El m¨¦todo Mullican

Hace medio siglo, Ernst Kris, historiador del arte y psicoanalista, defini¨® el proceso creativo como una "regresi¨®n al servicio del yo": el artista regresaba a sus primeros impulsos instintivos y el yo los controlaba y les daba forma. Algo parecido hacen los llamados "actores de m¨¦todo", ya que recurren a experiencias de su propio pasado para conseguir una actuaci¨®n que se ajusta a un determinado papel.

El artista californiano Matt Mullican (Santa M¨®nica, 1951) afronta sus creaciones desde una suerte de econom¨ªa ps¨ªquica, pues ve en la materia prima del subconsciente la fuente inacabable de la fantas¨ªa con que dota a la forma est¨¦tica. Toda la simbolog¨ªa de su trabajo parte de la psicobiograf¨ªa vuelta del rev¨¦s, lo contrario de lo que podr¨ªan ser las pr¨¢cticas psicoanal¨ªticas en el momento de analizar un sue?o, pues cuando ¨¦ste se desgrana, su estructura oculta se abre y deconstruye, mientras que con Mullican, el artista ha de reunir o construir el material creativo una vez ha pasado por cierta "catarsis" o hipnosis que le convierte en esa "otro" ("that person") capaz de sacar a la luz aquellos fragmentos de realidad que permanecieron ocultos, o aquellas acciones o procesos que ejecut¨® de forma autom¨¢tica, pero que resultan claves para nuestra percepci¨®n del mundo.

Freud lo llamar¨ªa "sublimaci¨®n", la transformaci¨®n en arte de una actividad instintiva, un proceso en el que el yo mediar¨ªa entre las pulsiones instintivas y las necesidades de la realidad. Para poder consumarlo, el artista ha de llevar su narcisismo hasta las ¨²ltimas consecuencias. El ¨¦xito de toda esa narraci¨®n ilusoria depender¨¢ de su talento expresivo.

En ese sentido, el p¨²blico que vio la retrospectiva de Mullican en la Fundaci¨®n T¨¤pies, en 2000, pudo valorar toda su "arqueolog¨ªa" simb¨®lica, "restos visibles" o "ruinas" de acciones y performances que tienen m¨¢s que ver con lo cotidiano y el presente que con la infancia. Con Mullican estamos ante un trabajo de cariz m¨¢s ling¨¹¨ªstico. Y es aqu¨ª donde aparece Lacan. Hablamos, pues, de las fuerzas motivadoras de la mirada -el impacto psicol¨®gico del ojo- frente a lo increado, algo m¨¢s duchampiano, m¨¢s dad¨¢.

La galer¨ªa ProjecteSD pre-

senta sus ¨²ltimas investigaciones sobre la percepci¨®n, c¨®mo el ser humano interpreta y valida una determinada realidad. La instalaci¨®n Learning from that Person's work -que se present¨® el a?o pasado en el museo Ludwig de Colonia- est¨¢ compuesta por una serie de paneles de s¨¢banas sobre las que est¨¢n escritas frases sobre aspectos de la vida cotidiana de "that person" -como ¨¦l la llama, en esa relaci¨®n especular o narcisista-.

Contrasta con la austeridad de esta pieza la serie de tres cajas de luz (Default Atmospheres, 2003) con im¨¢genes de falsos paisajes de belleza anodina; o el v¨ªdeo Dying Stick Figure (2001) donde el artista recupera su emblem¨¢tica figura de palo de los setenta, ese personaje "que no se hace responsable de nada" pues "ha atravesado la l¨ªnea" tras la hipnosis. Mullican nos ense?a que lo m¨¢s interesante de nuestras vidas es lo que, en general no interesa, que la magia, el misterio y la sacralidad est¨¢ (Santa Teresa dixit) entre los pucheros.