11 cines de la capital han cerrado tras el cambio de norma urban¨ªstica de hace un a?o
El Ayuntamiento permite desde enero de 2005 que las salas se conviertan en pisos u oficinas
Los espectadores que el pasado 20 de marzo vieron la pel¨ªcula Buenas noches y buena suerte en el cine T¨ªvoli de la calle de Alcal¨¢, cerca del Retiro, fueron los ¨²ltimos clientes de una sala abierta en 1927. Los vecinos creen que en su lugar habr¨¢ un centro comercial. No es el ¨²nico caso. Desde enero del a?o pasado, 11 cines del centro de Madrid han cerrado sus puertas. La modificaci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana impulsada entonces por el Ayuntamiento de Madrid permiti¨® que las salas se conviertan en pisos, viviendas o tiendas. Adem¨¢s de los 11 desaparecidos, otros cines de la capital corren el riesgo de tener el mismo final.
El Consistorio accedi¨® en enero del pasado a?o a las peticiones de los empresarios del cine e impuls¨® una reforma por la que las salas pueden cambiar su uso urban¨ªstico. ?nicamente se establec¨ªan dos salvedades: que los edificios que gozan de protecci¨®n urban¨ªstica tengan que pasar un plan que asegure la conservaci¨®n de sus elementos arquitect¨®nicos y culturales, y que los nuevos usos del inmueble sean compatibles con la integridad de palcos, tramoyas y escenarios.
Una vez aprobada la modificaci¨®n, la estampida no ha cesado. Primero cay¨® el cine Azul, luego el Imperial, los Minicines de Fuencarral, el Luna, el Arag¨®n y, ya en enero pasado, el Ciudad Lineal y el Espa?a. Tambi¨¦n han echado el cierre el Cristal y los cines Madrid; mientras que el Real Cinema funciona ahora exclusivamente como teatro. El T¨ªvoli es el ¨²ltimo de esta lista. Hasta ahora.
La cadena a la que pertenece el reci¨¦n clausurado T¨ªvoli, del empresario Bautista Soler, engloba a otras salas de cine como el Acte¨®n, el Cid Campeador, el Juan de Austria, el Benlliure, el Avenida y el Palacio de la M¨²sica. Aunque sobre algunos de ¨¦stos pende la amenaza del cierre, los dos ¨²ltimos ya est¨¢n sentenciados. En el Avenida y el Palacio de la M¨²sica se mantendr¨¢ la estructura de los edificios, ambos de los a?os veinte del siglo pasado, pero en lugar de despachar entradas y palomitas, est¨¢ previsto que se conviertan en tiendas de ropa.
Otros dos antiguos cines del mismo propietario, el Coliseum y el Lope de Vega, se han reconvertido en teatros, una de las salidas que se barajan para los cines con problemas para llenar la platea.
Los due?os de los locales utilizan la "l¨®gica empresarial" para explicar los cierres. "El cambio de h¨¢bitos hace que ya no sean rentables cines que poseen activos inmobiliarios muy importantes", explica Fernando ?vole, directivo de la cadena Yelmo Cineplex. La decisi¨®n es muy simple: "Ante la ca¨ªda de la demanda, hay que disminuir la oferta", asegura. La prueba de que ya no compensa mantener este tipo de negocios, seg¨²n ?vole, es que en los ¨²ltimos a?os no se ha abierto ninguno de estas caracter¨ªsticas en toda Espa?a.
El director general de la Federaci¨®n de Cines de Espa?a, Rafael Alvero, afirma que la "escas¨ªsima" afluencia de espectadores a los cines del centro, principalmente de Fuencarral y Gran V¨ªa, obliga a los propietarios a cerrar. A la mala cosecha de pel¨ªculas del a?o pasado, Alvero une el cambio de h¨¢bitos de los espectadores para explicar las razones de la desbandada en los cines del centro que, seg¨²n relata, se ha producido en los ¨²ltimos dos o tres a?os. "La gente busca otro tipo de salas, y ahora ya no es posible llenar los grandes cines", argumenta.
Los datos de taquilla hechos p¨²blicos el pasado diciembre por el Ministerio de Cultura son demoledores: en 2005, el cine perdi¨® m¨¢s de 27 millones de espectadores en Espa?a y 111 millones de euros. Y, seg¨²n Alvero, estas cifras son extrapolables a Madrid: estima en un 12,5% la ca¨ªda en espectadores que se produjo en 2005 respecto al a?o anterior y en un 9,5% la experimentada en la taquilla.
Alvero considera "una buena noticia" que, mediante la venta de inmuebles, los empresarios puedan hacer valer un patrimonio que se hab¨ªa visto infravalorado. "Nos da mucha pena, pero ninguna instituci¨®n nos ha ayudado para afrontar los menores ingresos; y esto es un negocio privado", argumenta. Seg¨²n ¨¦l, si el cine tiene una funci¨®n p¨²blica, las administraciones tendr¨ªan que haberles apoyado econ¨®micamente.
"Lo que queremos saber es cu¨¢ndo nos van a echar"
S¨¢bado noche. Una vez que varias parejas de novios han comprado las entradas para la pel¨ªcula V de Vendetta, una taquillera de los cines Acte¨®n, en la calle de la Montera, admite con desparpajo que est¨¢ segura de que en breve perder¨¢ su puesto de trabajo. "Esto lo venden a Zara; eso est¨¢ claro", afirma sin mostrar un atisbo de preocupaci¨®n por su destino laboral. "Total, no es el trabajo de mi vida", agrega. Lo que s¨ª le molesta es el secretismo que rodea al futuro del negocio: "?Que nos digan ya cu¨¢ndo nos van a echar!".
Una actitud muy distinta muestran los empleados del cine Benlliure, de la misma cadena que los Acte¨®n, en el n¨²mero 106 de la calle de Alcal¨¢. Los trabajadores de esta sala son ya veteranos del oficio de acomodar, expender y cortar entradas en la puerta del cine. No creen que el cierre que intuyen inminente -"puede ser ma?ana, puede ser dentro de un mes"- se deba al descenso en el n¨²mero de espectadores: "Ya ver¨¢s c¨®mo cuando pongamos ¨¦sta, la sala va a estar llena", sentencia uno de ellos mientras se?ala un cartel en el que se anuncia el pr¨®ximo estreno de El C¨®digo Da Vinci.
Otra trabajadora asegura que, a pesar de que ha bajado el n¨²mero de espectadores, el cine puede mantenerse. "?Y el T¨ªvoli funcionaba mejor que ¨¦ste!", afirma sorprendida por la clausura de la sala hermana. Seg¨²n esta empleada, a los due?os de la cadena no les interesa mantener el local por la "pasta que se van a llevar" con la venta del inmueble de la calle de Alcal¨¢.
En la cola del Benlliure, un hombre cuenta que viene del cine T¨ªvoli y que as¨ª se ha enterado del cierre de la sala. Tras expresar su pena porque ahora tendr¨¢ que cambiar su rutina cin¨¦fila, comenta: "Yo llevaba yendo much¨ªsimos a?os y los fines de semana siempre estaba lleno".
La trabajadora de los Acte¨®n ve claro cu¨¢les son las razones para el cambio: "En 2003, una taquillera recaudaba 3.500 euros en un s¨¢bado de agosto; un a?o m¨¢s tarde, s¨®lo 2.000".
Un poco m¨¢s lejos, en el cine Callao, los empleados son m¨¢s optimistas sobre la marcha del negocio. Aunque uno de ellos reconoce su preocupaci¨®n porque muchos locales est¨¢n desapareciendo, asegura que ya han hablado con los due?os, la familia Reyz¨¢bal, quienes les han reiterado que conf¨ªan en la empresa. "Hasta nueva orden, aqu¨ª seguimos", asegura sonriente.
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