Un padrino que no mata

"Te voy a hacer una oferta que no podr¨¢s rechazar...". ?stas son las contundentes palabras que pronunciaba Marlon Brando transfigurado en Don Corleone, el verdadero Padrino en may¨²sculas. Una voz cavernosa que consegu¨ªa poner los pelos de punta a sus enemigos, que ten¨ªan muy en cuenta lo que saliera de su boca. Esa misma voz profunda se ha recuperado para un videojuego con el mismo nombre y basado en la pel¨ªcula de Francis Ford Coppola.

Antes de morir, Brando grab¨® su voz para ofrecer esa fidelidad que buscaba el equipo de creaci¨®n. Tambi¨¦n se han grabado las voces de Robert Duvall, en el papel del consiguiere Tom Hagen, y de James Caan, como Santino Corleone. En Espa?a han trabajado 50 actores de doblaje que han pronunciado m¨¢s de 90.000 palabras y han interpretado m¨¢s de 200 personajes.

Los hechos que se reproducen en el juego forman parte de la narrativa de El Padrino. Todo lo que le suceda al protagonista estar¨¢ perfectamente entretejido con las experiencias relatadas en las p¨¢ginas escritas por Mario Puzo y llevadas al cine por Coppola. En el v¨ªdeo que sirve de introducci¨®n, la madre del protagonista pedir¨¢ a Don Corleone que le d¨¦ trabajo. Desde ese momento Luca Brasi le cuidar¨¢ y le ense?ar¨¢ a convertirse en un mafioso.

El protagonista, un italiano afincado en Estados Unidos interpretado por el jugador de esta aventura de acci¨®n, tiene la oportunidad de unirse a la familia Corleone.

Este personaje nunca ha aparecido en la trilog¨ªa de Coppola, por eso se le podr¨¢ dar vida con las herramientas y elegir sus atributos. Para lograr el privilegio de pertenecer a la familia deber¨¢ cumplir ciertas conductas: cuidar el respeto a la familia, ampliar su dominio territorial en la ciudad, adem¨¢s de vigilar la repercusi¨®n de sus decisiones en su propia vida.

Se pueden elegir dos v¨ªas para realizar las misiones: o se negocia o se intimida. A un lado est¨¢ Tom Hagen, m¨¢s conciliador y con ¨¢nimo de no llegar a la violencia si no es necesario; al otro lado, Sonny Corleone, que no se anda con chiquitas.

El juego no escatima en armamento para coronarse como capo di capi, desde el rev¨®lver a los cartuchos de dinamita, y si no hay nada a mano, con las tuber¨ªas de plomo tambi¨¦n se puede hacer mucho da?o. Aunque un verdadero mafioso puede aprender a romper cuellos con el simple movimiento del rat¨®n y las teclas o el mando de la consola. F¨¢cil y limpio. Para ganarse el respeto, algunos mafiosos tienen que emplear el asesinato.

A la pregunta elemental de si este t¨ªtulo innova de verdad, hay que decir que no. Despu¨¦s del ¨¦xito de RockStar y su Grand Theft Auto es sencillo aplicar esa idea en un juego del mismo estilo y ambientarlo en una iconograf¨ªa que de entrada es caballo ganador, por lo que la famosa trilog¨ªa ha representado en el mundo del cine.

Por otro lado, hay que restar puntos a El Padrino por los fallos en la inteligencia artificial de los enemigos, en ocasiones estos act¨²an con menos inteligencia de la que deber¨ªan hacer gala, lo que convierte el combate en algo irreal y ca¨®tico.