Berlusconi busca romper la coalici¨®n de Prodi para impedir que gobierne
D'Alema admite que el centro-izquierda no puede imponer condiciones
"Silvio Berlusconi debe reconocer su derrota y, despu¨¦s de lo que dijo sobre las irregularidades, debe tambi¨¦n pedir excusas". Romano Prodi mantuvo ayer su posici¨®n de intransigencia, a la espera de que el presidente del Gobierno aceptara al fin su derrota en las elecciones. La realidad, sin embargo, no parec¨ªa tan n¨ªtida como la dibujaba Prodi. Berlusconi lanz¨® una nueva oferta de cooperaci¨®n dirigida a ahondar las divisiones en el centro-izquierda, cuya exigua mayor¨ªa en el Senado pronosticaba una legislatura tormentosa y breve.
Massimo d'Alema, presidente de los Dem¨®cratas de Izquierda y uno de los m¨¢s astutos pol¨ªticos italianos, fue el primero en admitir que el centro-izquierda no estaba en condiciones de imponer sus criterios y propuso el jueves, desde las p¨¢ginas del Corriere della Sera, una negociaci¨®n entre ambas coaliciones para pactar el nombre del sustituto de Carlo Azeglio Ciampi como jefe del Estado. La oferta parec¨ªa bastante obvia, pero ten¨ªa un alto valor simb¨®lico: era una rama de olivo ofrecida a Berlusconi tras unas semanas de alta tensi¨®n y nulo di¨¢logo.
Il Cavaliere respondi¨® ayer, a trav¨¦s de una carta remitida al mismo peri¨®dico, con una nueva propuesta de "entendimiento parcial, limitada en el tiempo, para afrontar los compromisos institucionales, econ¨®micos e internacionales m¨¢s urgentes". Es decir, elecci¨®n del presidente, presupuestos para 2007 y retirada parcial de Irak. "Estamos ante un bloqueo, ante una situaci¨®n en la que, al menos sobre la base del voto popular, no hay vencedores ni vencidos", insisti¨® Berlusconi, cuya coalici¨®n obtuvo m¨¢s votos pero menos esca?os que el centro-izquierda.
Mensajes
Lo que pensaba Prodi de Berlusconi resultaba evidente. Lo que pensaba de d'Alema podr¨ªa deducirse de los antecedentes hist¨®ricos: el dirigente ex comunista aprovech¨® en 1998 la ca¨ªda del Gobierno de Prodi para hacerse con el cargo de primer ministro. Berlusconi y d'Alema, adem¨¢s, se respetaban desde siempre y mantuvieron abiertos los canales de comunicaci¨®n incluso en las situaciones m¨¢s crispadas. Los mensajes entre ambos, por diario interpuesto, inquietaron al Professore: "Corresponde a Prodi la paternidad de la invitaci¨®n al di¨¢logo a la Casa de las Libertades", precis¨® Silvio Sircana, portavoz del pr¨®ximo presidente del Gobierno.
La pol¨ªtica italiana es de principios cortos y memoria larga. Nadie ha olvidado que el primer Gobierno de Berlusconi, entre 1994 y 1996, ten¨ªa una mayor¨ªa tan justita como la obtenida ahora por el centro-izquierda. Aquel Gobierno dur¨® dos a?os. Y la coalici¨®n prodiana no es un prodigio de coherencia: ayer se recrudecieron las discusiones internas sobre la ley de flexibilidad laboral, que unos quer¨ªan abolida, otros reformada y otros intacta, sobre las pensiones e Irak.
Incluso publicaciones de orientaci¨®n progresista como L'Espresso empezaron a llamar a Prodi con el diminutivo Prodino, y en los partidos segu¨ªa oli¨¦ndose a campa?a electoral, pese a que las urnas cerraron el lunes. La inminencia de las municipales (mayo) y la posibilidad de que en un plazo breve hubiera que disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones generales empujaba a los partidos a moverse t¨¢cticamente, con la vista puesta en el desempate.
El ¨²nico con la vista en el estricto presente era Prodi. ?l mismo dijo que para ¨¦l un empate supondr¨ªa una derrota, y ha habido un pr¨¢ctico empate. El ejemplo de la re?id¨ªsima victoria de George Bush sobre Al Gore no val¨ªa para Italia, porque Bush ten¨ªa una amplia mayor¨ªa parlamentaria e Il Professore no. Si hubiera que convocar nuevas elecciones el a?o pr¨®ximo, Prodi no ser¨ªa ya el candidato del centro-izquierda. Y eso empezaba a pesar sobre su autoridad actual. La negativa de Ciampi a encargarle de forma inmediata la formaci¨®n de Gobierno acentuaba la fragilidad de Prodi.
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