Posteridades intelectuales
French theory relata un fragmento de la historia intelectual contempor¨¢nea completamente determinante para la atm¨®sfera cultural y pol¨ªtica de nuestros d¨ªas, pero parcialmente desconocido en su detalle: el modo en que un grupo de pensadores franceses, precisamente en el momento en que su influencia estaba decayendo en su pa¨ªs, lleg¨® a convertirse, no solamente en una pl¨¦yade de "estrellas" universitarias norteamericanas, sino en suelo fundamental de los grandes debates te¨®ricos de Estados Unidos y en columna vertebral del discurso de una nueva izquierda "post-marxista" que, como todo lo dem¨¢s, ha acabado tambi¨¦n por re-exportarse a Europa.
Para comprender este complejo fen¨®meno, Fran?ois Cusset comienza dibujando la coyuntura que atravesaba el mundo acad¨¦mico transatl¨¢ntico en el momento en el que se produjo el "desembarco" de los continentales: no solamente la efervescencia del movimiento estudiantil contracultural y la renovaci¨®n producida en las humanidades por el new criticism, sino ante todo la tensi¨®n interna que en esos a?os atravesaban las instituciones de ense?anza americanas, entre la necesidad acad¨¦mica de una educaci¨®n universalista y la presi¨®n del mercado empresarial que exige adaptaci¨®n de los conocimientos a la demanda profesional. En segundo lugar, el libro describe (y ¨¦ste es su principal m¨¦rito) el gran "malentendido creador" que permiti¨® el trasplante de las doctrinas europeas y las operaciones que garantizaron su perfecto encaje en el campus yanqui: ante todo, la literaturizaci¨®n de la filosof¨ªa continental (puesto que los departamentos universitarios de literatura fueron su v¨ªa principal de penetraci¨®n) y su empleo como instrumento de an¨¢lisis y dignificaci¨®n de la cultura popular; y, enseguida, su reconversi¨®n en arsenal de un combate por el poder cultural contra el neoconservadurismo que comenz¨® en la "era Reagan" y que fue evolucionando hasta adoptar el cariz de un nacionalismo de la "mayor¨ªa moral" (blanca, protestante, anglosajona y varonil), virtualmente confundida con "la cultura occidental" o con "la civilizaci¨®n" a secas. En este laboratorio, las filosof¨ªas "francesas" de la diferencia (Foucault, Deleuze, Baudrillard, Derrida, Lyotard) fueron percibidas como la base ideol¨®gica de una respuesta izquierdista a este recrudecimiento de la derecha y acabaron catequizadas en las "pol¨ªticas de la identidad" de las minor¨ªas ¨¦tnicas, sexuales, ling¨¹¨ªsticas y religiosas, logotipo de los estudios culturales y toda su cohorte ("estudios de g¨¦nero", "estudios gay", "estudios chicanos", etc¨¦tera), que facilitaron su introducci¨®n en las ciencias sociales a trav¨¦s de la antropolog¨ªa y, despu¨¦s, en la filosof¨ªa moral y pol¨ªtica a trav¨¦s del neocomunitarismo y del multiculturalismo (?les va sonando? S¨ª, en esto como en todo, Estados Unidos nos lleva unas d¨¦cadas de ventaja). Y, aunque Cusset no dice nada de esto, en este punto uno se pregunta si la "adaptaci¨®n" de los conocimientos a la identidad de sus destinatarios es realmente una alternativa a la sin duda perversa "adaptaci¨®n" a las exigencias del mercado. Pero sigamos.
FRENCH THEORY. Foucault, Derrida, Deleuze & C¨ªa. y las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos
Fran?ois Cusset
Traducci¨®n de M. S. Nasi
Melusina. Barcelona, 2005
379 p¨¢ginas. 23 euros
Un eco de esa encarnizada
lucha ideol¨®gica entre el populismo de la mayor¨ªa y el de las minor¨ªas lleg¨® hasta Europa -que hasta entonces se hab¨ªa conformado con cobrar los dividendos de prestigio correspondientes a la importaci¨®n de mercanc¨ªas filos¨®ficas a la naci¨®n m¨¢s poderosa de la tierra- con el llamado "asunto Sokal": la denuncia de un grupo de cient¨ªficos norteamericanos contra la "ret¨®rica vac¨ªa" del pensamiento franc¨¦s y contra el modo en que estaba minando el rigor y el vigor de las instituciones liberales.
Y es en la reacci¨®n de la opini¨®n intelectual francesa a esa pol¨¦mica en donde Cusset ve un caso de desgracia y de miop¨ªa: miop¨ªa porque, para evitar que la joven Am¨¦rica le hurtase la marca registrada de la Ilustraci¨®n, se ali¨® con el "humanismo liberal" y, por tanto, contra sus propios v¨¢stagos, poniendo fin a la ¨²ltima plataforma de influencia mundial de la gran cultura francesa (que tiene tanta tendencia a confundirse con la esencia de la izquierda como el neoconservadurismo a confundir el american way of life con la civilizaci¨®n), que desde entonces no ha hecho m¨¢s que retroceder; y desgracia porque seg¨²n el autor contribuy¨® a la "derechizaci¨®n" generalizada, ofreciendo a sus hijos bastardos, como ¨²nica oportunidad de "retornar a la patria", la de reciclarse al modo conservador en las nuevas estructuras del Estado asistencial o en la administraci¨®n de empresas, puesto que las universidades ya no est¨¢n para experimentos sino para dar rendimientos r¨¢pidos. French theory es, por tanto, un mapa solvente de este "equ¨ªvoco fruct¨ªfero" y una invitaci¨®n a re-evaluar las filosof¨ªas que se encontraron presas en su movimiento, aunque no es esa re-evaluaci¨®n sino un ejercicio estimulante de historia social del conocimiento. Sin embargo, hay una raz¨®n por la cual conviene leer este libro aunque uno no sea franc¨¦s (ni por tanto pueda lamentarse de la decadencia de la influencia de su gran cultura en el mundo) ni estadounidense (ni por lo tanto pueda enorgullecerse de la capacidad de absorci¨®n y recreaci¨®n din¨¢mica de sus instituciones culturales o apenarse de la penetraci¨®n del gusano de la extravagante impostura francesa que corrompe el sano liberalismo nacional): y es que se llega a comprender el significado del t¨¦rmino post aplicado a la cultura (o sea, el ¨¦xito de etiquetas como postmodernidad, postestructuralismo, postilustraci¨®n o postnacionalismo, entre otros cientos): post-it -la f¨®rmula es del Canard encha?n¨¦-, se pegan por todas partes. En los tiempos inmediatamente siguientes a la Segunda Guerra Mundial, todo lo que ven¨ªa de Estados Unidos era "nuevo" en el sentido de que renovaba o rejuvenec¨ªa las tradiciones europeas (el imperialismo era un "neo-colonialismo", la filosof¨ªa anal¨ªtica norteamericana un "neo-positivismo", etc¨¦tera); hoy, perdido completamente el impulso jovial de los pioneros, Estados Unidos ha dejado de ser el laboratorio de la renovaci¨®n de las ideas europeas para convertirse en su nicho funerario: es el futuro de Europa (y del mundo entero), su despu¨¦s absoluto e irrenunciable, su destino inapelable y el lugar en donde llegan a ser lo que eran, en donde revelan la verdad de lo que habr¨¢n sido en la historia. Son nuestra posteridad intelectual.
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