La vocaci¨®n atl¨¢ntica
En estos d¨ªas en que los inmigrantes llenan las calles y plazas de este pa¨ªs al grito mexicano de "S¨ª se puede", este congreso no puede sino recoger la demanda de esas voces y reconocer el poder que en ellas anuncia el porvenir.
Como dijo una mujer hisp¨¢nica en la muchedumbre: "Queremos humanizar la frontera". ?Y qu¨¦ otra cosa hemos hecho los hispanohablantes sino humanizar la violencia, dialogando y negociando con ella? Tambi¨¦n por eso, nuestro trabajo reconoce que la forma de esta biograf¨ªa trashumante es la del di¨¢logo dirimente, donde adquirimos la identidad del turno, el lugar del plazo y el futuro del relevo. Queremos compartir un mundo hecho posible por la conversaci¨®n del camino.
La lectura transatl¨¢ntica busca conceptualizar ese desborde fronterizo, levantar el mapa de los entrecruzamientos de la mezcla, all¨ª donde lo moderno se define como espacios en crecimiento, gestados por la creatividad y la cr¨ªtica. Por eso, para ir m¨¢s all¨¢ de los marcos nacionales y melanc¨®licos de lectura, hemos propuesto ver las obras de cultura entre varias orillas y lenguas, m¨¢s all¨¢ de los archivos can¨®nicos, a la luz de una lectura que las desata en su proceso, desplegadas y, tal vez, inexhaustas.
?sta es una lectura pol¨ªtica porque disputa el gravamen de los or¨ªgenes, se sit¨²a en el debate de la esfera p¨²blica, y se debe a la hip¨®tesis en construcci¨®n de un internacionalismo poshegem¨®ni-co y antihomog¨¦neo. En EE UU, donde los estudios internacionales insisten, provincianamente, en definirse a partir de la "seguridad nacional", nosotros creemos que se deben al di¨¢logo inmediato, a los derechos humanos, y al drama de las migraciones.
Con algunas, todav¨ªa pocas, universidades de Espa?a hemos propiciado encuentros atlantistas. En la Universidad Complutense de Madrid y en la Casa de Am¨¦rica nos hemos reunido en varios coloquios compartidos con la C¨¢tedra Julio Cort¨¢zar de la Universidad de Guadalajara; y lo volveremos a hacer a fines de este mayo con la C¨¢tedra Alfonso Reyes del Tecnol¨®gico de Monterrey. Pero en el balance de estos 10 a?os de trabajos atl¨¢nticos, hay que decir que el di¨¢logo con las universidades espa?olas es a¨²n laborioso. Todav¨ªa son escasas las c¨¢tedras de literatura latinoamericana. Que yo sepa, tienen un solo catedr¨¢tico latinoamericanista las universidades de Salamanca, Aut¨®noma de Madrid, Oviedo, Pa¨ªs Vasco, Huesca, M¨¢laga, Alicante, Granada y Galicia; hay dos en las de Murcia, Tenerife y Las Palmas; y hay tres en las de Sevilla y Complutense de Madrid. Pero m¨¢s notorio es que en Barcelona, con lo mucho que la literatura latinoamericana ha significado en la ciudad de la imprenta, no haya un solo catedr¨¢tico de letras latinoamericanas. Es cierto que en las facultades m¨¢s j¨®venes cunde el talante del di¨¢logo, pero todav¨ªa domina el mon¨®logo de una filolog¨ªa decimon¨®nica y nacionalista, a pesar de quienes la renuevan y hasta democratizan.
A veces uno se pregunta si la Universidad espa?ola ser¨¢ lo ¨²ltimo que nos queda del franquismo. Estuvo basada en el poder autorizado, la autoridad disciplinaria, el autoritarismo hereditario. Con todo, los j¨®venes tomar¨¢n su lugar, m¨¢s pronto de lo que parece, y volveremos al Romance pluriling¨¹e y trotamundos.
Julio Ortega dirige el Proyecto Transatl¨¢ntico en Brown University, Providence, EE UU donde acaba de inaugurar con estas palabras el III Congreso de Di¨¢logo Atlantista.
Babelia
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