Duelo 'a primera sangre' en la Quinta de Noguera
Una historia de dos maestros de esgrima de principios del siglo XX
Hubo una ¨¦poca en la que los desaires, las malas contestaciones y los asuntos de honor en general se resolv¨ªan entre caballeros con un cruce de espadas o de pistolas, con juez y con testigos. ?ngel Lancho y Afrodisio Aparicio, ambos maestros de armas, representantes de las escuelas espa?ola y francesa de esgrima, respectivamente, pasar¨ªan a la posteridad como los protagonistas de uno de los duelos m¨¢s memorables de principios del siglo XX.
Un error en el pie de foto del tomo El deporte I de la colecci¨®n La mirada del tiempo de EL PA?S intercambiaba los datos biogr¨¢ficos de ambos esgrimistas y atribu¨ªa la victoria err¨®neamente a Aparicio. El hijo de ?ngel Lancho (nacido en 1883 en Quintanar del Rey, Cuenca, y fallecido en Madrid a los 56 a?os), Rafael, quiso "resolver el malentendido" y se puso en contacto con este peri¨®dico para contar "la verdadera historia de aquel duelo y de sus protagonistas", que "despu¨¦s del enfrentamiento transformaron su rivalidad en amistad". Lancho y Aparicio se convirtieron a partir de entonces en pareja deportiva, y no hab¨ªa evento que no contase con un asalto de esgrima entre ellos.
El 13 de mayo de 1905, en la Quinta de Noguera, cerca de la actual plaza de Manuel Becerra, en Madrid, se encontraron los maestros de armas acompa?ados por sus padrinos. El duelo tuvo todos los tintes de novela caballeresca: rivalidad, gentileshombres bati¨¦ndose en secreto (los duelos estaban prohibidos) "y una dama de alta alcurnia que soborn¨® al guard¨¦s para presenciar el enfrentamiento oculta tras una ventana", recuerda Rafael. El arma escogida para el duelo a primera sangre fue la espada, que era la especialidad de Lancho. "Mi padre ten¨ªa derecho a escoger porque hab¨ªa sido el agraviado, pero fue caballeroso y cedi¨® la elecci¨®n a su contrincante, Afrodisio". ?ste no quiso ser menos y escogi¨® el hierro en el que su rival era m¨¢s diestro.
Lancho, elegante y ortodoxo. Aparicio, atl¨¦tico y espectacular. El juez les interrumpe en el tercer asalto: ha habido un golpe de plano en el hombro de ?ngel y uno de punta que no produce sangre en el antebrazo de Afrodisio. El lance puede continuar. Cuarto asalto. Otro puntazo en el antebrazo de Afrodisio. Los m¨¦dicos discuten. Los testigos debaten. Los padrinos concluyen. El duelo se da por terminado y Lancho vence tras herir dos veces a su rival. Los diarios de la ¨¦poca reflejan el acta de duelo, en la que se destaca el valor y la destreza de los que dieron muestra los dos adversarios.
"Se dieron la mano, como caballeros que eran, pero no hicieron las paces. Las har¨ªan tiempo despu¨¦s y convirtieron la suya en una amistad fraternal". Adem¨¢s, Afrodisio adopt¨® la escuela espa?ola que promulgaba su oponente. "Llegu¨¦ a quererle como a un padre", cuenta Rafael. Lancho enferm¨® y muri¨® durante la Guerra Civil, refugiado en la Embajada de Cuba y mientras estuvo all¨ª, su familia fue acogida por la de Afrodisio en una casa que ten¨ªa en el Pa¨ªs Vasco. "No pas¨® un solo d¨ªa en que no le viese y corriera para ir a darle un beso".
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