Valerosas mujeres marcadas
La "liquidaci¨®n" de los casi 45.000 jud¨ªos de la ciudad lituana de Kaunas comenz¨® a mediados de junio de 1941 con la llegada de los primeros soldados alemanes en su avance hacia Rusia. Grupos de partisanos nacionalistas aut¨®ctonos recibieron a los invasores como "libertadores", ya que Lituania se hallaba desde 1940 bajo el dominio de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En su celo por agradar a los nuevos amos antisemitas, los partisanos organizaron pogromos y durante los primeros d¨ªas de la invasi¨®n perpetraron cientos de asesinatos.
Las familias jud¨ªas, asentadas desde tiempos inmemoriales en Kaunas, fueron expulsadas de sus casas; se les robaron sus enseres y propiedades y, finalmente, fueron confinadas masivamente en una zona pobre de la ciudad transformada en gueto, donde tuvieron que subsistir en condiciones miserables.
ESTA NI?A DEBE VIVIR
Helene Holzman
Edici¨®n de Reinhard Kaiser y Margarete Holzman
Traducci¨®n de Carlos Fortea
Galaxia/C¨ªrculo. Madrid, 2006
396 p¨¢ginas. 18,90 euros
Durante los meses siguien
tes, tanto en Kaunas como en la vecina Vilna los alemanes emprendieron diversas "acciones", algunas especialmente crueles, dirigidas a erradicar "la plaga jud¨ªa". Comandos de exterminio de las SS y patriotas lituanos fusilaron en masa a miles de personas de la "raza inferior"; ancianos, mujeres y ni?os fueron conducidos como reba?os a grandes explanadas o a los bosques cercanos, obligados a desnudarse, apilar la ropa y cavar sus propias tumbas para luego morir abatidos a tiros.
Cuando en agosto de 1944 el Ej¨¦rcito Rojo volvi¨® a ocupar Kaunas en su avance definitivo hacia Alemania, el gueto hab¨ªa dejado de existir: los alemanes lo redujeron a cenizas antes de retirarse. Trasladaron a sus ¨²ltimos habitantes a campos de concentraci¨®n en Polonia, donde perecieron. Los pocos jud¨ªos que, a pesar de todas las desgracias, sobrevivieron en Kaunas no se lo deb¨ªan ni a los lituanos ni a los rusos, sino al coraje y la bondad de un pu?ado de personas concretas, sin ideolog¨ªa pol¨ªtica o especial apasionamiento por una nacionalidad definida, tales como Helene Holzman (1891-1975), autora de estas estremecedoras memorias. Era alemana de nacimiento, lituana de adopci¨®n, descendiente de jud¨ªos, pintora de renombre y profesora de dibujo; estaba casada con un intelectual cosmopolita, Max Holzman, alem¨¢n, aunque parece que de sangre "contaminada"; su pasi¨®n era la literatura y se dedicaba al comercio de libros.
Con la entrada de las primeras tropas alemanas en Kaunas se trunc¨® de golpe el destino de los Holzman. Max y Marie -la mayor de las dos hijas del matrimonio- fueron detenidos de inmediato por partisanos cazajud¨ªos. Al librero lo fusilaron al d¨ªa siguiente; Marie volvi¨® a casa, pero al ser una pacifista que incluso visitaba en el hospital a los soldados alemanes heridos para convencerlos de la inutilidad de la guerra, acab¨® por caer otra vez en manos de los patriotas. Encarcelada durante semanas, la asesinaron en diciembre de 1941 durante la llamada "gran acci¨®n", que cost¨® la vida a los detenidos pol¨ªticos y a 10.000 jud¨ªos de Kaunas.
Tras perder a su marido y a
Marie, a Helene s¨®lo le quedaba Margarete, la hija peque?a. En su desesperaci¨®n y a la vista del desmoronamiento moral que la rodeaba, del peligro que corr¨ªa su vida, s¨®lo la mantuvo viva la idea de que su peque?a deb¨ªa vivir a toda costa. De ah¨ª el t¨ªtulo que m¨¢s adelante adoptar¨ªan sus recuerdos. Madre e hija se libraron de momento de ir al gueto por su procedencia alemana. Abandonaron su espaciosa casa y se refugiaron en la peque?a caba?a de dos rusas, Las Natachas.
En torno a las nuevas amigas acab¨® form¨¢ndose un c¨ªrculo exclusivamente femenino -los maridos, novios, hijos, hab¨ªan muerto o estaban presos- que emple¨® toda su fortaleza e ingenio en ayudar a los habitantes del gueto, bien envi¨¢ndoles comida, escondida de mil maneras, o bien llegando incluso a evadir personas a trav¨¦s de las alambradas, sobre todo ni?os, a los que luego alimentaban y daban cobijo.
Estos "tres cuadernos" los redact¨® Helene en el a?o 1944, a salvo ya de la locura colectiva que le toc¨® padecer, pero acusando las huellas indelebles del sufrimiento: su prosa concisa, su objetividad exenta de sentimentalismo son un poderoso ant¨ªdoto contra la punzada de unos hechos traum¨¢ticos, indelebles e imperdonables. Por lo dem¨¢s, si por una parte el relato testimonia la transformaci¨®n de cientos de ciudadanos "normales" en bestias feroces ¨¢vidas de rapi?a, si da cuenta de los cr¨ªmenes perpetrados por lituanos y nazis, por otra da fe de la grandeza humana de esas valerosas mujeres, todas ellas "marcadas", como se?ala Holzman, con la estrella amarilla que deb¨ªan llevar como distintivo los jud¨ªos, o con el hierro candente e invisible de la vida rota.
El prestigioso premio alem¨¢n Hermanos Scholl le fue concedido a Esta ni?a debe vivir con la observaci¨®n de que "en su calidad de testimonio individual impresionante y profundo bien merec¨ªa figurar junto a los diarios de Ana Frank y Victor Klemperer". En cualquier caso, la historia de Helene Holzman y sus amigas demuestra que a las locuras colectivas provocadas por ideolog¨ªas y fanatismos siempre acaba por opon¨¦rsele el valor individual, hijo del amor a la libertad y la solidaridad espont¨¢nea con los que sufren; y que la saludable educaci¨®n humanista, encaminada a salvaguardar la dignidad humana, cuando arraiga en buena tierra da sin r¨¦mora sus frutos.
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