El primer mas¨®n de Espa?a
La Gran Logia elige gran maestro a Jos¨¦ Carretero, el miembro m¨¢s antiguo de la instituci¨®n tras la muerte de Franco
Madrid fue ayer una aglomeraci¨®n de masones, llegados de toda Espa?a para la instalaci¨®n de un empresario catal¨¢n retirado, Jos¨¦ Carretero, como nuevo gran maestro de la Gran Logia de Espa?a. El rito iba a celebrarse en el templo en Madrid de la Gran Logia, en la calle de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, con capacidad para 100 personas. Demasiado peque?o para acoger a los m¨¢s de cuatrocientos maestros instalados -grado m¨¢ximo en esta orden inici¨¢tica- que se presentaron en la capital de Espa?a sin anunciarse. La organizaci¨®n, previsora, encontr¨® pronto una alternativa, medio apalabrada de antemano: el sal¨®n Roma del hotel Eurobuilding, al lado del templo mas¨®n. Entre los reunidos, el gran maestro saliente, el socialista Josep Corominas, psiquiatra, tambi¨¦n de Barcelona.
"No somos una sociedad secreta, pero s¨ª somos una sociedad discreta"
En 1936 hab¨ªa en Espa?a 5.000 masones y la dictadura abri¨® m¨¢s de 18.000 procesos
"No somos una sociedad secreta, pero s¨ª somos una sociedad discreta", explica el nuevo m¨¢ximo dirigente de la masoner¨ªa espa?ola. Jos¨¦ Carretero tiene 64 a?os y es mas¨®n desde los 30, cuando a¨²n viv¨ªa el dictador Franco y pertenecer a una logia era jugarse la vida o la libertad. El famoso contubernio judeo-mas¨®nico-comunista.
Sin que los historiadores hayan encontrado una causa razonable, lo cierto es que el general Franco fue un perseguidor implacable, criminal, de esta orden inici¨¢tica universal. He aqu¨ª un dato extravagante, si no fuera tr¨¢gico: Pese a no haber en tiempos de la II Rep¨²blica, entre 1931 y 1936, m¨¢s de 5.000 asociados a la masoner¨ªa, a lo sumo 6.000, la Ley para la Represi¨®n de la Masoner¨ªa y el Comunismo, de marzo de 1940, dio paso a casi 18.000 procesos y expedientes, culminados muchos de ellos en el pelot¨®n de fusilamiento, en a?os de c¨¢rcel o en un largu¨ªsimo exilio exterior o interior.
?C¨®mo se decidi¨® Carretero a entrar en la masoner¨ªa en plena dictadura, con Franco vivo y una clandestinidad que hac¨ªa pr¨¢cticamente imposible encontrar un mas¨®n dispuesto a reconocer que lo era? La respuesta tiene que ver, como casi siempre, "con los ideales, con la Ideolog¨ªa, en may¨²scula". Dice el nuevo gran maestro: "Ten¨ªa amigos que eran masones y me parec¨ªa que sus ideas eran importantes. Yo era un idealista, claro. Hab¨ªa habido en la masoner¨ªa personas importantes a las que yo admiraba, as¨ª que me decid¨ª y me fui a Italia en 1974".
?Por qu¨¦ en Italia? "Me dijeron que si iba a Francia, donde era m¨¢s f¨¢cil, m¨¢s cerca, Franco se iba a enterar y me la jugaba, con la polic¨ªa en mi casa inmediatamente. As¨ª que me fui a Italia por seguridad. Viaj¨¦ a Mil¨¢n y all¨ª se celebr¨® mi iniciaci¨®n. A efectos de la persecuci¨®n de la dictadura, yo era un se?or que viv¨ªa en Mil¨¢n y que se llamaba Pepe, o Yusepe". Todo ello "sin antecedentes familiares en la masoner¨ªa, por el ideal de pertenecer a una asociaci¨®n ilegal en Espa?a, pero famosa y respetada en todo el mundo".
Carretero, empresario de la construcci¨®n y la obra civil, tambi¨¦n del mundo de la inform¨¢tica, ya retirado, es un pionero familiar, como tantos j¨®venes salidos del apag¨®n cultural, pol¨ªtico o ideol¨®gico del franquismo. Muchos miles pasaron de hijos de la burgues¨ªa e, incluso, de la aristocracia, a dirigentes o militantes de partidos o sindicatos revolucionarios, socialistas o comunistas.
?Masones! Eran todos los partidos y sindicatos legales, e incluso se hab¨ªan celebrado ya las primeras elecciones de la predemocracia, el 15 de junio de 1977, pr¨®logo de la Constituci¨®n del 6 de diciembre de 1978, y el Gobierno de entonces a¨²n segu¨ªa oponi¨¦ndose a la legalizaci¨®n de la masoner¨ªa. Tuvo que intervenir la Audiencia Nacional, que en sentencia de mayo de 1979 desautoriz¨® los recelos franquistas del Ministerio del Interior, oblig¨¢ndole a aceptar la Gran Logia en el registro de asociaciones.
Los objetivos de la asociaci¨®n siguen siendo los cl¨¢sicos, que tanto miedo han dado a los dictadores: "Pretendemos acoger a hombres buenos que quieren ser mejores. Aqu¨ª no caben personas malas para hacerlas buenas. ?sa no es nuestra filosof¨ªa. Aqu¨ª entran hombres buenos que en la masoner¨ªa se convierten en mejores, o lo pretenden. Queremos transformar la sociedad: que sea m¨¢s justa, que haya mejores relaciones entre personas".
Est¨¢, adem¨¢s, la libertad. Esa palabra tan peligrosa explica la sa?a con que los persigui¨® Franco, opina Carretero. "Pretender explicar por qu¨¦ Franco o cualquier persona hace algo as¨ª es una presunci¨®n vana. Pero hay un dato universal. La masoner¨ªa ha estado perseguida en todos los reg¨ªmenes totalitarios. Nosotros somos hombres libres, hombres que hablamos de libertad. A Franco, como a tantos otros dictadores, eso le ten¨ªa que molestar, y el no poder controlarnos".
Se ha dicho que dos tercios de los diputados en las Cortes republicanas eran masones. Carretero sonr¨ªe. "Un tercio s¨ª ser¨ªan, pero tantos como dicen, no creo". ?Cu¨¢ntos hay ahora? "No s¨¦. Pocos".
Entre los proyectos del nuevo gran maestro est¨¢ uno poco com¨²n en el medio pol¨ªtico, pero que ¨¦l subraya como principal, santo y se?a de la asociaci¨®n que le toca dirigir. "Lo prioritario que debe hacer la masoner¨ªa es ser consecuente consigo misma. Cumplir los compromisos que se toman. Vivirlos. No basta con decir: 'Oye, seremos muy buenos', e ir a casa y olvidarlo, y hacer lo contrario de lo que se compromete uno a hacer. Para ser mas¨®n hay que cumplir".
250 logias y mucho joven
Pese a tener s¨®lo 64 a?os, Jos¨¦ Carretero es el m¨¢s antiguo miembro de la masoner¨ªa espa?ola: "El n¨²mero 12, con los once anteriores ya muertos", supone. Es la consecuencia -la historia- de un pa¨ªs sumido durante 40 a?os en el totalitarismo, donde s¨®lo por ser masonas fueron represaliadas 18.000 personas (el triple de las que realmente lo eran). As¨ª que la lenta restauraci¨®n de las logias, desde su legalizaci¨®n en 1979 -ya suman 250 logias y 2.500 asociados-, tiene una caracter¨ªstica que las distingue de sus hermanas europeas: la media de edad de los masones espa?oles no supera los 42 a?os, muy por debajo del resto de las organizaciones sociales.
Hay logias en todas las regiones, sobre todo en Catalu?a, Comunidad Valenciana y en el Sur. Muchos son extranjeros, el 30%. Se trata de ingleses o alemanes que viven su jubilaci¨®n en Espa?a, fijos o por temporadas, por el clima o porque "antiguamente todo era aqu¨ª m¨¢s barato", dice Carretero. Antes que este empresario catal¨¢n han dirigido la Gran Logia Luis Salat i Gusils y Josep Coromina i Busqueta, tambi¨¦n catalanes, y el gallego Tom¨¢s Sarobe Pi?eiro.
Sobre la catarata de libros que se publican ahora sobre la masoner¨ªa, el gran maestro dice: "Despertamos gran curiosidad, pero la mayor¨ªa est¨¢n escritos por gente desinformada, que busca ganar dinero con un tema que interesa mucho a la sociedad". El jesuita Jos¨¦ Antonio Ferrer Benimelli es, seg¨²n Carretero, el gran historiador, el m¨¢s objetivo y erudito.
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