El Villarreal gana con oficio
El equipo de Pellegrini, con la mente en la 'Champions', sorprende al Zaragoza tras un descuido de C¨¦sar
El Villarreal, paradigma absoluto de la efectividad, dobleg¨® a un infructuoso y est¨¦ril Zaragoza, que pag¨® por igual su carencia rematadora como el descuido de su portero. Achuch¨®, apret¨® y estruj¨® el conjunto ma?o. Pero nunca estrangul¨®. Y el Villarreal, que sali¨® con una alineaci¨®n de circustancias porque miraba de reojo la eliminatoria de Champions contra el Inter, resolvi¨® m¨¢s por oficio que por otra cosa.
Se se?al¨® a s¨ª mismo como el culpable, alz¨® la mirada para luego entornar los ojos recrimin¨¢ndose el error y se mordi¨® el labio inferior con los dientes a modo de flagelaci¨®n. El portero C¨¦sar S¨¢nchez cay¨® en el error de hacer caso a un presentimiento, de pensar que la falta de Roger, escondido tras la barrera, ir¨ªa a su izquierda. Cuando la fina zurda de Roger golpe¨® el cuero, C¨¦sar ya estaba demasiado lejos y se limit¨® a hacer la estatua, a mirar la pelota con los ojos con la esperanza de que la pelota no entrara en su porter¨ªa. Pero entr¨® y el Villarreal, en un alarde incre¨ªble de efectividad, sentenci¨® el partido. Un disparo, una cantada y un gol. Del Villarreal, hasta entonces, nada se supo. Que le costaba trenzar, que era poco aseado a la hora de combinar, a lo sumo. Quiz¨¢ porque Pellegrini tuvo a bien tirar de banquillo para oxigenar las piernas de sus futbolistas m¨¢s determinantes, para preservar las fuerzas y el aliento de cara al Inter.
ZARAGOZA 0 - VILLARREAL 1
Zaragoza: C¨¦sar; Ponzio, ?lvaro, Gaby Milito, Toledo (m.64, Aranzabal); ?scar (m. 57, Savio), Zapater (m. 80, Sergio Garc¨ªa), Celades, Cani; Ewerthon y Diego Milito.
Villarreal: Viera; Josemi, Quique ?lvarez, Gonzalo Rodr¨ªguez, Arruabarena; Cazorla, Josico, Tacchinardi, Roger (m.69, Sor¨ªn); Guayre (m. 18, Jose Mari) y Forl¨¢n (m.
83, H¨¦ctor Font)
Goles: 0-1. M. 44. Roger lanza una falta desde fuera del ¨¢rea y C¨¦sar no reacciona.
?rbitro: Gonz¨¢lez V¨¢zquez. Mostr¨® la cartulina amarilla a Tacchinardi, Toledo, Cani, Quique ?lvarez, Arruabarrena, Ponzio, Cazorla.
Unos 24.000 espectadores se dieron cita en La Romareda.
Las ausencias de Riquelme y Senna, los genuinos bar¨®metros del Villarreal, dejaron paticojo al equipo. Tampoco salieron de inicio Sor¨ªn y Jos¨¦ Mari, futbolistas tan anarqu¨ªcos como relevantes. Pero Jos¨¦ Mari ingres¨® en el campo temprano; Guayre se sufri¨® una lesi¨®n muscular y prolong¨® sus desavenencias con la temporada. Josico hizo las funciones destructivas de Senna con cierta solvencia y difumin¨® la posible carencia. Pero que Riquelme no se enfundara la zamarra propici¨® que el Villarreal quedara desnudo; Tacchinardi, futbolista italiano de corte defensivo, no remueve el bal¨®n, no asiste a la l¨ªnea de arriba y no combina con presteza. Hace, m¨¢s bien, de cartero; siempre se acerca al jugador al que quiere pasarle la pelota. Riquelme, si cabe, otorga una velocidad inferior al bal¨®n. Pero sus pies siempre brillan y hacen brillar el resto. Tacchinardi, sin embargo, con el marcador favorable, es muy valioso porque refuerza las tareas destructivas.
Al Zaragoza le pes¨® llevar el ritmo del partido. Estaba espeso en las transiciones y se limitaba a levantar la cabeza, a buscar ese hueco que exige la velocidad de Ewerthon. No fue un mal recurso porque su sombra, Gonzalo Rodr¨ªguez, qued¨® desquiciado por momentos. El argentino es un central de excelentes reflejos, que guarda siempre la posici¨®n y que saca con criterio delicioso la pelota desde atr¨¢s. Pero siempre peca de lo mismo: tiende a irse con facilidad al suelo para reba?arle la pelota al rival. La caracter¨ªstica, de no robar la pelota, no le supone un excesivo problema porque su velocidad de reacci¨®n le permite corregirse a tiempo. No as¨ª con Ewerthon, que en un metro le saca diez al zaguero de turno. Pero el brasile?o renquea en el aspecto t¨¦cnico. De ah¨ª que malograra cuatro ocasiones. Dos claras. Y Gonzalo Rodr¨ªguez, aprendida la lecci¨®n, le aguard¨® y solvent¨® el dilema.
Tan fr¨¢gil se mostr¨® la delantera aragonesa como infranqueable la empalizada amarilla. Los laterales del Villarreal ataron en corto a Cani y ?scar y Quique ?lvarez se complement¨® con Rodr¨ªguez. Tal fue la eficiacia defensiva castellonense que el Zaragoza se limit¨® a asustar con disparos lejanos. Ponzio, carrilero puro porque Roger, apatico y perezoso, no le segu¨ªa en las carreras,dispar¨® tantas veces como Ewerthon. Con la misma fortuna.
Sin bajar los brazos porque la posibilidad de acercarse a los puestos europeos se lo exig¨ªa, el Zaragoza sigui¨® cercando el marco rival. Pero fue Forl¨¢n quien atragant¨® todas la gargantas de La Romareda con el segundo disparo del Villarreal. Dio en el palo. Dos disparos, una cantada, un gol y un palo.
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