"Por mi acento han llegado a dudar si mi DNI era aut¨¦ntico"
"Pensar en emigrar es normal en Argentina". As¨ª opina Marta Eugenia Fern¨¢ndez, que desde hace cinco a?os se "busca la vida" en Vizcaya, primero en Bilbao y ahora en Sestao, donde reside y donde est¨¢ instalada tambi¨¦n una de sus hijas. La otra se qued¨® en su pa¨ªs natal.
Marta Eugenia es la mayor de 10 hermanos, una numerosa prole de un padre vasco tambi¨¦n emigrante. "Naci¨® en Bilbao y se cri¨® en Arrieta, donde lo adopt¨® una familia, ya que ¨¦l estaba en el hospicio", indica Marta Eugenia. En Argentina, el hombre se cas¨® con una mujer que ten¨ªa una hija de apenas un a?o, Marta Eugenia, a la que adopt¨® a su vez. "Es mi padre, el ¨²nico que he conocido y como tal me trat¨®. ?l me ha dejado su impronta", afirma.
"Si me reconocieran mi experiencia y titulaci¨®n argentina, me ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil encontrar trabajo"
El hombre trabaj¨® como jornalero, primero contratado y luego por cuenta propia. Y apenas hablaba de su pasado en el Pa¨ªs Vasco. Ser¨ªa ya cuando las hijas se casaron, que empez¨® a compartir recuerdos con sus yernos, en las sobremesas familiares. Despu¨¦s, su hija peque?a, Elvira dedicar¨ªa horas y horas a preguntarle por su vida en Euskadi.
Fue Elvira, emigrante en Canad¨¢, la que acompa?¨® a Marta Eugenia en su primer viaje al Pa¨ªs Vasco, hace casi cinco a?os. Ambas hermanas buscaron la huella de su padre, primero en los gestos y la forma de hablar de los desconocidos en Bilbao, y luego ya en su lugar de origen, Arrieta, a trav¨¦s de los hijos de los hermanos de su padre. Incluso llegaron a ver con vida a una de las hermanas de su padre, ya con 99 a?os.
Todo este periplo en busca de los or¨ªgenes lo relata Marta Eugenia en un libro, De Argentina al Pa¨ªs Vasco, que le ha editado la ONG Mujeres del Mundo, de la que ella es un miembro muy activo. "La asociaci¨®n me llena emocionalmente y me ayuda. All¨ª eres persona, te tratan como tal, da igual de d¨®nde procedas", comenta.
En su libro narra c¨®mo, a ra¨ªz de una depresi¨®n por su separaci¨®n matrimonial, se acerc¨® a la Casa Vasca de Mar del Plata, la localidad en la que viv¨ªa y all¨ª comenz¨® a dar clases de euskera. "Nos pon¨ªan v¨ªdeos y en ellos descubr¨ª una Euskadi muy distinta de la que me contaba mi padre", dice. Ya en Vizcaya volvi¨® a un euskaltegi a seguir estudiando euskera, aunque ahora lo ha dejado: "Para cuando quiera saber lo suficiente para un puesto de trabajo donde lo requieran, ya tendr¨¦ la edad de la jubilaci¨®n", explica.
Tambi¨¦n la idea de viajar a la tierra de su padre le anim¨® tras la ruptura de su matrimonio. Porque con el matrimonio se fue tambi¨¦n todo lo que pose¨ªa. "Despu¨¦s de tantos a?os de lucha te quedas sin nada", dice. "All¨ª, a mi edad era imposible tener trabajo. Hay un momento en que no importa lo que sepas, sino el cuerpo que tengas. Y prefieren a una de 20 a?os. Tampoco aqu¨ª encuentro ocupaci¨®n", indica.
Y es que para ella el no tener trabajo es su mayor desaz¨®n. "No me reconocen mi experiencia laboral, ni mis t¨ªtulos. No puedo incluirlo en un curr¨ªculum", se queja. "Si me reconocieran mi experiencia, me ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil encontrar trabajo", afirma. A trav¨¦s del Inem, le han surgido dos empleos, aunque siempre temporales, uno como encuestadora y otro, durante seis meses, en la Casa del Mar de Portugalete. "All¨ª pude demostrar mi experiencia, trabajar de lo m¨ªo, como conservadora de arte. La pena es que no pudiera continuar". Marta Eugenia se licenci¨® en Bellas Artes y ha trabajado en su pa¨ªs como profesora de arte. Sin embargo, aqu¨ª no ha logrado la estabilidad laboral. "Los contratos son por seis meses. Pero no es s¨®lo un problema m¨ªo. He tenido compa?eros j¨®venes, licenciados vascos, que se est¨¢n planteando irse porque tras a?os de preparaci¨®n no encuentran ocupaci¨®n en lo suyo", asegura.
Marta Eugenia vive ahora gracias al salario m¨ªnimo y se centra en la ONG y en la pintura. "He encontrado aqu¨ª una nueva pareja y dispone de un espacio en el que puedo pintar", apunta. "Si no fuera por la pintura ahora estar¨ªa en una depresi¨®n como otros tantos a la hora de buscar trabajo", reconoce. Un sue?o que espera ver cumplido es exponer, "para octubre de este a?o", sus obras, que ella enmarca en la abstracci¨®n. "La pintura abstracta te mueve las emociones, no hay que entenderla. Te hace cuestionarte las cosas", afirma.
Cuando se le pregunta si se ha sentido discriminada por ser extranjera, Marta Eugenia contesta rotundamente que s¨ª. "Por argentina y por mujer", concreta. "Incluso han llegado a dudar que mi DNI, que tengo por tener doble nacionalidad gracias a ser hija de espa?ol, fuera aut¨¦ntico. O s¨®lo por mi acento argentino al hablar. Esas situaciones tan injustas son algo que me subleva".
"Echo de menos Argentina, por supuesto", confiesa. ?Volver? "S¨ª, cuando est¨¦ jubilada".
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