El pre¨¢mbulo del Estatuto

En el debate parlamentario del 15 de marzo de 2006, sobre la reforma del Estatuto catal¨¢n, Zapatero asegur¨® a Rajoy que todo lo pactado hasta el momento era impecablemente constitucional. Y acertaba de pleno. En cambio, en los media de tinte conservador se interpreta que, seg¨²n lo escrito, se reconoce a Catalu?a como una naci¨®n, ya que en el Pre¨¢mbulo se establece claramente que "el Parlamento de Catalu?a, recogiendo la voluntad y el sentimiento de la ciudadan¨ªa de Catalu?a, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Catalu?a como una naci¨®n". Lo entrecomillado es literal y no pasa de ser una declaraci¨®n de intenciones en la que se hace constar la definici¨®n que de Catalu?a hace su propio Parlamento (?no el Parlamento espa?ol!). De aqu¨ª que no sea cierto que en esas l¨ªneas se "establece" que Catalu?a sea una naci¨®n. Porque no es en el pre¨¢mbulo, es en "lo que cuelga", es decir, en el articulado de las grandes disposiciones donde se "establecen" las estipulaciones con fuerza legal de obligar. Por la ¨ªndole de sus contenidos los pre¨¢mbulos de los textos legales, al carecer de valor jur¨ªdico, son intr¨ªnsecamente constitucionales.

Que el subsiguiente art¨ªculo 1 del Estatuto es impecablemente constitucional ofrece todav¨ªa menos duda puesto que su texto calca literalmente lo que dice el art¨ªculo 2? de la vigente Constituci¨®n de 1978: "La Constituci¨®n se fundamenta en la indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola... y reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran". ?Caramba! Y ?cu¨¢les y qu¨¦ son las "nacionalidades" (en plural) como algo distinto a la nacionalidad espa?ola (en singular) a la que alude el art¨ªculo 11? Vaya barullo. Este art¨ªculo clave de la parte dispositiva es (por su ostentosa ambig¨¹edad) cuando menos lioconstitucional. Ya que deja en evidencia dos cuestiones no balad¨ªes: 1. La contradicci¨®n entre la unidad indivisible de la Naci¨®n espa?ola y el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades varias que la integran (cuando nadie sabe lo que nacionalidad es) y 2. Lo dif¨ªcil que, sobre una base tan equ¨ªvoca, resulta precisar nuestra forma de Estado. Sin esa redacci¨®n mostrenca, qu¨¦ sencillo ser¨ªa entender que Espa?a es una Naci¨®n integrada ?federalmente? por comunidades aut¨®nomas (como EE UU, Suiza o la actual Alemania).