Puro nervio azulgrana

El cl¨¢sico m¨¢s decisivo de los ¨²ltimos tiempos se ventil¨® a dentelladas, como era previsible. Lo gan¨® el Winterthur Barcelona porque lleg¨® m¨¢s entero a los instantes finales y jug¨® con un punto m¨¢s de nervio que el Real Madrid. Se bati¨® con todas las de la ley el Madrid pero le falt¨® esa brizna de decisi¨®n que se requiere para llevarse un partido de semejante vuelo en el Palau Blaugrana. Bullock fall¨® una ristra de triples, hasta tres en los dos ¨²ltimos minutos. Alguno de ellos pudo cambiar las cosas pero el Barcelona lleg¨® con una peque?a pero valios¨ªsima ventaja al momento de la verdad. Es cierto que el Madrid lleg¨® a empatar a 69 puntos a falta de casi dos minutos de la conclusi¨®n. Pero el Barcelona manej¨® esa peque?a ventaja durante todo el ¨²ltimo cuarto. Eso desgasta al m¨¢s pintado. Los fallos finales de Bullock, imponente en otras fases del partido, no hicieron sino reflejar el desgaste con el que ¨¦l y su equipo llegaron a ese tramo decisivo.

Parad¨®jicamente, todo empez¨® al rev¨¦s de como acab¨® en un partido en el que no hubo manera de que nadie se impusiera de una forma neta. Maljkovic mueve las piezas con tal astucia que da la sensaci¨®n de que todo es natural, f¨¢cil. No hay mejor s¨ªntoma para un equipo. Frente al atronador ambiente del Palau, en una situaci¨®n tan cr¨ªtica y decisiva, nada mejor para los jugadores que contar con un entrenador capaz de transmitir ese punto de calma, esa sensaci¨®n de tenerlo todo bajo control. La suya es una autoridad mayest¨¢tica frente al gesticulante proceder de Ivanovic. El Madrid jug¨® los primeros minutos de libro. Defendi¨® muy debajo de su aro frente a un Barcelona que, de tanto lanzar al tunt¨²n denot¨® una ansiedad incompatible con el tono que requer¨ªa el partido. Williams es un magn¨ªfico jugador. Decidi¨® el primer partido. Pero a veces se aturulla. Lanza cuando no debe. Desespera a Ivanovic y en lugar de aglutinar, desparrama el juego de su equipo.

La comodidad del Madrid se fundament¨® en la impresionante punter¨ªa de sus tiradores que acumularon cinco canastas de tres en sus seis primeros intentos. No fue s¨®lo una cuesti¨®n de precisi¨®n. El Madrid busc¨® ventaja en los emparejamientos de Gelabale con Navarro, m¨¢s alto el franc¨¦s, y de Bullock con De la Fuente, m¨¢s r¨¢pido el estadounidense. Movi¨® bien la pelota, incluso consigui¨® entreg¨¢rsela en magn¨ªficas condiciones a Reyes y Hamilton a tres o cuatro metros del aro. El Madrid defendi¨® ocasionalmente en zona y mand¨® de entrada. El marcador lo atestigu¨®: 6-14.

El Barcelona reaccion¨® de la mano de Fucka que se faj¨® bajo los aros como no lo hizo ning¨²n otro p¨ªvot. Kakiouzis es m¨¢s listo para buscar las situaciones de tiro f¨¢cil ya sea triple o la recepci¨®n de un pase bajo el aro, pero fue fundamental la capacidad de Fucka para romper la l¨ªnea de p¨ªvots madridista, para forzar faltas y para capturar rebotes, especialmente en un partido en el que Marconato actu¨® por debajo de lo que en ¨¦l es habitual aunque aport¨® lo suyo en los instantes finales.

El Barcelona igual¨® el partido, que se espes¨® defitivamente en los inicios del tercer cuarto. Las defensas dieron una vuelta de tuerca. El Madrid se pas¨® cinco minutos sin anotar una canasta. El Barcelona no pudo poner tierra de por medio porque fall¨® un mont¨®n de tiros libres, uno de los aspectos esenciales en partidos de este calibre. Otro es el rebote. No dej¨® que desear como en partidos anteriores el Barcelona en ese apartado. La entrada de un jugador poco habitual como Grimau signific¨® un soplo de aire fresco para su equipo. Movi¨® el bal¨®n con cierta soltura pero sobre todo fue certero en un par de pases, en un tiro, en un rebote, en un robo de bal¨®n. Muchos pocos que fueron llenando el cesto y que obligaron a Ivanovic a retrasar la reincorporaci¨®n de Williams al juego.

Adquiri¨® ventaja el Barcelona, 59-52. Pareci¨® en disposici¨®n de evitar un final ag¨®nico. Casi lo consigui¨®. Pero su juego carece de la continuidad necesaria para convertirse en un rodillo. El Madrid tuvo su oportunidad pero lleg¨® demasiado apurado al final. Y adem¨¢s, le falt¨® ese punto de nervio que caracteriza precisamente el juego del Barcelona, el que le ha metido en la Final a Cuatro de Praga.