La terraformaci¨®n de otros mundos (y II)
LA TERRAFORMACI?N DE OTROS MUNDOS del Sistema Solar brinda innumerables perspectivas para la humanidad: expansi¨®n de la especie, acceso a ingentes recursos naturales... Pese a su marcado car¨¢cter fant¨¢stico, el sue?o de la terraformaci¨®n ha traspasado las fronteras del mundo imaginario y ha alcanzado las p¨¢ginas de las revistas de investigaci¨®n punteras. Incluso un centro acad¨¦mico, la International Space University, ha impartido un curso sobre terraformaci¨®n en su programa de masters.
?Por d¨®nde empezar? ?Cu¨¢les son los primeros pasos en el proceso de terraformaci¨®n? Existen dos ingredientes b¨¢sicos, casi imprescindibles, en todo proceso de terraformaci¨®n: la generaci¨®n o adecuaci¨®n de una atm¨®sfera compatible con la vida humana y el uso de los recursos naturales del nuevo mundo que apunten a futuras sociedades autosuficientes. Venus y, especialmente, Marte son los planetas del Sistema Solar que han recibido mayor atenci¨®n en cuanto a posibles proyectos de terraformaci¨®n. No en vano son los vecinos del planeta Tierra. Venus es un verdadero infierno: su temperatura media ronda los 460 ?C, y su asfixiante atm¨®sfera, cuya presi¨®n es unas 90 veces mayor que la terrestre, est¨¢ compuesta mayoritariamente por di¨®xido de carbono (96%) y nitr¨®geno (3%).
Por el contrario, Marte es un yermo helado, sin apenas atm¨®sfera (s¨®lo 6 milibares), con temperaturas diurnas en el rango entre -89 y -31 ?C, de acuerdo con las medidas efectuadas in situ por la sonda Viking 1. Como en Venus, su atm¨®sfera est¨¢ compuesta mayoritariamente por di¨®xido de carbono.
Por motivos opuestos, Venus y Marte son hoy mundos hostiles desde el limitado prisma de la vida humana. La clave para terraformarlos se llama efecto invernadero, y permite inclinar claramente la balanza hacia el planeta rojo.
La terraformaci¨®n de un h¨¢bitat alien¨ªgena constituye un proceso de ingenier¨ªa planetaria dirigido en ¨²ltima instancia a la creaci¨®n de una biosfera local de caracter¨ªsticas similares a la terrestre. El primer paso se centra en recrear una atm¨®sfera (respirable o no) de presi¨®n similar a la terrestre. As¨ª, terraformar Venus pasa por idear m¨¦todos para reducir su extraordinario efecto invernadero, proceso completamente inverso al necesario para rehacer Marte.
Los estudios realizados hasta la fecha muestran mejores perspectivas para el caso marciano: para engordar la tenue atm¨®sfera de Marte se han dise?ado varias t¨¦cnicas, cuya acci¨®n simult¨¢nea acelerar¨ªa sustancialmente el proceso.
La lista es casi interminable y abarca iniciativas como el aumento artificial de gases de efecto invernadero (mediante la implantaci¨®n de industrias que expulsen gases CFC a la atm¨®sfera marciana o por impacto de asteroides ricos en amoniaco), el aumento del grado de insolaci¨®n polar (mediante el uso de enormes espejos orbitales o l¨¢seres de alta potencia), la desgasificaci¨®n del regolito marciano rico en di¨®xido de carbono (mediante espejos o detonaciones nucleares de gran calibre), o la reducci¨®n del albedo o ¨ªndice de reflexi¨®n de la luz procedente del sol (sembrando grandes extensiones de plantas adaptadas al fr¨ªo o cubriendo parte de la superficie con part¨ªculas oscuras)... En el proceso, el aumento de presi¨®n se ver¨ªa acompa?ado por un aumento de la temperatura: tras esta fase, cuya duraci¨®n se estima en unos pocos siglos, Marte se habr¨ªa convertido en un planeta dotado de un atm¨®sfera densa y c¨¢lida... pero irrespirable.
Y se preguntar¨¢n: ?cu¨¢nto se tardar¨ªa en transformar esa atm¨®sfera en aire respirable? Los estudios m¨¢s optimistas basados en el uso de plantas anaer¨®bicas capaces de transformar di¨®xido de carbono en ox¨ªgeno arrojan cifras de unos 100.000 a?os... Casi nada. Circunstancia que es completamente obviada en todos los filmes y novelas del g¨¦nero centradas en la terraformaci¨®n de un h¨¢bitat, en pos de la coherencia argumental. Y es que s¨®lo faltar¨ªa que tras ser impunemente arrojado a la desolada superficie marciana en Desaf¨ªo total, el ¨ªnclito gobernador de California debiera esperar 100.000 a?os a airear sus pulmones.
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