La Securitate a¨²n manda en Rumania
La polic¨ªa pol¨ªtica de Nicolae Ceaucescu, disuelta oficialmente en 1990, es un gran 'lobby' de gesti¨®n pol¨ªtica y de empresas
Una vez m¨¢s llorando. Una vez m¨¢s indignado. El pasado martes, en la sede del Parlamento rumano, hubo un instante en el que al septuagenario Ticu Dumitrescu se le puso la misma cara que cuando escuchaba las sentencias que le condenaban a a?os de c¨¢rcel y deportaci¨®n que sufri¨® bajo el r¨¦gimen de Nicolae Ceaucescu. Sobrevivi¨® en mazmorras en las que muchos mor¨ªan y entre hombres que hab¨ªan perdido toda condici¨®n y sentimiento humanos en su abismal encanallamiento inducido por el sistema penitenciario comunista. Pero dicen que el del martes fue de los peores disgustos de su vida. Revivi¨® todas las pesadillas, con sus fantasmas y agujeros, con la misma impotencia pero much¨ªsima m¨¢s rabia que la que sent¨ªa en aquellos a?os -d¨¦cadas terribles de plomo-, en los que entraba en prisi¨®n con la convicci¨®n de no volver a salir vivo.
Acaba de fracasar el en¨¦simo intento de abrir los archivos de la dictadura
Dumitrescu, el hombre que sobrevivi¨® con coraje, dignidad y osad¨ªa m¨¢s de 17 a?os en las c¨¢rceles de Ceaucescu es, despu¨¦s de esta semana, un hombre aun m¨¢s fr¨¢gil. A su edad y a su tr¨¢gica biograf¨ªa se suma ahora la creciente certeza de que ya no ver¨¢ como salen a la luz los archivos de sus perseguidores y carceleros. Acaba de fracasar el en¨¦simo y quiz¨¢s ¨²ltimo esfuerzo de Ticu Dumitrescu por abrir a la luz p¨²blica y la investigaci¨®n los archivos de la Securitate. Todos saben que no se trata s¨®lo de hacer justicia a v¨ªctimas y verdugos. Tambi¨¦n de quitarles a ¨¦stos un instrumento de poder inmenso que mantienen intacto.
En la cara de desolaci¨®n de Ticu que dominaba el mi¨¦rcoles la portada de los diarios rumanos se reflejaba la derrota de este anciano ante la Securitate y la terrible actualidad del pasado, 16 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda y muerte de Nicolae Ceaucescu. "Ticu, vencido por los securistas", rezaba el titular de Romania Libera. Hab¨ªa un acuerdo de la coalici¨®n de Gobierno para que ¨¦l presidiera el Consejo Nacional para el Estudio de los Archivos de la Securitate (CNSAS) y por fin se afrontara con honestidad y decisi¨®n este terrible lastre del pasado. Pero hubo traici¨®n por parte de algunos miembros de la comisi¨®n. La Securitate hab¨ªa vuelto a coger el tel¨¦fono. Por seis votos a cinco gan¨® por sorpresa el candidato del Partido Democr¨¢tico, Corneliu Turianu, todo indica que m¨¢s c¨®modo para que todo siga igual.
El primer ministro, Calin Popescu Tariceanu, ha pedido a Dumitrescu que no dimita como miembro del CNSAS. "Es un s¨ªmbolo en la lucha contra el comunismo. La sociedad quiere que se sepa la verdad", dec¨ªa en un desesperado esfuerzo por evitar el desmoronamiento total de los esfuerzos por lograr algo de transparencia y salubridad democr¨¢tica. Pero parece ya claro que el presidente Balsescu est¨¢ fracasando en esta lucha como ya le sucedi¨® al bueno de Emil Constantinescu, bajo cuya presidencia se form¨® el CNSAS a imagen de la llamada Oficina Gauck que en Alemania hace un trabajo impecable de investigaci¨®n y apertura de los archivos de la Stasi que todos saben imprescindible.
En Bucarest, a ocho meses de la fecha prevista para el ingreso de Rumania en la Uni¨®n Europea, volv¨ªa a manifestarse con rotundidad que la Securitate fue demasiado poderosa con el r¨¦gimen que la cre¨® y que su legado y vigencia va mucho m¨¢s all¨¢ de los centenares de kil¨®metros de estanter¨ªas repletas de documentos, informes y grabaciones, producidos por la red de espionaje interior m¨¢s densa jam¨¢s habida en un r¨¦gimen comunista. La Securitate est¨¢ viva, subdividida o no, ha sobrevivido presidentes y reformas y funciona hoy como una inmensa compa?¨ªa que gestiona presiones, favores, influencias y chantajes a partir de la materia prima de que dispone, informaci¨®n. No son s¨®lo datos de su antigua ¨¦poca. Gracias a su omnipresencia en el aparato y a la d¨¦cada de direcci¨®n ex comunista de la transici¨®n, su red nunca fue desmantelada. Su reforma en los Servicios Rumanos de Informaci¨®n (SRI) fue, para muchos, una simple mascarada ya que los responsables siguieron siendo los mismos, formados en la falta de escr¨²pulos de la que, en la d¨¦cada de los ochenta, acab¨® siendo la peor dictadura comunista de Europa. Si bajo las siglas del SRI se presenta una organizaci¨®n que se dice homologable con los servicios de informaci¨®n occidentales e integrado en los de la OTAN, los responsables del SRI no niegan la inmensa industria que ha generado la Securitate de forma paralela y que resulta decisiva en la lucha entre los partidos, en la lucha dentro de las estructuras de estos partidos, en los nombramientos pol¨ªticos, en la toma de decisiones en la Administraci¨®n, en la brutal competencia en la econom¨ªa legal y por supuesto en la despiadada que se libra en la ilegal y sumergida.
Mientras Ticu Dumitrescu, conmocionado, tachaba de sinverg¨¹enzas a los miembros del Partido Dem¨®crata, del Socialdem¨®crata y de Roman¨ªa Mare que le habr¨ªan impedido acceder al puesto, no lejos del Parlamento, una joven morena atractiva y elegante explicaba frente a un caf¨¦ en un restaurante de la calle Plantelor que "sin duda las redes existentes se han utilizado y se utilizan en la lucha pol¨ªtica y en la econ¨®mica. A quienes hemos entrado en la organizaci¨®n para cambiarla desde dentro nos preocupa mucho. Sin la ayuda de estas redes es pr¨¢cticamente imposible acceder a cargos relevantes en la Administraci¨®n. Por eso estamos tan interesados en buscar siempre la explicaci¨®n a un nombramiento o a un cambio de funciones". Adelina Papade es la cara amable de la Securitate, la ¨²nica visible. Esta ingeniera qu¨ªmica, con estudios en EE UU, fue captada por el SRI como "jefa de relaciones con las autoridades y las ONG". Su abuelo pas¨® siete a?os de trabajos forzosos en la construcci¨®n del Canal del Mar Negro, un proyecto de Ceaucescu que cost¨® decenas de miles de vidas. Cuando la madre de Adelina se enter¨® de su nuevo trabajo dej¨® de hablarla durante meses. Su principal trabajo es intentar convencer a la opini¨®n p¨²blica de que sus servicios secretos son como los de cualquier otro pa¨ªs. Con poco ¨¦xito. "Todos est¨¢n convencidos de que sus tel¨¦fonos siguen controlados. Pero es cierto que nadie puede descartarlo".
En la cercana sede del Nuevo Colegio Europeo, que dirige el fil¨®sofo y ex ministro Adrian Plesu, se hac¨ªa muy patente la frustraci¨®n por lo que se considera una nueva demostraci¨®n de fuerza de una supraestructura implacable. Stejarel Olaru, director del Instituto de investigaci¨®n de los cr¨ªmenes del comunismo o Marius Oprea, asesor del primer ministro, constatan que las leyes de 16 a?os no han servido de nada. Los archivos no se abren. Han seguido bajo el control de quienes los hicieron, que los utilizan y ampl¨ªan, modifican, cambian y venden, para mayor gloria y poder propios, de la Securitate.
Del terror total a la gran empresa
El "experimento Pitesti" fue la primera gran operaci¨®n de la Securitate cuando concluy¨® la fase inicial de represi¨®n que supuso muerte, prisi¨®n o huida al exilio para intelectuales, popes, militares, pol¨ªticos burgueses y propietarios. En la c¨¢rcel de esta ciudad de Valaquia se organiz¨® un proyecto piloto para la reeducaci¨®n en la que j¨®venes sospechosos, intelectuales o meramente inconformistas, hab¨ªan de competir en torturar f¨ªsica y psicol¨®gicamente a los compa?eros para hacer m¨¦ritos que acortaran la propia condena.
Era una fren¨¦tica competici¨®n entre los presos de abusos y malos tratos, de la humillaci¨®n a la mutilaci¨®n para quebrar toda empat¨ªa humana. El experimento concluy¨® en 1954 con la ejecuci¨®n de presos de la Guardia de Hierro a los que se culp¨® de todo.
Desde entonces ha cambiado mucho la empresa que tan bien describi¨® su m¨¢ximo jefe, Ion Mihai Pacepa, en su libro Horizontes rojos, publicado en 1987, el esp¨ªa de m¨¢s alta graduaci¨®n del Pacto de Varsovia jam¨¢s huido a Occidente. Pero todo el mundo sonr¨ªe en Rumania cuando se recuerda que en 1990 se decret¨® la disoluci¨®n de esta "empresa" con 50.000 agentes fijos y 700.000 informantes, fichas de casi todos los rumanos adultos, contactos e ilimitado poder de coacci¨®n en la pol¨ªtica, la Administraci¨®n, el capitalismo de despacho o los bajos fondos.
Las clases pol¨ªtica y empresarial saben que la Securitate est¨¢ omnipresente y es omnipotente al impedir hasta hoy que las fuerzas democr¨¢ticas accedan a su ingente base de informaci¨®n y desactiven as¨ª el inmenso poder que ejerce en la sombra con el tr¨¢fico de influencias, dinero y miedo.
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