Llegan los burdeles y prostitutos s¨®lo para mujeres
Valencia albergar¨¢ un prost¨ªbulo de hombres
La profesi¨®n de Mami es hacer feliz a la gente". As¨ª es como una madre explica a su hija de cuatro a?os el negocio de prostituci¨®n de lujo al que se dedica. Su agencia, Charming Barbara, es una de las pioneras en Espa?a en ofrecer este servicio a mujeres. La prostituci¨®n, una explotaci¨®n del cuerpo tradicionalmente reservada a clientes masculinos, empieza a captar al otro sexo. Espa?a cuenta ya con varias agencias especializadas y peque?os locales de alterne. En Valencia est¨¢ prevista la pr¨®xima apertura de un gran prost¨ªbulo en el que s¨®lo trabajar¨¢n hombres. En EE UU, Heidi Fleiss, m¨¢s conocida como Madame Hollywood, planea abrir en Las Vegas y por todo lo alto un burdel s¨®lo para chicas: La Granja de Sementales.
"Una mujer necesita estar relajada". Por eso, entre otras diferencias, el tiempo m¨ªnimo del servicio para ellas es el doble que para ellos
Barbara tiene 35 a?os y hace ocho que dej¨® el ejercicio directo de la prostituci¨®n. Se cas¨® con un cliente y tuvo con ¨¦l una hija. Junto a otro cliente mont¨® hace un a?o Charming Barbara, empresa de prostituci¨®n de lujo destinada exclusivamente en sus or¨ªgenes a la clientela masculina. Pero un d¨ªa cambi¨® de rumbo. "Me llam¨® un chico que se ofrec¨ªa para trabajar para mujeres. No pensaba contratarlo, pero me pic¨® la curiosidad y tomamos un caf¨¦. Me gust¨® y le dije: 'Si consigo tres m¨¢s como t¨², monto la agencia para mujeres", explica en un restaurante japon¨¦s de Madrid mientras sostiene entre los palillos una pieza de sushi.
Barbara habla sin tapujos sobre su vida y su trabajo. Barbara es el nombre de la agencia y el que usa para sus relaciones comerciales. "Era el que pensaban ponerme mis padres y el de la protagonista de una novela muy popular en mi pa¨ªs que ten¨ªa sometidos a todos los hombres". Lleg¨® a Espa?a desde Venezuela con 22 a?os. Se instal¨® en Barcelona y se matricul¨® en Econ¨®micas. Un d¨ªa, un hombre le ofreci¨® dinero por desnudarse delante de ¨¦l. Y una cosa llev¨® a la otra. Desde hace ocho a?os no se acuesta por dinero, pero no reniega del tiempo en que lo hizo. "El otro d¨ªa me lo ofrecieron, pero le suger¨ª al hombre que contratara a una de las chicas que trabajan conmigo y que me lo agradecer¨ªa mucho m¨¢s", cuenta sonriente.
Su empresa tiene siete chicos que trabajan en distintas ciudades de Espa?a. El m¨¢s joven tiene 22 a?os, y el mayor, 40. Barbara preselecciona a los aspirantes a trav¨¦s de las fotograf¨ªas que le mandan. "No quiero cachitas de playa. Me interesan guapos, pero normales y, sobre todo, que tengan buena conversaci¨®n", explica. Las demandas femeninas en el sexo son distintas de las masculinas, aclara. "Tenemos antes el orgasmo en la cabeza que aqu¨ª abajo".
El perfil de sus empleados es el de un hombre de clase media, con estudios y bien educado. Para conocerlos mejor, los lleva a cenar a un restaurante en el que tarden en servir. "Si no pueden esperar un poco la comida, ?c¨®mo van a ser pacientes con una clienta que necesita su tiempo para estar a gusto con ellos?". La paciencia es clave. "Una mujer necesita estar relajada", por eso, entre otras diferencias, el tiempo m¨ªnimo del servicio para mujeres es el doble que el de los hombres.
?lex (nombre ficticio) tiene 32 a?os y trabaja con Barbara desde que comenz¨® a funcionar la agencia. Sus clientas tienen entre 35 y 65 a?os. "Siempre me hab¨ªa interesado este mundo, y un d¨ªa, junto a un amigo, decidimos buscar alg¨²n sitio donde se pudiera hacer con seriedad", explica. Est¨¢ casado y tiene una hija. Ellas no conocen su doble vida. Nadie, excepto un amigo -que tambi¨¦n entr¨® en la agencia-, sabe que alterna su trabajo con la prostituci¨®n. "Tengo blindada mi vida personal. Si no, perder¨ªa lo que m¨¢s quiero". Entonces, ?por qu¨¦ tanto riesgo? "Por el punto de emoci¨®n y el dinero extra, que nunca viene mal para poder hacer cosas especiales y disfrutarlas con los que quiero".
?lex se ha acostado con unas 20 mujeres por dinero, pero ha repetido con muchas de ellas. "Cuando una mujer halla lo que busca, prefiere no cambiar. Los hombres somos distintos, preferimos la variedad". Para contratar los servicios de uno de los chicos, la clienta acude al despacho de la agencia y ve fotograf¨ªas de los candidatos. Si todav¨ªa no lo tiene claro, queda con ¨¦l y con Barbara para tomar un caf¨¦. "Las veces que sea y sin compromiso", explica ?lex. Una vez contratado, cada caso es distinto. "A veces no llegamos al sexo y todo queda en una agradable velada. Muchas s¨®lo quieren que seas atento, les hagas mimos y les digas lo guapas que est¨¢n".
1.200 euros por cita
Para lograr esa satisfacci¨®n, cada clienta paga unos 1.200 euros por cita. Tras saldar la cuenta del hotel y los gastos de comida y desplazamiento, ?lex se queda con unos 600 euros. La proporci¨®n es, m¨¢s o menos, del 70% del beneficio para ¨¦l y del 30% para la agencia. Contratarle es un lujo s¨®lo al alcance de algunas. Los hoteles en los que se consuma la transacci¨®n amorosa son los mejores de cada ciudad, y las medidas de discreci¨®n y comodidad, extremas. Pero en Internet y en los peri¨®dicos proliferan en las p¨¢ginas de contactos hombres que ofrecen sus servicios por precios m¨¢s asequibles o empresas de este tipo con nombres tan ex¨®ticos como Zafiro Escorts y Korpus Delirio.
La tendencia tambi¨¦n se filtra hasta los burdeles. En Valencia, para el pr¨®ximo oto?o est¨¢ prevista la inauguraci¨®n de un prost¨ªbulo s¨®lo para mujeres, el primero de estas caracter¨ªsticas en Espa?a. "Ser¨¢ parecido a la pel¨ªcula El bar Coyote. Unos 100 hombres bailando y amenizando la noche en una finca", explica Jos¨¦ Luis Roberto, secretario general de la Asociaci¨®n Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA) y abogado del proyecto. "Hoy, la mujer est¨¢ emancipada, posee un poder adquisitivo notable, en algunos casos mayor que el de los hombres, y tiene las mismas necesidades", explica. Se trata de demostrar que "la prostituci¨®n tiene que ver con el sexo, y no, en muchos casos, con la explotaci¨®n de la mujer, como se?alan las cr¨ªticas feministas", aduce Roberto. El proyecto todav¨ªa no ha llegado a su recta final debido a unos problemas con las obras de la finca, dice este portavoz. Pero a sus responsables lo ¨²ltimo que les preocupa es la contrataci¨®n del personal: "Tenemos a muchos candidatos".
La clienta tipo: profesional, sola y libre
CRISTINA (NOMBRE FICTICIO) tiene 42 a?os y es madre de dos ni?os. Es la due?a de una tienda de ropa y su marido es empresario. ?l viaja mucho. Ella hace un a?o que se cita con ?lex. Se han visto unas 10 veces, pero no siempre se acuestan. "Alguna vez la he acompa?ado de compras", cuenta ¨¦l. Ella se cuida mucho: "Tiene un buen cuerpo y desde que nos vemos se arregla m¨¢s. Es un aliciente verme".
?lex cree que Cristina busca en ¨¦l el cari?o que no obtiene de su marido. "Cuando prepara una comida con esmero, nadie se lo agradece, y cuando se pone guapa no recibe ning¨²n elogio", explica. "Alguna vez, y s¨®lo con esta clienta, he quedado para tomar un caf¨¦ cuando ten¨ªa ganas de hablar. Lo pasamos bien juntos, pero no hay que mezclar sentimientos. Una vez, una clienta se enamor¨® y tuve que cortar la relaci¨®n".
"Una de las diferencias todav¨ªa entre los hombres y las mujeres es que para ellos es una batallita m¨¢s que contar, y para ellas, un tremendo secreto", dice Barbara para explicar el hermetismo de las clientas.
Neus Arqu¨¦s es la autora del libro Un hombre de pago (editorial Maikalili), en el que reflexiona sobre la invisibilidad de algunas mujeres maduras y en el que defiende "la opci¨®n de contratar a un gigol¨® si con ello se soluciona un problema". Tras la investigaci¨®n que realiz¨®, Arqu¨¦s considera que el prototipo de clienta no es s¨®lo el de "una mujer adinerada que pasea su caniche por las calles de un barrio caro". Y revela: "Yo me encontr¨¦ con una profesional liberal, de unos cincuenta a?os, sola y libre".
"Ese tipo de clienta es de aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato", explica ?lex. "No buscan cari?o". Otro modelo es el de la mujer con un marido demasiado mayor para satisfacerla sexualmente. "Un hombre me ha contratado varias veces para acostarme con su mujer. Sabe que no puede contentarla y prefiere saber que est¨¢ conmigo que ser enga?ado y que ella se enamore de otro".
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