"Quiero ahorrar para poder irme"
En una cafeter¨ªa a tiro de piedra del metro de Chueca, trabaja como camarero este b¨²lgaro de alegres ojos verdes. Ivaylo Valentinov Obretenov, o Ivo, como prefiere que le llamen, tiene 37 a?os y vive en Madrid desde hace tres y siete meses. Su mayor: "Quiero ahorrar para poder irme". Piensa en volver a su pa¨ªs o irse a trabajar a Centroeuropa. Ivo comparte con su madre un piso en el distrito de Tetu¨¢n.
Naci¨® en Lom, al norte de Bulgaria. Con s¨®lo unos meses se fue con sus padres a Gabrovo, una ciudad del centro del pa¨ªs. "No echo mucho de menos a los m¨ªos porque cuando era joven ya tuve la experiencia de vivir lejos de casa", dice.
Ivo particip¨® en la misi¨®n de paz que Naciones Unidas envi¨® a Camboya, en 1992, despu¨¦s de la ca¨ªda del r¨¦gimen del Jemer Rojo. "Ten¨ªa 22 a?os y pas¨¦ un a?o y medio all¨ª. Aprend¨ª a hablar y escribir camboyano", cuenta. No guarda buenos recuerdos: "Hab¨ªa muchos frentes y participe en varias batallas. Me vi obligado a disparar y matar a gente. En ese momento ni lo piensas", afirma muy serio. "El objetivo de la misi¨®n era organizar las elecciones", explica.
Despu¨¦s de hacer un curso t¨¦cnico para trabajar con m¨¢quinas en la industria del zapato, Obretenov trabaj¨® en este oficio menos de un a?o en su pa¨ªs. "Antes de venir a Espa?a he sido vendedor de productos farmac¨¦uticos durante muchos a?os", cuenta. "Ten¨ªamos muchos clientes pero con la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista y la apertura a los mercados extranjeros el trabajo empez¨® a disminuir y por eso decid¨ª irme antes de que me echasen", a?ade.
Para venir a Espa?a, Ivo vendi¨® su coche, un BMW de segunda mano. "En Bulgaria no hab¨ªa industria automovil¨ªstica. A veces ten¨ªas que esperar cinco o seis a?os para conseguir uno, por eso compr¨¢bamos los coches viejos de los turcos que cruzaban el pa¨ªs", dice ri¨¦ndose.
Ivo eligi¨® Espa?a para emigrar porque cre¨ªa que era m¨¢s f¨¢cil conseguir el permiso de trabajo, que sin embargo no logr¨® hasta hace siete meses. El primer lugar donde vivi¨® fue en un piso con unos ecuatorianos, "trabaj¨¢bamos colocando carteles de publicidad en la calle". Cuando lleg¨® no sab¨ªa espa?ol, ten¨ªa que hablar en ingl¨¦s. "Aprend¨ª mucho con mis compa?eros y estudi¨¦ con una asociaci¨®n de ayuda a inmigrantes". Despu¨¦s de los carteles, todos sus trabajos han sido en la hosteler¨ªa.
Obretenov imagina su futuro en Alemania o en la Rep¨²blica Checa; otra posibilidad es volver a su ciudad. "Me gusta Madrid pero prefiero los pa¨ªses del norte. Las ciudades son m¨¢s limpias y la gente las cuida m¨¢s", dice. "Mis sitios preferidos est¨¢n fuera de la capital, donde hay agua y naturaleza", aclara. "Creo que la situaci¨®n en mi pa¨ªs empieza a mejorar. Entraremos en la Uni¨®n Europea y espero poder volver dentro de dos o tres a?os".
La madre de Ivo vino hace dos a?os. "Cuida de una anciana de familia vasca. Todav¨ªa no sabe hablar espa?ol y por eso le escribo varias respuestas a posibles preguntas. Parece que es muda, pero funciona", explica.
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