"Ning¨²n PC aguantar¨ªa los cambios cerebrales"

Eduardo Punset (Barcelona, 1936) dirige el programa de divulgaci¨®n cient¨ªfica Redes, que se emite en La 2 desde hace 10 a?os. El viaje a la felicidad, su ¨²ltimo libro, encabeza la lista de los m¨¢s vendidos.

Pregunta. ?Internet nos hace m¨¢s o menos felices?

Respuesta. Lo que nos hace m¨¢s felices es gestionar la informaci¨®n. Cuando una paloma pisa un peri¨®dico, la informaci¨®n escrita no le dice nada. Cuando nosotros lo leemos o entramos en Internet, nos enriquecemos.

P. ?Le apetece m¨¢s relacionarse con otros a trav¨¦s de las pantallas o en persona?

R. Depende. El car¨¢cter virtual o real del objeto o persona es irrelevante para el cerebro, que reduce a un solo tipo de se?al abstracta todas las sensaciones, ya sean visuales, auditivas o de otro tipo. La diferencia entre lo real y lo virtual, como entre lo inerte y lo vivo, es m¨¢s difusa de lo que cre¨ªamos hace a?os.

P. ?Cu¨¢l es el chisme tecnol¨®gico que m¨¢s aprecia?

R. La Palm One Organizer, que casi nunca me falla.

P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s interesante que ha visto en un ordenador?

R. C¨®mo las c¨¦lulas cancer¨ªgenas van a su bola en su proceso de met¨¢stasis.

P. ?Se estropea su PC?

R. Muy poco. Ning¨²n ordenador aguantar¨ªa los cambios de hardware y software que sufre el cerebro cada minuto. Lo que le pedimos al ordenador es mucho m¨¢s suave. Si se estropea, llamo al t¨¦cnico inform¨¢tico que vive cerca o a los amigos.

P. ?Cambia de ordenador?

R. Nunca siento con el ordenador el impacto de la obsolescencia programada del que hablo en mi libro. Me doy con un canto en los dientes de que funcione como funciona. Para comprar uno nuevo, espero a que alguien me lo regale. Suele ocurrir cada dos a?os.

P. ?Qu¨¦ imagen ha puesto de fondo de escritorio?

R. Einstein, por supuesto. Pero preferir¨ªa tener la foto de Francis Bacon. ?l anticip¨® casi todo lo que nos est¨¢ ocurriendo, particularmente sobre el control biol¨®gico.

P. ?Es h¨¢bil con los SMS?

R. Casi tanto como mis hijas.

P. ?Apaga el m¨®vil?

R. He cambiado de parecer sobre esta cuesti¨®n. Hace unos a?os les dec¨ªa a mis alumnos que no se sintieran cohibidos cuando sonaba su m¨®vil en clase. Ahora, en cambio, me molesta.