¨ªa m¨¢s. Y un patio por donde, durante tres meses, llegaron a acumularse excrementos. En el primero, Dami¨¢n Sabido, con 15 a?os, se conoce de memoria las grietas de la casa. Una en el sal¨®n, otra en la cocina y una tercera al fondo del pasillo.
Desde la azotea, Juan se?ala las fincas de alrededor. La mayor¨ªa del entorno m¨¢s pr¨®ximo ha sido ya rehabilitada por la Junta de Andaluc¨ªa en un programa que persigue erradicar la infravivienda en C¨¢diz. "Queremos un arreglo antes de que maten a nuestras familias", exige. Su edificio tiene varios due?os que, seg¨²n denuncian los vecinos, no atienden sus reclamaciones. Han presentado varias denuncias. La ¨²ltima, hace unos d¨ªas, a la Polic¨ªa Local. Juan paga de alquiler 240 euros mensuales. "Creo que es dinero suficiente para tener derecho a una vivienda digna". Para acogerse al plan de la Junta, es necesario un acuerdo con los propietarios o que el Ayuntamiento expropie la vivienda si observa un estado ruinoso. Un t¨¦cnico municipal de Urbanismo visit¨® la casa de Juan tras la ¨²ltima denuncia. "No nos hizo ning¨²n caso".
Juan confiesa que tiene miedo a las nubes cuando las ve venir negras desde lejos. Le alertan de que tiene que ir preparando los grandes recipientes para recoger el agua en el sal¨®n, de que tiene que apagar la luz de la puerta para evitar un cortocircuito. Mira a las nubes desde la azotea donde un pl¨¢stico sujetado por piedras es, ahora mismo, su mejor forma de evitar que entre la lluvia por las grietas de su casa.
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