Tan desgarrada como esperanzadora

En la ¨²ltima d¨¦cada, la compositora finlandesa Kaija Saariaho ha pasado de tener como modelo de inspiraci¨®n a Teresa de ?vila, en un ciclo de canciones para soprano y coro femenino que lleva por t¨ªtulo Ch?teau de l'?me, a buscar sus fuentes de creaci¨®n musical en Simone Weil. El oratorio La passion de Simone, escrito por Amin Maalouf, partiendo de la vida y pensamiento de la fil¨®sofa, se estrenar¨¢ en Viena el pr¨®ximo noviembre, en un proyecto coproducido tambi¨¦n por Los ?ngeles, Nueva York y Londres. No se anda por las ramas Saariaho. La espiritualidad, la indagaci¨®n en los mundos interiores llena de significado su ¨¦tica y su est¨¦tica. Las concesiones al ¨¦xito inmediato no son para ella, y as¨ª ha partido en su segunda ¨®pera de temas como la maternidad y la guerra, o, si se quiere, del debate entre la venganza y el perd¨®n de una mujer violada en tiempos de conflicto b¨¦lico.

El escritor liban¨¦s Amin Maalouf ha endurecido el discurso respecto a su primera ¨®pera con Saariaho -L'amour de loin tuvo un triunfo espectacular en Salzburgo en su estreno en 2000- y, siguiendo fiel a su pensamiento de que el arte l¨ªrico es el lugar privilegiado donde se encarnan las par¨¢bolas, los mitos y las pasiones humanas, ha situado Adriana Mater en un espacio intemporal de enfrentamiento, que es en cierto modo una s¨ªntesis de los Balcanes, Irak y otros ¨¢mbitos de destrucci¨®n irracional, y ha emplazado al violador en campo amigo y no en el del adversario, con lo que el desgarramiento alcanza otras proporciones. La reflexi¨®n sobre la condici¨®n humana impregna hasta el ¨²ltimo poro de esta ¨®pera.

La pareja Saariaho-Maalouf se complementa a las mil maravillas. Pero la ¨®pera de nuestros d¨ªas reclama otro tipo de complicidades. La del equipo esc¨¦nico, por ejemplo. Es ah¨ª donde aparece Peter Sellars para imprimir un sello humanista a la historia, con una direcci¨®n de actores sobria y eficaz, y con una ambientaci¨®n misteriosa e inquietante de George Tsypin, que juega con un concepto escult¨®rico de devastaciones y ruinas en materiales pl¨¢sticos casi irreales, y con una iluminaci¨®n atenuada de colores que profundiza en la parcela de los sentimientos. Tambi¨¦n el organizador art¨ªstico entra de lleno en la serie de complicidades, y en este caso G¨¦rard Mortier es reincidente con el tr¨ªo Maalouf-Saariaho-Sellars.

Atm¨®sferas ideales

Luego est¨¢ el director musical Esa-Pekka Salonen, un m¨²sico extraordinario en todos los sentidos, que contin¨²a en Par¨ªs su ciclo oper¨ªstico sobre el amor y la muerte despu¨¦s de su extraordinaria inmersi¨®n en Trist¨¢n e Isolda la temporada anterior, tambi¨¦n con Sellars. El m¨²sico finland¨¦s controla maravillosamente todos los flujos del sonido, esos coros que, gracias a programas de especializaci¨®n inform¨¢tica, envuelven al espectador con un sonido directo y crean atm¨®sferas ideales para situar el dolor y la b¨²squeda de salidas morales de los personajes; esa melod¨ªa de nuestro tiempo arropada por una orquesta tan rica de expresi¨®n sonora como vinculada a los pormenores de un canto nada sentimental y, sin embargo, conmovedor. Respondieron admirablemente los cuerpos estables de la ?pera Nacional de Par¨ªs y respondi¨® el p¨²blico -bastante m¨¢s joven de lo habitual en los teatros europeos- con un entusiasmo indescriptible, muy superior al que muestra en muchas ¨®peras de repertorio.

La ¨®pera de nuestros d¨ªas tiene exigencias muy particulares. Dos de ellas son la tensi¨®n dram¨¢tica permanente en funci¨®n de la emoci¨®n musical y la integraci¨®n de m¨²sica-texto-interpretaci¨®n y teatro. Adriana Mater es un modelo en ello. Un regalo en la resoluci¨®n textual de un conflicto donde permanece a pesar de todo la esperanza, y en un terreno de abrir ventanas a una ¨®pera del futuro que indaga en el coraz¨®n profundo del ser humano desde las perspectivas de la palabra, el teatro y la m¨²sica.