El talento italiano
Berlusconi ha creado un espect¨¢culo de ¨®pera con la crisis entre bastidores
Silvio Berlusconi, cuyo nombre ya por s¨ª solo evoca el mundo de la revista, del burlesque, lleva a?os contribuyendo al regocijo internacional con sus gestos histri¨®nicos, sus pa?uelos en la cabeza y sus bromas de mal gusto. En unas elecciones de dram¨¢tico suspense, los animados intercambios entre el Cavaliere Berlusconi y el Professore Romano Prodi han recordado a los del Capit¨¢n y el M¨¦dico en la commedia dell'arte tradicional. Y con un ¨²ltimo coup de th¨¦?tre: mientras se aguarda el resultado definitivo, ha sido capturado en una granja cercana a la peque?a ciudad de Corleone el capo di tutti capi de la mafia siciliana, el aut¨¦ntico Padrino, despu¨¦s de vivir m¨¢s de cuatro d¨¦cadas como fugitivo. No dice ni una palabra. La vida y el arte, la realidad y la ficci¨®n, se han vuelto casi imposibles de distinguir, como en uno de los canales de televisi¨®n de Berlusconi.
El crecimiento total en los cinco a?os que ha estado Berlusconi en el poder es del 3,2%, el peor de todos los Estados miembros de la UE
La coalici¨®n de Prodi es amplia y heterog¨¦nea, y los comunistas, que fueron la ruina de su ¨²ltimo Gobierno, han obtenido resultados muy buenos
Cualquier c¨¢lculo racional indica que no parece que el Gobierno entrante vaya a poder hacer las profundas reformas que claramente necesita Italia
Un gran espect¨¢culo de ¨®pera al que asistimos en medio de los paisajes m¨¢s bellos y la arquitectura m¨¢s sublime, en compa?¨ªa de los hombres y mujeres m¨¢s elegantes y divertidos, mientras degustamos la comida m¨¢s maravillosa y bebemos el mejor vino y el mejor caf¨¦ de toda Europa.
Como en La Scala
Si todo el mundo hubiera pagado una entrada para disfrutar del placer y la diversi¨®n que ha proporcionado Italia durante los cinco ¨²ltimos a?os, la econom¨ªa italiana estar¨ªa desbordante. Por desgracia, no fue as¨ª. E Italia, como el teatro de ¨®pera de La Scala, vive una crisis entre bastidores. Bajo la direcci¨®n de un partido cuyo nombre, Forza Italia, procede del eslogan que se grita en los partidos de f¨²tbol, el pa¨ªs no ha avanzado absolutamente nada. El a?o pasado tuvo un crecimiento econ¨®mico cero. Su crecimiento total en los cinco a?os que ha estado Berlusconi en el poder es del 3,2%, el peor de todos los Estados miembros de la Uni¨®n Europea. El paro juvenil se aproxima al 25%. La deuda p¨²blica bruta representa m¨¢s del 100% del PIB. La productividad y la competitividad est¨¢n estancadas o en retroceso. Todos los consumidores italianos saben que los comerciantes aprovecharon la conversi¨®n al euro para disparar los precios de una cerveza, una pizza o un incomparable espresso.
El pa¨ªs se ha derrumbado en los cuadros comparativos sobre competitividad, porque no ha sabido hacer frente ni a las exigencias de la eurozona "para todos" ni a los retos de la globalizaci¨®n. Las cosas que hace mejor -el sector textil o el de la piel- las pueden exportar por mucho menos dinero China o India. Una poblaci¨®n nativa envejecida, pensiones insuficientes, inmigrantes mal integrados... cualquier cosa en la que se piense, Italia la tiene. Aqu¨ª se encuentran todas las maravillas de la vieja Europa, y todos sus problemas.
A todo esto hay que a?adir un nuevo sistema electoral introducido por el Gobierno de Berlusconi el pasado oto?o. Esta semana he hablado con Peter Eicher, el jefe de la delegaci¨®n de la OSCE que ha observado las elecciones italianas. Eicher elogi¨® muchos aspectos del "saludable ambiente democr¨¢tico" del pa¨ªs, y no cay¨® en la tentaci¨®n de comparar las elecciones italianas con las de Ucrania o Bielorrusia, pero s¨ª mencion¨® dos ¨¢reas que le preocupaban. Una, la tendenciosidad de las informaciones en los canales comerciales de televisi¨®n que posee Berlusconi y los canales p¨²blicos en los que ¨¦l influ¨ªa como primer ministro saliente. (En un informe del a?o 2005, Freedom House afirma que Italia es s¨®lo "parcialmente libre" en cuanto a la libertad de prensa). La otra, la manera en la que se hab¨ªa forzado la aprobaci¨®n de ley electoral sin que hubiera consenso entre los grandes partidos. Las leyes electorales, explica Eicher, no son como otras leyes: son las "reglas del juego" entre partidos pol¨ªticos rivales, por lo que es necesario alcanzar un consenso mayor. Es como en el f¨²tbol, el equipo vencedor no puede cambiar las reglas para el partido de vuelta.
Pero, aparte de c¨®mo se cambiaron las normas, est¨¢n las normas en s¨ª. El colapso de la pol¨ªtica italiana a principios de los noventa llev¨®, entre otras cosas, a la conclusi¨®n de que el pa¨ªs necesitaba un elemento mayoritario m¨¢s fuerte que le permitiera tener Gobiernos m¨¢s estables. El propio Berlusconi se benefici¨® de que hubiera un sistema m¨¢s mayoritario en las elecciones de 2001, y gracias a ¨¦l pudo permanecer en el poder durante cinco a?os, el mandato m¨¢s largo de un primer ministro italiano desde la posguerra. Sin embargo, a finales del a?o pasado, propuso un sistema nuevo, basado en la representaci¨®n proporcional, que se aplica de forma ligeramente distinta en las dos c¨¢maras del Parlamento y da a cada una de ellas la facultad de bloquear a la otra. Uno de los autores de esta ley hizo unas famosas declaraciones en las que dijo que era "una porcata", que podr¨ªa traducirse m¨¢s o menos por "una mierda". Seguramente servir¨¢ para producir Gobiernos m¨¢s d¨¦biles, no m¨¢s fuertes.
La ¨®pera italiana llega ahora a un intervalo curioso. Cuando se termine la revisi¨®n de las papeletas que ha pedido, como si estuviera en Florida, el perdedor a rega?adientes Berlusconi, y suponiendo que los resultados sigan dando una estrech¨ªsima victoria a la coalici¨®n de centro-izquierda de Prodi, las dos c¨¢maras del Parlamento tendr¨¢n que elegir, a mediados de mayo, a un presidente que suceda al popular y respetado Carlo Azeglio Ciampi. (He o¨ªdo que un posible sucesor es el propio Ciampi). S¨®lo entonces podr¨¢ pedir el presidente reci¨¦n instalado a Prodi que forme Gobierno y comenzar¨¢ el tercer acto. Por ahora parece que el Gobierno dispondr¨¢ de mayor¨ªa suficiente en la c¨¢mara baja, gracias a los esca?os "a?adidos" por la nueva ley para evitar los empates parlamentarios, pero en el Senado no tendr¨¢ m¨¢s que una mayor¨ªa muy peque?a. La coalici¨®n de Prodi es amplia y heterog¨¦nea, y los comunistas, que fueron la ruina de su ¨²ltimo Gobierno, han obtenido resultados muy buenos. Un senador de centro-izquierda reci¨¦n elegido me dec¨ªa: "En estas circunstancias, antes tendremos que negociar hasta los menores detalles dentro de la coalici¨®n".
Paso de tortuga
Es decir, cualquier c¨¢lculo racional de probabilidades indica que no parece que el Gobierno entrante vaya a poder hacer las profundas reformas que claramente necesita Italia. Por ejemplo, no parece que vaya a poder liberalizar los mercados de trabajo, ni por el m¨¦todo n¨®rdico -el consenso- ni por el m¨¦todo brit¨¢nico, el de utilizar, como hizo Margaret Thatcher, la potestad de "dictadura optativa" del primer ministro. Por tanto, Italia mantendr¨¢ seguramente el mismo paso de tortuga que Francia y Alemania.
Los tres pa¨ªses fundamentales de la CEE original tienen diferencias importantes entre ellos, pero tambi¨¦n un factor en com¨²n: la reforma econ¨®mica que tanta falta les hace est¨¢ obstruida por una democracia con demasiados mecanismos de control y equilibrio, y una sociedad que, en su mayor¨ªa, se encuentra todav¨ªa demasiado c¨®moda como para aceptar la necesidad de un cambio doloroso. Dado que estos tres pa¨ªses representan casi la mitad de la econom¨ªa total de la UE, las consecuencias son peligrosas para todos los europeos.
Si no caigo en la desesperaci¨®n es s¨®lo por una raz¨®n: nada de eso ha servido nunca para explicar c¨®mo funciona Italia. Tal vez el ingrediente secreto es el talento para la improvisaci¨®n, el mismo que se ve en el mejor f¨²tbol italiano, y, por supuesto, en la commedia dell'arte. Ese talento va a ser hoy m¨¢s necesario que nunca, ante las nuevas reglas del juego en tres terrenos distintos: el sistema pol¨ªtico italiano, la eurozona y la econom¨ªa mundial. Ahora que, por estrecho margen, Forza Italia ha perdido el poder, yo soy uno de los que piensa gritar desde las gradas: "?Forza Italia!".
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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