Del rodillo al estilete ruso

Si Alexander Gomelski levantara la cabeza apenas reconocer¨ªa al CSKA, al equipo que tantas veces llev¨® al trono europeo. Casi nada tiene que ver con el suyo este equipo de dise?o de Ettore Messina, ?un entrenador italiano en Rusia!. Pero todos los jugadores de la armada roja tuvieron muy presente el recuerdo del legendario entrenador fallecido el a?o pasado que llev¨® a su equipo a cuatro t¨ªtulos, el ¨²ltimo hace 35 a?os. Al CSKA le ha costado dios y ayuda recuperar el cetro porque, adem¨¢s de destronar a un rival de una talla imponente como el Maccabi Tel Aviv, ha tenido que reconvertirse por completo, encomend¨¢ndose a una figura griega como Papaloukas, nacionalizando a un estadounidense como Holden, reclutando a otro par de ellos, y as¨ª. Pero ni siquiera eso hubiera bastado para que volviera al trono. Era preciso tambi¨¦n que se adaptara al nuevo estilo de juego que impera. Acostumbrado a ganar como un rodillo en los antiguos tiempos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el CSKA necesit¨® de todas las argucias y detalles sutiles. El rodillo de anta?o se convirti¨® en un estilete.

El CSKA de Mosc¨² hilo fin¨® como la seda. Messina ha logrado armar un equipo que no se impresiona f¨¢cilmente. No se dej¨® atribular ni por los 9.000 aficionados israel¨ªes, aplastantemente superiores a los moscovitas, ni por la embestida inicial del Maccabi. Muy puesto, con la inercia de su paseo triunfal ante el Tau en la semifinal y, qui¨¦rase o no, con la conciencia de ser el campe¨®n de los dos ¨²ltimos a?os, la referencia del campeonato, el Maccabi entr¨® al galope en el partido. Muy pertrechado en su zona por sus p¨ªvots, Vujcic y Baston, consigui¨® secar el ataque del CSKA y de la mano de Solomon se fue a un 0-7 de lo m¨¢s preocupante. Messina pidi¨® tiempo muerto y su equipo, adem¨¢s de mover fant¨¢sticamente la bola en las circulaciones ofensivas, empez¨® a hincar el diente con m¨¢s decisi¨®n. Savrasenko plant¨® cara a Baston y Vujcic y la entrada en pista de Papaloukas le dio mayor claridad de ideas a su equipo, que exhibi¨® una estupenda variedad ofensiva con triples, penetraciones y transiciones vertiginosas.

El sistema ofensivo del Maccabi se encasquill¨® y tuvo que actuar a contracorriente. Solomon, un jugador que brilla m¨¢s por su defensa y su capacidad para mover a su equipo, ten¨ªa que resolver demasiadas veces en ataque. El CSKA le daba r¨¦plica al Maccabi en la defensa. El reparto de tapones en cada aro marcaba el territorio. Con ese panorama, se encontraba m¨¢s a gusto el CSKA que puso tierra de por medio (35-25).

Vanterpool estir¨® todav¨ªa m¨¢s la cuerda en el inicio del tercer cuarto y el CSKA lleg¨® a dominar por 11 puntos (42-31). A partir de ese momento cambi¨® el juego. El Maccabi despert¨® desde la l¨ªnea de triples, recuper¨® ligeramente el poder anotador de Vujcic bajo el aro y de Parker desde larga distancia. Lleg¨® a empatar a 46 tantos. En el ¨²ltimo cuarto, cada detalle result¨® determinante. El Maccabi lleg¨® a situarse por delante (56-58) en una fase de una encarnizada y ag¨®nica batalla de triples. El CSKA estuvo a la altura y se llev¨® el gato al agua porque fue mejor en todos los detalles, desde un rebote ofensivo de Papaloukas a falta de tres minutos, pasando por la perspicacia y los reflejos de Messina que cambi¨® sobre la marcha, sin pens¨¢rselo un segundo, para adaptar a su equipo a la batalla que planteaba el t¨¦cnico del Maccabi Pini Gershon. El CSKA manej¨® el final del partido con inteligencia y nervios de acero y oblig¨® al Maccabi a jugar tan a contrarreloj como a contracorriente. Es el quinto t¨ªtulo del CSKA, que abre una nueva era en el baloncesto europeo. Los rusos est¨¢n de vuelta.