El burgu¨¦s cosmopolita
Tal vez la interminable pol¨¦mica sobre el car¨¢cter absentista de la burgues¨ªa valenciana habr¨ªa encontrado alguna luz si algunos de sus emprendedores m¨¢s destacados hubieran sido menos discretos. Al menos ¨¦ste es el caso de ?lvaro Noguera, una de las personas con m¨¢s peso en el mundo financiero del que, sin embargo, muy pocas veces se han ocupado los medios de comunicaci¨®n y muchos no sabr¨ªan qu¨¦ decir. Modesto y t¨ªmido, con un aut¨¦ntico horror a figurar, su actividad econ¨®mica y cultural desmiente la imagen acu?ada de un burgu¨¦s despreocupado de la suerte del Pa¨ªs Valenciano y empeque?ecido en pol¨¦micas provincianas.
Por tradici¨®n familiar su trayectoria ha estado estrechamente vinculada al Banco de Valencia en el que entr¨® como consejero a los 35 a?os, ocupando m¨¢s tarde la vicepresidencia de la entidad. Su t¨ªo, Vicente Noguera Bonora, al frente de un peque?o grupo de capitalistas valencianos (Casanova, Hern¨¢ndez L¨¢zaro, Janini, Galindo, Boluda, Villalonga) compr¨® el citado Banco, en 1927, al asturiano Partiere, que lo utilizaba para sus negocios aceiteros, con el decidido prop¨®sito de convertirlo en una instituci¨®n al servicio del desarrollo econ¨®mico valenciano: "Es necesario que todos los valencianos nos presten su ayuda, todos deben fomentar el desarrollo del Banco de Valencia porque los caudales que se le conf¨ªen han de dedicarse preferentemente a empresas establecidas en nuestra regi¨®n".
Los historiadores econ¨®micos han subrayado la importancia de este grupo financiero con una decidida vocaci¨®n industrial, empe?ado en superar la fijaci¨®n agrarista de nuestra econom¨ªa apoyando iniciativas como la Uni¨®n Naval de Levante y la Valenciana de Cementos. A Vicente Noguera le sucedi¨® en la presidencia del Banco, de 1940 a 1950, el padre de ?lvaro, que refrend¨® la orientaci¨®n fundacional: "Nos incumbe hacer grandes a nuestras entidades econ¨®micas, ayud¨¢ndolas a encumbrarse, haci¨¦ndolas tan poderosas o m¨¢s que las del resto de la naci¨®n". Otra cosa es que tan nobles prop¨®sitos pudieran llevarse a cabo. La verdad es que el Banco no super¨® su vinculaci¨®n agrarista y que se convirti¨® en sat¨¦lite del Central, entrando de su mano en importantes empresas nacionales, como Cepsa, Saltos del Sil o Fecsa, que no ten¨ªan que ver directamente con la econom¨ªa valenciana.
?lvaro Noguera bebi¨® en esta tradici¨®n familiar de preocupaci¨®n por el Pa¨ªs Valenciano, pero es posible que experimentara tambi¨¦n la frustraci¨®n que representaba el que el Banco no hubiera sido capaz de movilizar iniciativas industriales de amplio calado. Sin abandonar su estrecha vinculaci¨®n al Banco, ni la participaci¨®n en empresas familiares (Mutua Levantina de Seguros, Luz y Fuerza de Levante, Compa?¨ªa de Mejoras Urbanas de Valencia) ampli¨® su campo de acci¨®n. Su car¨¢cter y educaci¨®n cosmopolitas le llevaron a salir del angosto marco local y a hacerse presente en empresas de ¨¢mbito estatal. Noguera no contaba, ni apareci¨® nunca, en las discusiones de los empresarios valencianos sobre el ferrocarril, el agua o el puerto, porque sus intereses estaban difuminados por grandes empresas de otros lugares.
Los valencianistas se lo han reprochado, pero ¨¦l entend¨ªa que la mejor forma de fortalecer la econom¨ªa valenciana estaba en entroncarla en el entramado del poder financiero, y en eso ha sido uno de los m¨¢s significados, ciertamente con menor peso, pero con la misma visi¨®n del mundo de los negocios que tuvieron nuestros m¨¢s preclaros burgueses, el Marqu¨¦s de Campo o Ignacio Villalonga.
Su aventura m¨¢s apasionante fue la participaci¨®n, como socio fundador, en la creaci¨®n del peri¨®dico EL PA?S. Durante la etapa de consolidaci¨®n del peri¨®dico fue el socio con mayor n¨²mero de acciones, despu¨¦s de Jes¨²s Polanco y Diego Hidalgo. Invertir tan cuantiosamente en una empresa arriesgada y de futuro incierto nos parece hoy una muestra de su olfato para los negocios, pero en aquellos a?os fue una apuesta personal por la democracia.
Debido a su car¨¢cter reservado no fue un personaje conocido en los cen¨¢culos de la transici¨®n, pero prest¨® su apoyo a importantes iniciativas, y ninguna mejor que la creaci¨®n de un gran peri¨®dico que fuera el equivalente de Le Monde en Espa?a.
Tal vez la diferente forma de entender el valencianismo pueda detectarse en el apoyo de ?lvaro Noguera a EL PA?S, y de otro gran personaje, Joaqu¨ªn Maldonado, al Diario de Valencia. Para Noguera, m¨¢s importante que crear un nuevo diario valenciano, era que los valencianos tuvieran peso e influencia en el Estado. Ignacio Villalonga, influido por el Camb¨® de 1920, pensaba as¨ª, y de hecho, por m¨¢s que digan sus hagi¨®grafos, excepto en su etapa militante en la Derecha Regional, pas¨® ol¨ªmpicamente de los problemas parroquiales.
Sospecho que ?lvaro Noguera pensaba que Valencia hab¨ªa que cambiarla desde fuera, convirti¨¦ndola en una ciudad cosmopolita y abierta, pero no es m¨¢s que una hip¨®tesis basada en su forma de actuar, ya que fue muy parco en declaraciones. Los que le conocieron destacan su talante liberal y su amistad con Ximo Mu?oz Peirats, representante de Don Juan en Valencia y miembro de la Junta Democr¨¢tica. Ambos entraron juntos en EL PA?S, pero en las tensiones internas por el control del peri¨®dico terminaron aline¨¢ndose en distintos grupos.
Noguera no era ni mon¨¢rquico de obediencia ni doctrinario, sino un dem¨®crata liberal con una gran capacidad para el di¨¢logo. Cuando el grupo de Fraga provoc¨® la ruptura en el seno del Consejo de Administraci¨®n por su desacuerdo con la l¨ªnea progresista que manten¨ªa el peri¨®dico, Noguera mantuvo su apoyo porque consideraba que era el mejor camino para consolidar la democracia. Junto con el actual presidente de PRISA, Jes¨²s Polanco, ?lvaro Noguera ha sido el ¨²nico consejero que ha permanecido ininterrumpidamente en el Consejo de Administraci¨®n desde su formaci¨®n en 1973.
A finales de los a?os sesenta, otro miembro de la familia, Jos¨¦ Antonio Noguera Puchol, puso en marcha una interesante empresa cultural, Studio S. A. Se trataba de un centro para recitales, conferencias, representaciones teatrales, con un marcado sesgo democr¨¢tico y antifranquista, como sol¨ªa ocurrir en este tipo de iniciativas.
Hubo que recurrir a los amigos para reunir el capital suficiente, y ?lvaro, como miembro destacado de la familia, se implic¨® decididamente en la empresa. Por Studio pasaron los cantautores del momento, Pi de la Serra, Raimon, Mar¨ªa del Mar Bonet, los conferenciantes m¨¢s explosivos, Castilla del Pino, D¨ªaz Alegr¨ªa, y los grupos de vanguardia, Els Joglars, Els Comediants, y se convirti¨® en el centro cultural de referencia en la ciudad de Valencia.
Las multas y prohibiciones llovieron, y ?lvaro Noguera sol¨ªa contar con fina iron¨ªa la prohibici¨®n de un recital de Johnny Griffin, cuyo delito m¨¢s conocido era tocar el saxof¨®n. Su compromiso con Studio, como con EL PA?S, no fue s¨®lo financiero (el del pariente rico que paga los gastos de la fiesta) sino democr¨¢tico y cultural. ?lvaro fue hijo de la cultura universitaria de los 60, le gustaban el jazz y Tete Montoliu, y amaba la libertad.
Viv¨ªa en la gran casa familiar, el antiguo palacio de los Condes de Malferit, en el centro de Valencia, pero excepto sus amigos y conocidos muy pocos deb¨ªan saberlo, incluso habr¨¢ muchos que se pregunten qui¨¦n era este se?or con una esquela tan grande. No necesitaba demostrar a nadie qui¨¦n era, y en esto era un burgu¨¦s de otros tiempos, tocado con la elegancia de la discreci¨®n.
Ramiro Reig es profesor titular de Historia e Instituciones Econ¨®micas de la Universidad de Valencia.
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