"A una chica le saltaron las l¨¢grimas de tanto que se emocion¨®"
Francisco Mateu no paraba ayer de saludar. "Son todos amigos, clientes, familiares, en fin, todos mis lectores", comenta. Faltan unos minutos para que este poeta, ma?tre y propietario de restaurante presente en la Casa del Libro de Valencia su segundo libro, Chez Lyon blues. El t¨ªtulo no es balad¨ª. "La verdad es que no se me ocurri¨® a m¨ª, sino al traductor [al valenciano] Joan Iborra. Pero el t¨ªtulo est¨¢ muy bien, porque, la verdad, siempre escribo en el restaurante, por la noche cuando s¨®lo queda alguna mesa, me pongo musiquita...; adem¨¢s, muchos poemas se me ocurren mientras trabajo, a partir de una frase, de una conversaci¨®n con los clientes. Me he acostumbrado a escribirlos all¨ª y ni siquiera en vacaciones escribo en casa", contin¨²a.
De este modo, el c¨¦ntrico Chez Lyon de Valencia se convierte en objeto literario, m¨¢s all¨¢ de sus propiedades gastron¨®micas. No en vano, los poemas cortos que integran el libro (publicado en edici¨®n biling¨¹e por Afers) son como la clientela del restaurante, muy variados, apunta Mateu. Hoy regala sus composiciones. "He perdido la verg¨¹enza y doy poemas a diestro y siniestro entre los clientes habituales", apostilla. Como a "una chica", a la que le escribi¨® una composici¨®n, y "se le saltaron las l¨¢grimas de tanto que se emocion¨®. No hay nada como esto, claro".
A ra¨ªz de la publicaci¨®n de su primer y sensible poemario Cita con nadie, Mateu descubri¨® su afici¨®n por la poes¨ªa ante la clientela y ahora es ¨¦sta la que le regala tambi¨¦n libros. "Me he le¨ªdo a Vicente Gallego y Gil de Biedma, que me encanta. Me he dado cuenta del tiempo que he perdido", reconoce mientras atiende con sol¨ªcita discreci¨®n a sus lectores-clientes, que ayer llenaron la Casa del Libro.
Mateu empez¨® a escribir un diario en la mili, pero a fuerza de ser cada vez m¨¢s condensado, la narrativa se convirti¨® en poes¨ªa, y ¨¦sta se hizo corta, paulatinamente. "Un cliente me dijo hace unos a?os que parec¨ªan haikus. Yo no sab¨ªa lo que eran. Luego ya he le¨ªdo y me han gustado, pero creo que en mis poemas se entiende m¨¢s lo que se dice", aclara. En uno de ellos, un poco m¨¢s largo, Mateu dice lo siguiente: "A pie/ del mojito bar,/ una morenaza/ de uno ochenta/ de altura/ por cien de mirada/ hac¨ªa deseable la entrada,/ tomase lo que/ se tomara". Mojito bar se le ocurri¨® cuando, caminando por la ciudad, atisb¨® la rotunda visi¨®n, pero s¨®lo se transform¨® en poema cuando lleg¨® a su Chez Lyon.
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