Francia debate la ley de Sarkozy para seleccionar a los inmigrantes

En un ambiente de cuchillos largos, con el primer ministro, Dominique de Villepin, tocado por el caso Clairstream, la Asamblea Nacional francesa (C¨¢mara baja) iniciar¨¢ hoy la tramitaci¨®n del proyecto de ley sobre inmigraci¨®n del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy. El proyecto ha sido presentado como el instrumento que permitir¨¢ a Francia "escoger" a sus inmigrantes, en lugar de "padecerlos".

Sarkozy defiende esta iniciativa, que establecer¨ªa, de una manera u otra, una pol¨ªtica de cuotas como el mejor "escudo contra el racismo". La oposici¨®n no piensa lo mismo, y tampoco las iglesias -cat¨®lica, protestante, musulmana y jud¨ªa- ni las ONG que se ocupan de estos problemas.

El texto, que Sarkozy viene anunciando desde hace meses, establece que el Ejecutivo determinar¨¢ cada a?o en qu¨¦ sectores de la actividad econ¨®mica se necesita mano de obra para admitir a un n¨²mero determinado de inmigrantes especializados que puedan trabajar en ellos.

En ¨²ltimo t¨¦rmino, se trata de cambiar un modelo de tipo humanitario por otro directamente relacionado con el mercado de trabajo y la eficiencia econ¨®mica. Francia no tiene actualmente un flujo migratorio como el de Espa?a o Italia, pero el sistema abre la puerta a una poblaci¨®n subvencionada para la que no hay puestos de trabajo.

El proyecto de ley, que no esconde su condici¨®n de arma electoral a menos de un a?o de las elecciones, endurece considerablemente los controles para acceder a la residencia y aumenta las trabas para el reagrupamiento familiar de los inmigrantes. En la actualidad, la ley autoriza la entrada de familiares, de primer o segundo grado, con s¨®lo disponer del salario m¨ªnimo.

De aprobarse el nuevo texto, se exigir¨¢ demostrar un nivel m¨¢s alto de recursos m¨ªnimos para acoger a familiares. Tambi¨¦n se cerrar¨¢ la v¨ªa de los matrimonios, especialmente los llamados matrimonios blancos, cuyo ¨²nico objetivo es proporcionar un pasaporte franc¨¦s al c¨®nyuge que llega del extranjero, aumentando hasta cuatro a?os el plazo de tiempo necesario para obtener la nacionalidad.

El proyecto de ley que hoy entra en el Parlamento establece la obligaci¨®n para los inmigrantes de firmar un "contrato de integraci¨®n" comprometi¨¦ndose a aprender la lengua francesa, respetar las leyes y la igualdad entre hombre y mujer. No cumplir este contrato se castigar¨¢ con la p¨¦rdida de las ayudas sociales e incluso la expulsi¨®n del pa¨ªs. El Consejo de Iglesias Cristianas de Francia ha mostrado abiertamente su disconformidad con la ley. El cardenal Jean Pierre Ricard, presidente de la Conferencia Episcopal, considera que el texto "no es realista desde un punto de vista pr¨¢ctico", pero es "problem¨¢tico en lo humano".

El proyecto de ley del ministro del Interior supone un claro gui?o a los votantes de extrema derecha que Sarkozy quiere subir al carro de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP) que ¨¦l mismo preside. Y en este sentido hay que entender sus recientes declaraciones, casi copiadas de las del l¨ªder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen. "A quienes no les gusta Francia, no deber¨ªan tener inconveniente en dejarla", dijo. "Cuando se pide vivir en Francia, hay que comprender que se vive en democracia. Y esto significa que la prensa tiene derecho a publicar caricaturas, tambi¨¦n las religiosas, o que no se puede impedir a una mujer que vaya a ver a un m¨¦dico", matiz¨®.