La mala salud de hierro del tripartito
El Gobierno catal¨¢n, que ha sufrido ya varias crisis, afronta dividido el refer¨¦ndum estatutario
Desde su constituci¨®n en diciembre de 2003, el Gobierno tripartito ha sufrido en carne propia experiencias similares a las terror¨ªficas pruebas de Dios de la Edad media. El Ejecutivo catal¨¢n se ha visto sometido, con una periodicidad endiablada, a duros desaf¨ªos en apariencia insalvables: la dimisi¨®n de Josep Llu¨ªs Carod Rovira tras la entrevista con ETA, los enfrentamientos por el tendido de la l¨ªnea de alta tensi¨®n desde Francia, las diferencias sobre infraestructuras viarias o por la nueva ley electoral. Actualmente, cuando a duras penas sobrevive a las diferencias entre los socios sobre el Estatuto catal¨¢n, ha saltado a la palestra el episodio de la financiaci¨®n de Esquerra Republicana de Catalunya a trav¨¦s de sus cargos de confianza en el Gobierno. Y a pesar de todo, el tripartito catal¨¢n goza de una envidiable mala salud de hierro.
Dec¨ªa el l¨ªder del PP catal¨¢n, Josep Piqu¨¦, que lo que mantuvo unidos durante sus 23 a?os de Gobierno a Uni¨® y a Converg¨¨ncia, con sus trifulcas pol¨ªticas m¨¢s o menos soterradas pero siempre presentes: era la f¨®rmula magistral del cemento del poder. Ahora esa sociedad de intereses que genera el ejercicio de la gobernaci¨®n se repite con la coalici¨®n de izquierdas que integran el Partit dels Socialistes, Esquerra e Iniciativa (ICV), un Ejecutivo que sobrevive a pesar de codazos y golpes bajos no s¨®lo provenientes de la oposici¨®n convergente o popular, sino de los propios socios.
"Iniciativa es como esas moscas que molestan porque sienten la necesidad de hacerse notar y porque eso es la ¨²nica cosa que parece dar sentido a su vida", aseguran desde sectores republicanos del Gobierno catal¨¢n. Desde otro departamento del Ejecutivo tampoco le faltan cr¨ªticas a "la inmadurez de Esquerra" que con "sus actitudes sectarias e irresponsables" est¨¢ poniendo en grave riesgo la continuidad del Gobierno. Una tercera voz, tambi¨¦n en primera l¨ªnea del tripartito, critica "la prepotencia socialista" y asegura que, a pesar de todo, PSC, ERC e ICV est¨¢n condenados a entenderse si quieren mantenerse en el poder y actuar de contrapeso a CiU. El PSC sabe que debe contar con sus socios para hacerse con la presidencia de la Generalitat en las pr¨®ximas elecciones. Con la vigente normativa electoral, si quiere superar a CiU en diputados -votos ya tiene 7.000 m¨¢s- precisa unos 140.000 nuevos sufragios.
A este complejo escenario, se a?ade la ilimitada capacidad autodestructiva del tripartito, tal como aseguraba recientemente el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura. Junto a Saura, fuentes pr¨®ximas al primer consejero, el republicano Josep Bargall¨®, y al propio presidente, Pasqual Maragall, coinciden en se?alar que la actividad que ha desarrollado este Gobierno es cuando menos notable: ley de barrios, el pacto nacional por la educaci¨®n -que ha sentado en la mesa a patronal, Administraci¨®n y sindicatos para sustraer la ense?anza de los vaivenes pol¨ªticos-, el pacto por la competitividad o la aprobaci¨®n de una treintena de leyes entre las que figura la de adopci¨®n por parejas homosexuales. Pero el ruido ha primado sobre el trabajo que los distintos departamentos han ido desarrollando de forma aut¨¢rquica. "Maragall est¨¢ metido en grandes ideas: Estatuto, Constituci¨®n, Espa?a plural... Pero la labor cotidiana va algo desangelada", asegura un consejero.
Y ahora que el Estatuto podr¨ªa haber llevado algo de paz a esta torturada casa com¨²n, la divisi¨®n vuelve a aflorar precisamente en el programa estrella del tripartito. PSC e ICV-EUiA han dado su s¨ª al Estatuto, mientras que Esquerra se opone. Puede que esta sea la ¨²ltima y definitiva prueba de Dios. Porque, aunque poco a poco, en ese constante gusto por andar sobre las brasas, el tripartito, seg¨²n los analistas, acabar¨¢ dej¨¢ndose la piel.
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