La vista atr¨¢s
El 2 de marzo de 1974 el r¨¦gimen franquista aplic¨® dos de sus ¨²ltimas penas de muerte. En la c¨¢rcel Modelo de Barcelona fue agarrotado vilmente el anarquista Salvador Puig Antich; en la de Tarragona, un verdugo inexperto destroz¨® el cuello de Heinz Chez, vagabundo por cuya suerte nadie se interes¨®. Tres a?os despu¨¦s, Els Joglars llevaron este caso a escena en La torna.
Fue un espect¨¢culo valiente. Cuando trascendi¨® su contenido, el Gobierno lo prohibi¨®. Albert Boadella fue encarcelado, se fug¨® por una ventana del Hospital Cl¨ªnico y se exili¨® en Francia, como hicieron tambi¨¦n Ferran Ra?¨¦ y Elisa Crehuet. El resto de la compa?¨ªa fue sometida a consejo de guerra y condenada a dos a?os y medio de prisi¨®n.
La torna de La torna
Dramaturgia y escenograf¨ªa: Albert Boadella. Int¨¦rpretes: Elies Barber¨¤, Jaume Bernet, Marta Fern¨¢ndez, Josu¨¨ Guasch, Marta L¨®pez, Guillem Motos, Llu¨ªs Oliv¨¦, Pau Sastre, Javier Villena. M¨¢scaras: Ana Rottier. Luz: Bernat Jans¨¤.
Direcci¨®n: A. Boadella y Llu¨ªs El¨ªas. Teatro Bellas Artes. Madrid, hasta el 11 de junio.
Boadella ha reconstruido La torna con alumnos de la ¨²ltima promoci¨®n del Institut del Teatre de Barcelona. El montaje es el mismo, pero se desarrolla a fecha de hoy en la mente de uno de los militares que instruyeron el proceso: es el recuerdo alucinado de un viejo. Mediante este recurso, Boadella actualiza la historia. Ahora sabemos que Chez no se llamaba as¨ª. Era ciudadano de Alemania del Este: las autoridades ocultaron su identidad, para evitar reclamaciones.
La torna fue un hito. Como lo fueron M-7 Catalonia, burla que Boadella hizo de los t¨®picos catalanistas en plena expansi¨®n del nacionalismo; y Columbi lapsus, escenificaci¨®n de las cloacas del Vaticano, y de la repentina muerte de Juan Pablo I. Eran espect¨¢culos reactivos, hechos a la contra, con arrojo extraordinario, inseparables de su contexto. Por eso arrebataron.
Fuera de fecha, La torna de La torna es una farsa con valor documental, sin el aliento de entonces: las circunstancias son otras, y el director no ha buscado o no ha encontrado una relectura en clave actual. Sus j¨®venes int¨¦rpretes se multiplican, apoyados por dos actores experimentados. La escena en que se ensaya el garrote vil, la iluminaci¨®n y el uso de la escenograf¨ªa (un tablado de la commedia dell'arte) son excelentes.
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