Entre tinieblas
Cuando, en 1975, Stanley Kubrick afront¨® el rodaje de Barry Lyndon, ambientada en el siglo XVIII, pretendi¨® rodar diversas secuencias de interior a la luz de las velas. Pero John Alcott, su director de fotograf¨ªa, y ¨¦l mismo, calcularon que, por muchas velas que usaran en una escena, el nivel luminoso estar¨ªa siempre por debajo de lo necesario para la mayor parte de las pel¨ªculas y las lentes. Por lo que, fiel a su tradici¨®n de exigencia, el director se esmer¨® en la b¨²squeda de lentes que no disminuyeran mucho la profundidad de campo, e incluso de velas fabricadas con una cera especial. El resultado fue asombrosamente realista y, al tiempo, bell¨ªsimo. Laurence Dunmore, realizador debutante, parece que pens¨® algo semejante para el rodaje de The Libertine, ambientada en el siglo XVII casi exclusivamente en interiores. Sin embargo, sus frutos dejan much¨ªsimo que desear, pues ha confeccionado una pel¨ªcula en continuas tinieblas plagada de grano, en la que (salvo los primer¨ªsimos planos) ni se definen los rostros ni se aprecian los escenarios. Desde luego, si ¨¦se era su objetivo, no se llegan a entender las motivaciones que le han llevado a ello.
THE LIBERTINE
Direcci¨®n: Laurence Dunmore. Int¨¦rpretes: Johnny Depp, Samantha Morton, John Malkovich, Rosamund Pike. G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2004. Duraci¨®n: 114 minutos.
El pr¨®logo, con el protagonista explicando sus intenciones en primer plano y mirando a c¨¢mara (el segundo de la semana, pues Spike Lee hace lo mismo en el inicio de Plan oculto), es muy atractivo. Basada en una celebrada obra teatral de finales de los a?os ochenta, escrita por el brit¨¢nico Stephen Jeffreys, la pel¨ªcula es un canto al desenfreno vital, sexual, alucin¨®geno y alcoh¨®lico que tiene su ra¨ªz evidente en el personaje y en la obra del marqu¨¦s de Sade. El protagonista de The Libertine, interpretado con convicci¨®n por Johnny Depp, es un deslenguado y provocador poeta y dramaturgo que desarrolla su trabajo y sus vicios en tiempos de la corte de Carlos II, conocido como el Alegre Monarca y famoso por sus hijos ileg¨ªtimos y por el apoyo a las artes. Sin embargo, en el gui¨®n de Jeffreys para la pel¨ªcula, los asuntos pol¨ªticos nunca llegan a comprenderse del todo.
Confusa narrativamente, aunque punteada por diversas escenas de una innegable brillantez en los di¨¢logos, la historia siempre se ve perjudicada por la opci¨®n est¨¦tica escogida por Dunmore (hasta ahora, realizador de videoclips de grupos como G¨®mez o Stereophonics).
La intenci¨®n realista del director en la fotograf¨ªa suena impostada, falsamente provocadora. Entre otras cosas porque a la penumbra casi perpetua de la pantalla hay que a?adir el temblor provocado por la c¨¢mara al hombro y los espor¨¢dicos desenfoques. Demasiadas trabas visuales para tan poca rentabilidad.

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