Sin defensa
La directiva del Madrid impidi¨® que se debatiera un dictamen jur¨ªdico que sostiene que la junta no puede destituir al presidente - Fernando Mart¨ªn no se siente muy seguro de acudir a las elecciones
Acorralado por doce directivos decididos a forzar su destituci¨®n, Fernando Mart¨ªn, el ya ex presidente del Madrid, no pudo, en la junta del mi¨¦rcoles, ni defenderse. Por no poder, tampoco pudo defender el respeto a los Estatutos del club con un dictamen jur¨ªdico elaborado por el despacho de Garrigues. Seg¨²n este dictamen, la junta formada por una mayor¨ªa de dirigentes fieles al dimisionario Florentino P¨¦rez, vulner¨® el mi¨¦rcoles los Estatutos que ella misma hab¨ªa aprobado en 2004. Los Estatutos sostienen, seg¨²n dicho informe, que el destino del presidente del Madrid debe estar en manos del propio presidente, o de los socios, pero no de la junta.
Fernando Mart¨ªn acudi¨® a Garrigues porque el Madrid es cliente del despacho. El encargado de hacer el estudio fue el catedr¨¢tico de Derecho Civil Fernando Pantale¨®n Prieto. En su dictamen, Pantale¨®n no ofrece lugar a dudas: argumenta que la junta directiva no tiene potestad para destituir al presidente porque los Estatutos establecen que la junta y el presidente son ¨®rganos distintos. Cuando los detractores de Mart¨ªn, fieles a P¨¦rez, planearon el golpe de mano del mi¨¦rcoles, se aferraron al art¨ªculo 46 de los estatutos. Este art¨ªculo dice que la junta, "con el voto de dos terceras partes de la totalidad" podr¨¢ excluir a "alguno o algunos de sus miembros con la posterior ratificaci¨®n de la Asamblea General".
Algunos directivos quieren ahora convencer a Florentino P¨¦rez para que vuelva a las urnas
Hasta Butrague?o, que le hab¨ªa prometido lealtad, pidi¨® a Mart¨ªn que dejara el cargo
El dictamen jur¨ªdico de Garrigues desestima que con el art¨ªculo 46 se pueda liquidar al presidente, puesto que, asegura, no es lo mismo hablar de los miembros de la junta que del presidente. Adem¨¢s, el estudio legal asegura que todas las decisiones que afecten a la continuidad del presidente deben estar convalidadas por los socios representados en la Asamblea General. Este supuesto no fue considerado el mi¨¦rcoles por los directivos madridistas, empe?ados en librarse de Mart¨ªn.
As¨ª comenz¨® la reuni¨®n convocada el mi¨¦rcoles a las 19.30 en el Bernab¨¦u por el hombre que fuera considerado "de confianza" por Florentino P¨¦rez, su predecesor. Y pudo terminar peor de no ser porque Mart¨ªn opt¨® por firmar el armisticio antes de acudir a los tribunales. Al verse solo, resolvi¨® dimitir. Sobre todo en el momento en que Emilio Butrague?o, el hombre que le hab¨ªa jurado lealtad, le pidi¨® que lo hiciera. Mart¨ªn se rindi¨®. Pero estaba convencido que su salida como presidente era ilegal.
En la junta Mart¨ªn esgrimi¨® que los Estatutos le apoyaban para permanecer en el cargo. Al dimitir, argument¨® que lo hac¨ªa para salvaguardar los intereses del club. Sus colaboradores le recomendaron que lo hiciera as¨ª, puesto que de otro modo su cr¨¦dito ante la opini¨®n p¨²blica se habr¨ªa perdido. Esto habr¨ªa sido irreparable para un futuro candidato como ¨¦l quer¨ªa ser, en las pr¨®ximas elecciones presidenciales. Ayer, sin embargo, Mart¨ªn reflexion¨® en fr¨ªo. Ya no se siente tan seguro de afrontar un proceso electoral. Es consciente de que su imagen est¨¢ muy da?ada.
Los doce directivos m¨¢s leales a Florentino P¨¦rez, liderados por Pedro L¨®pez Jim¨¦nez -presidente de Uni¨®n Fenosa tras la entrada en su capital de ACS, la empresa que dirige Florentino P¨¦rez-, lanzaron una carga de saturaci¨®n que incapacit¨® a Mart¨ªn para responder con firmeza. En la junta no hubo debate. Mart¨ªn fue acusado de deslealtad a Florentino P¨¦rez y contra este cargo no se admiti¨® ning¨²n argumento jur¨ªdico. Al ver que sus compa?eros quer¨ªan echarle sin dejar que permaneciera en el cargo hasta la convocatoria de elecciones -que ¨¦l mismo defendi¨® para el pr¨®ximo mes de junio-, solicit¨® la presencia de Pantale¨®n. El abogado intent¨® acudir a la llamada para presentar su dictamen, pero los directivos le impidieron el paso aferr¨¢ndose -esta vez s¨ª- a la norma estatutaria que les concede el derecho de admisi¨®n en la sala. Pantale¨®n fue invitado a retirarse a una sala apartada. Alguien le vio tragar saliva. Pidi¨® una Coca-Cola. Al poco recibi¨® una llamada de un superior que le mand¨® abandonar el Bernab¨¦u porque su cliente no era Mart¨ªn, sino el club, y no ten¨ªa que entrar a defender a nadie. Mart¨ªn se sinti¨® indefenso. Vencido por presiones incontrolables.
Los directivos m¨¢s ligados a P¨¦rez -algunos de ellos intentan convencer estos d¨ªas a su ex presidente para que vuelva a las urnas- aseguran que Mart¨ªn dedic¨® demasiado tiempo a estudiar la situaci¨®n econ¨®mica del club y hasta se atrevi¨® a enjuiciar el modelo instituido por el ex dirigente. "Esto ha sido lo m¨¢s grave", lament¨® uno de los dirigentes que hasta hace poco se colocaron en la estela de Mart¨ªn. Este directivo, que pidi¨® el anonimato, asegur¨® adem¨¢s que todo lo ocurrido no tiene por qu¨¦ desmerecer la grandeza de la junta que integra. "Esta junta es seria, seria, seria", dijo.
El directivo de vocaci¨®n an¨®nima pertenece a la facci¨®n moderada del bloque m¨¢s influido por P¨¦rez. Este grupo se revel¨® contra Mart¨ªn mientras el ex presidente pasaba unas vacaciones en Miami, durante la Semana Santa. Los dirigentes actuaron alentados por P¨¦rez en la suposici¨®n de que Mart¨ªn le hab¨ªa ofrecido una vicepresidencia madridista a ?ngel Torres, presidente del Getafe y socio del Madrid. A pesar de reunir los requisitos para ser directivo, Torres cuenta en su historial con una serie de afrentas que le colocan en la lista de enemigos de P¨¦rez. Este factor convirti¨® a Mart¨ªn en un traidor ante los ojos de su antiguo l¨ªder y, por extensi¨®n, ante la junta que hered¨®.
Aprovechando que Mart¨ªn estaba en Miami de vacaciones de Semana Santa, Enrique S¨¢nchez, el portavoz de la junta, public¨® un comunicado oficial rompiendo relaciones con el Getafe. Irritado ante las maniobras que lo desautorizaban, Mart¨ªn reaccion¨® haciendo unas declaraciones incendiarias en elconfindecial.com: "?En qu¨¦ han cambiado las cosas en estos 50 d¨ªas [desde que fue nombrado por Florentino P¨¦rez el 27 de febrero]? En nada. S¨¦ lo que debo hacer por mucho que moleste a los tiburones de costumbre, todos identificados, s¨ª, todos (...). Ya se ver¨¢ c¨®mo ninguno da la cara. Estoy seguro de que en la Junta del 26 [el mi¨¦rcoles pasado] pasar¨¢ lo mismo que el d¨ªa de la dimisi¨®n de Florentino. Por frente y por derecho nadie se atreve a decir nada".
Al regresar de Miami, en la madrugada del mi¨¦rcoles de la semana pasada, Mart¨ªn comprob¨® que P¨¦rez no le cog¨ªa el tel¨¦fono. Para pedir uni¨®n, cit¨® a sus compa?eros m¨¢s florentinistas a una cena. Se juntaron el mi¨¦rcoles por la noche. All¨ª hab¨ªa gerentes de empresas de transporte y excavaciones, propietarios de gr¨²as, y responsables de compa?¨ªas dedicadas a la construcci¨®n y al movimiento de tierras. Estaban todos de buen ¨¢nimo. Parec¨ªan dispuestos a limar asperezas, dijeron, "por el bien del Madrid". Este peri¨®dico se puso en contacto con uno de los dirigentes que asistieron a la cena. "?Que van a destituir al presidente [Mart¨ªn] sin convocar elecciones?", dijo, al escuchar el rumor trasladado. "?No pasar¨¢ nada! ?Ya ver¨¦is! ?Haremos un proyecto que ilusionar¨¢ al madridismo!".
Al d¨ªa siguiente el mismo comensal se sentaba acompa?ado de los mismos constructores y propietarios de autobuses, excavadoras y camiones. Pero esta vez el hombre que presid¨ªa el concili¨¢bulo no era Mart¨ªn, que no estaba presente. El hombre que los hab¨ªa convocado para pedirles su lealtad era Florentino P¨¦rez en persona. La junta que se celebrar¨ªa el 26 requer¨ªa de su actuaci¨®n colegiada y un¨¢nime contra Mart¨ªn. Hab¨ªa que frenarlo. Aunque m¨¢s no fuere, reinterpretando el art¨ªculo 46.
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