El entusiasta de la libertad
El a?o pasado se conmemor¨® en Alemania el 200? aniversario de la muerte de Friedrich Schiller (Marbach, 1759-Weimar, 1805), el otro gran cl¨¢sico literario alem¨¢n junto con Goethe. Con este motivo aparecieron diversos estudios y recopilaciones, as¨ª como dos nuevas biograf¨ªas que pretend¨ªan poner al d¨ªa a un autor que hoy s¨®lo tiene presencia en los institutos de secundaria o como reliquia de germanistas. Sigrid Damm, autora de un arrasador ¨¦xito de ventas en Alemania sobre la esposa de Goethe, public¨® La vida de Friedrich Schiller, compitiendo en popularidad con R¨¹diger Safranski y este Schiller o la invenci¨®n del idealismo alem¨¢n que ahora presenta Tusquets en esmerada traducci¨®n de Ra¨²l Gab¨¢s.
SCHILLER O LA INVENCI?N DEL IDEALISMO ALEM?N
R¨¹diger Safranski
Traducci¨®n de Ra¨²l Gab¨¢s
Tusquets. Barcelona, 2006
576 p¨¢ginas. 25 euros
Como la anterior obra de Sigrid Damm, Christiane y Goethe (Siglo XXI) pas¨® inadvertida en Espa?a, ser¨¢ dif¨ªcil que veamos en castellano su particular visi¨®n de Schiller. En cambio, R¨¹diger Safranski goza de una c¨¢lida acogida entre el p¨²blico hispanohablante. De este modo, sus biograf¨ªas de fil¨®sofos como Schopenhauer, Heidegger y Nietzsche le han granjeado merecido aprecio. Falta en castellano la vida de E. T. A. Hoffmann, la obra con la que debut¨®.
Safranski, al contrario que
Damm, parece encantado con Schiller, y se entrega con pasi¨®n a describir su potencial intelectual como creador -dramaturgo, poeta, historiador, fil¨®sofo-, igual que a la tarea de mostrarnos esa fascinaci¨®n que provoc¨® como individuo casi idealizado entre sus contempor¨¢neos, quienes lo consideraron un semidi¨®s.
En resumidas cuentas, la vida
de Schiller fue poco convencional; tuvo el destino que aguarda a los seres con vocaci¨®n art¨ªstica a los que no ampara ninguna instituci¨®n oficial; padeci¨® miserias y estrecheces hasta que logr¨® ganarse el sustento con sus obras, las cuales, finalmente, le aportaron cuantiosos beneficios. Destinado desde joven a seguir una carrera al servicio del Estado por deseo del duque Karl Eugen de W¨¹rttemberg, soberano del que depend¨ªa su familia, Schiller estudi¨® Medicina y lleg¨® a ser m¨¦dico militar; pero, poco dotado para semejante desempe?o, seducido por la lectura de las obras de Shakespeare, se entreg¨® a la veleidosa empresa de escribir teatro y filosofar, desocup¨¢ndose de cualquier otra tarea considerada m¨¢s "¨²til".
Llegado a un estado de insoportable dependencia y angustia vital, se escap¨® literalmente de Stuttgart, desert¨® de sus deberes para con el duque y, abandonando su profesi¨®n m¨¦dica, se entreg¨® por completo al teatro y la literatura, a la gozosa libertad de ejercer su verdadera vocaci¨®n. Con 22 a?os, Schiller se hizo c¨¦lebre en toda Alemania por su drama Los bandidos, algo nunca visto sobre un escenario: cinco horas de di¨¢logos existenciales, con aparatosa puesta en escena y altas dosis de humanidad desmedida. Al finalizar el estreno, un cronista cont¨® que el p¨²blico se abrazaba alborozado. Y ?por qu¨¦? Safranski intentar¨¢ explicarlo a lo largo de su libro; para ello har¨¢ una extensa -y a veces tambi¨¦n algo prolija- incursi¨®n en el ambiente intelectual de la ¨¦poca de Schiller, los a?os del "idealismo alem¨¢n".
Idealismo es para Safranski
"el entusiasmo que permite a alguien seguir viviendo cuando el cuerpo ya no se lo permite". Para ¨¦ste la libertad se halla m¨¢s all¨¢ de toda materia. Tal fue el caso de Schiller, una "central el¨¦ctrica" de su tiempo generadora de energ¨ªa espiritual. Su "idealismo" contagi¨® a las j¨®venes generaciones representadas por Schelling, H?lderlin y los Schlegel. Todos ellos junto a Fichte, los Humboldt, Hegel, quedaron seducidos por la magia de Schiller, principalmente por su ideario est¨¦tico y su amor a la libertad. Como fil¨®sofo y te¨®rico del arte, el autor de Cartas sobre la educaci¨®n est¨¦tica del hombre leg¨® a sus contempor¨¢neos un concepto de "libertad" que nada ten¨ªa que ver con las matanzas de la Revoluci¨®n Francesa. Propugn¨® que es en el arte donde aqu¨¦lla celebra su m¨¢xima fiesta y que "libre" es el hombre que crea en brazos del arte y all¨ª halla su liberaci¨®n. "Ideales" m¨¢s o menos fueron tambi¨¦n para Schiller las relaciones amorosas. Mantuvo una amistad singular con las hermanas Von Lengefeld, Carolina y Charlotte; enamorado de las dos, se cas¨® con esta ¨²ltima, una mujer so?adora pero pr¨¢ctica, con la que tuvo cinco hijos. Su esposa dijo de ¨¦l que "lo real le produc¨ªa una sensaci¨®n angustiosa". Sin embargo, el poeta termin¨® ganando lo necesario para alimentar a la familia.
Tuvo tambi¨¦n grandes ami-
gos, como el abnegado K?rner; y ya en la ¨²ltima d¨¦cada de su vida, Goethe. La amistad entre ambos "ol¨ªmpicos" la califica Safranski de "acontecimiento casi m¨ªtico del esp¨ªritu alem¨¢n". Tan distintos, Goethe, el hombre sensual con los pies en el suelo, y el entusiasta Schiller. "Cuando lo conoc¨ª", cont¨® Goethe a Eckermann, "ten¨ªa el rostro del Crucificado. Me pareci¨® un hombre que no vivir¨ªa ni catorce d¨ªas...". En efecto, Schiller padec¨ªa un mal pulmonar que lo matar¨ªa pronto, pero era un enfermo idealista que a¨²n dar¨ªa al mundo sus mejores dramas, su Mar¨ªa Estuardo o su Guillermo Tell; un ser en perpetua lucha contra la muerte cuya correspondencia con Goethe alcanzar¨ªa hasta 2.000 cartas. Schiller, el postrado, cuyo mundo estaba limitado por el umbral de su casa porque era so?ado, cas¨® bien con Goethe, m¨¢s aburguesado, menos tenso y reflexivo que su amigo, pero artista y libre tambi¨¦n, y ello porque ambos abrazaron una m¨¢xima suprema: "Contra lo excelente no cabe m¨¢s libertad que el amor", acu?ada por Schiller, por cierto.
Todo esto y mucho m¨¢s es lo que cuenta Safranski en este libro denso y apasionante, biograf¨ªa de un genio y radiograf¨ªa de una de las ¨¦pocas esenciales y m¨¢s fruct¨ªferas del esp¨ªritu de Occidente.
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