El triunfo del populismo petrolero
La ola populista latinoamericana ha sorprendido a EE UU. La izquierda tradicional se ve tambi¨¦n atrapada entre la rivalidad con Washington y las dudas sobre los nuevos l¨ªderes
En casi todas las elecciones celebradas en Latinoam¨¦rica en los ¨²ltimos meses, los triunfadores se distancian de Estados Unidos. En ocasiones, son elegidos precisamente por distanciarse: la impopularidad de los estadounidenses -no s¨®lo de su presidente- alcanza niveles extraordinarios. Washington, con Latinoam¨¦rica fuera del radar de sus prioridades, empieza a darse cuenta del alboroto en el patio trasero. La clase pol¨ªtica, a pesar de su habitual ensimismamiento, ya tiene otros nombres que a?adir al de Fidel Castro. "?Cu¨¢nto tiempo hac¨ªa que todo el mundo en Washington conoc¨ªa el nombre de un presidente de Bolivia?", brome¨® la semana pasada Cynthia Arnson, directora de Latinoam¨¦rica del Wilson Center -un lugar de encuentro entre pol¨ªticos y expertos-, en un debate sobre el futuro de las relaciones entre EE UU y Am¨¦rica Latina.
Washington entiende que el populismo es la respuesta al fracaso de las instituciones, pero no sabe qu¨¦ hacer
Am¨¦rica Latina es la regi¨®n con mayor desigualdad y muchos culpan a EE UU del fracaso de su modelo
Lo m¨¢s positivo para Washington es que parece haber entendido el problema y ha empezado a reaccionar
"Para los que, como yo, queremos que haya una mayor atenci¨®n hacia Latinoam¨¦rica, Ch¨¢vez es una bendici¨®n", dijo Richard Feinberg, que se ocup¨® de Asuntos Interamericanos en la Casa Blanca de Clinton.
Estados Unidos -que, para ser justos, ya hab¨ªa descubierto las virtudes de Lula da Silva en Brasil y de Ricardo Lagos en Chile- se da cuenta de lo obvio: los nuevos l¨ªderes en la regi¨®n est¨¢n, con un pu?ado de excepciones, al frente de gobiernos de izquierda o populistas. Y que Fidel Castro, del que ya s¨®lo se hablaba en el Estado de Florida en ¨¦poca electoral, va a cumplir 80 a?os con nuevos amigos que le felicitan. "?El mapa est¨¢ cambiando!", dijo el presidente cubano al recibir al victorioso Evo Morales, llegado a La Habana en el avi¨®n privado del comandante.
Cuba no es hoy "modelo para ning¨²n pa¨ªs latinoamericano", como escribe el ex presidente brasile?o Fernando Henrique Cardoso en sus memorias. Y a pesar de la preocupaci¨®n que despierta el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, en el Pent¨¢gono y entre algunos congresistas, "tampoco Ch¨¢vez es un modelo en Latinoam¨¦rica, no hay que sobreestimar su influencia", en opini¨®n de Feinberg; que s¨ª cree que tratar¨¢ de ayudar al candidato sandinista y ex presidente, Daniel Ortega, en las elecciones de noviembre en Nicaragua.
?lvaro Vargas Llosa, director del Centro para la Prosperidad Global de Washington, cree que el Gobierno ha empezado a despertar ante la oleada populista y de izquierdas: "Han entendido que algo est¨¢ pasando y sospechan que puede tener consecuencias m¨¢s adelante si no le prestan un poco de atenci¨®n. No creo que tengan muy claro qu¨¦ es lo que quieren hacer ni tampoco hablar¨ªa de una pol¨ªtica muy bien estructurada, pero s¨ª hay ya atenci¨®n".
Puede haberla, pero faltan otras cosas: "El ¨²nico instrumento de pol¨ªtica exterior estadounidense en la regi¨®n es el comercio", dijo en el debate del Wilson Center el economista de Harvard Ricardo Hausmann, y "me temo", a?adi¨®, "que, d¨®lar por d¨®lar, Venezuela tiene mucha m¨¢s capacidad de subsidiar a sus amigos que EE UU". Hay cambios importantes en Latinoam¨¦rica, y muchos de esos cambios a¨²n no est¨¢n claros, a?adi¨® Hausmann; EE UU deber¨ªa tomar partido, deber¨ªa intervenir, pero "este pa¨ªs tiene a un presidente 'lame duck' [literalmente, 'pato cojo', expresi¨®n que describe la inoperancia de los l¨ªderes en la fase final de su ¨²ltimo mandato] para los tres pr¨®ximos a?os, y van a pasar pocas cosas".
Pasen o no, ?el populismo es un problema para el Gobierno de Bush? Cualquiera lo dir¨ªa, pero Tom Shannon, secretario de Estado adjunto para el Hemisferio, matiza: "No necesariamente, y siento no tener una mejor respuesta. Es un fen¨®meno natural en los sistemas con instituciones que no pueden dar salida al crecimiento de la expresi¨®n popular. En Venezuela, Bolivia, Per¨² o Ecuador los conflictos se han canalizado a trav¨¦s de las instituciones democr¨¢ticas, y las instituciones han tenido problemas para contenerlos y darles salida. El populismo emerge como resultado de la debilidad de las instituciones".
Pero Adam Isacson, especialista en Latinoam¨¦rica del Center for International Policy, se?ala que los documentos que utiliza el Comando Sur del Ej¨¦rcito de EE UU y las agencias de seguridad con responsabilidad en Am¨¦rica Latina cuando quieren reclamar m¨¢s atenci¨®n para Latinoam¨¦rica "hablan del populismo y del hecho de que hay grandes extensiones de territorio sin control que pueden ser ocupadas por grupos terroristas, y hablan del narcotr¨¢fico y del crimen organizado".
Shannon, que recuerda que tambi¨¦n en la historia de EE UU ha habido populismo, insiste: "Es algo natural en las democracias con instituciones d¨¦biles; lo que tenemos que hacer es reforzar esas instituciones". A veces, a?ade, "en Latinoam¨¦rica y en otras partes, los pol¨ªticos populistas o los que llegan al poder por la quiebra de las instituciones tienen lo que podr¨ªa llamarse la tentaci¨®n autoritaria. Lo que nos interesa es apoyar la democracia y buscar la forma de que estos l¨ªderes no caigan en la tentaci¨®n autoritaria".
Roberto ?lvarez, embajador de la Rep¨²blica Dominicana ante la OEA y empresario, hace autocr¨ªtica sobre los vac¨ªos pol¨ªticos que en ocasiones llenan las corrientes populistas: "?Los latinoamericanos hemos hecho lo suficiente frente a Estados Unidos? La respuesta es un rotundo no. No hemos sabido negociar, no hemos sabido hacer que nos tomen en serio. El caso de M¨¦xico, entre 2001 y 2003 y bajo el liderazgo del canciller Casta?eda, fue una excepci¨®n. No tenemos la solidez de las instituciones y la seriedad y continuidad de los funcionarios. Si lo tuvi¨¦ramos, sabr¨ªamos c¨®mo negociar con el Congreso y con el Ejecutivo de Estados Unidos".
Lo que le preocupa al ex presidente de Colombia Andr¨¦s Pastrana del populismo tiene que ver con "las expectativas tan grandes que genera. Si eres un pol¨ªtico com¨²n y corriente, como hemos sido todos, y llegas al Gobierno, puede que no cumplas todo lo que prometas: dije que iba a hacer 10 hospitales e hice 8, dije que iba a hacer 20 colegios e hice 15, que iba a hacer X e hice Y... La historia me criticar¨¢ y dir¨¢, Pastrana pas¨® por aqu¨ª y no cumpli¨® con lo prometido. Pero la gente se refleja en los l¨ªderes populistas, y cuando llegan al poder, el que le vot¨® piensa: 'Este hombre es como yo y, por tanto, va a resolver mis problemas'. Si no se resuelven, no hay s¨®lo desilusi¨®n: hay desesperanza. Con un pol¨ªtico puede haber desilusi¨®n; cuando se juega con otras cosas, hay desesperanza. Y ah¨ª es donde uno dice: qu¨¦ es lo que va a pasar, hacia d¨®nde vamos a ir...".
Jorge G. Casta?eda, ex canciller de M¨¦xico, dice que se equivocan los que todav¨ªa creen que Ch¨¢vez puede ser identificado con la izquierda: "Es un error. Creo que ¨¦l puede responder a causas que son banderas de las izquierdas, pero no a realidades. Creo que la pol¨ªtica de Ch¨¢vez es gastar el dinero del petr¨®leo. Cuando se acabe ese dinero, ?qu¨¦ va a hacer? No hay nada ah¨ª: no hay una pol¨ªtica social, no hay una pol¨ªtica internacional, no hay una pol¨ªtica econ¨®mica.... No hay nada. Lo ¨²nico que hay es much¨ªsima plata, porque hay mucho petr¨®leo".
Roberto ?lvarez coincide: "?ste es un populismo que tiene un nombre muy claro; Hugo Ch¨¢vez, y junto al nombre, una etiqueta: el petr¨®leo. Sin el petr¨®leo, este populismo no tendr¨ªa piernas para levantarse, como dicen los gringos".
Pastrana tiene una receta para contrarrestar ese efecto: "Cuando me piden consejos en Washington, les digo: 'Ustedes deben tener la misma pol¨ªtica de Ch¨¢vez, una pol¨ªtica energ¨¦tica y de ayuda a la regi¨®n. Si ¨¦l est¨¢ presente es porque est¨¢ dando petr¨®leo. ?Cu¨¢nto le cost¨® a Estados Unidos la crisis del tequila? ?Treinta, cuarenta, cincuenta mil millones? ?Cu¨¢nto le costar¨ªa tener un fondo de ayuda? Yo creo que muy poco; M¨¦xico est¨¢ dispuesto, Centroam¨¦rica tambi¨¦n, Colombia tambi¨¦n... Hacen falta recursos y hace falta pol¨ªtica".
Para Isacson, al Gobierno de Bush le va a ser dif¨ªcil cualquier pol¨ªtica diferente a la de contener a Ch¨¢vez. "Lo que no se debe hacer es repetir lo de Castro, que ha sobrevivido manejando a EE UU como una amenaza para desviar la atenci¨®n de sus problemas internos". En el Departamento de Estado, a?ade, "distinguen entre Ch¨¢vez y los dem¨¢s; por eso se habla de Lula como modelo y por eso se relacionan con Evo. Creo que es la ¨²nica opci¨®n que tienen, porque no va a haber una nueva Alianza para el Progreso; no hay dinero para comprar los corazones y las mentes del pueblo latinoamericano. Estamos en un d¨¦ficit de m¨¢s del 4% del PIB. Hasta la ayuda antidroga se est¨¢ recortando en Bolivia, Per¨² y Ecuador. Y Colombia sufrir¨¢ recortes en unos pocos a?os".
En otra dimensi¨®n, una de las claves de las cr¨ªticas a EE UU es econ¨®mica y social. Latinoam¨¦rica pasa por ser la zona del mundo con mayores desigualdades sociales. Para Isacson, "el enfado que hay hacia EE UU no tiene que ver s¨®lo con la historia de intervenciones y la doctrina Monroe, sino con la pol¨ªtica econ¨®mica del consenso de Washington, que tal vez ha servido para el crecimiento econ¨®mico, pero es un crecimiento que no ha llegado a la gente: hay altas tasas de pobreza, el desempleo no ha bajado... La gente culpa a EE UU del fracaso de ese modelo. Aunque en muchos casos, los problemas est¨¢n en otro lado: en la corrupci¨®n, con frecuencia; en la ineficacia de las privatizaciones... pero el hecho es que se identifica con el pa¨ªs aquella receta que se utiliz¨® como molde para todos. ?Estamos entonces en el disenso de Washington? ?Exacto! Se est¨¢ desarrollando otro consenso, y en esta ocasi¨®n est¨¢, pol¨ªticamente, muy lejos de Washington".
?sa es una percepci¨®n muy extendida, a pesar de que, en opini¨®n de Roberto ?lvarez, "los modelos de la liberalizaci¨®n y privatizaci¨®n, que se consideran agotados, no se aplicaron bien en muchos casos. El esfuerzo para reducir la corrupci¨®n, para fortalecer las instituciones y aumentar la eficacia en los beneficios del proceso democr¨¢tico, el cumplimiento de las leyes, la mejor distribuci¨®n de la riqueza... todo esto ten¨ªa que acompa?ar a las otras medidas, pero no marcharon a la par unas con otras. Y hoy tenemos supuestamente el agotamiento de un modelo que nunca se lleg¨® a aplicar debidamente".
En todo caso, las desigualdades y la pobreza est¨¢n ah¨ª. Y "la combinaci¨®n de desigualdad y democracia suele causar en todas partes desplazamientos hacia la izquierda", escribe Jorge G. Casta?eda en Foreign Affairs, en un art¨ªculo en el que explica que no hay una izquierda latinoamericana, sino dos: "Una es moderna, abierta, reformista e internacionalista, y, parad¨®jicamente, procede de la izquierda dura del pasado; la otra, que nace de la gran tradici¨®n del populismo latinoamericano, es nacionalista, estridente y estrecha de miras. La primera es consciente de sus pasados errores, y, en consecuencia, ha cambiado. La segunda, desgraciadamente, no". Y har¨¢ da?o, porque "la izquierda populista ama m¨¢s el poder que la democracia, y luchar¨¢ para conservarlo a toda costa". El populismo "ha sido tradicionalmente desastroso para Am¨¦rica Latina, y no hay raz¨®n para suponer que dejar¨¢ de serlo en el futuro".
A quien m¨¢s perjudica el populismo es a la izquierda, asegura Vargas Llosa, que cree que Washington debe tomar nota: "Lula, en Brasil, lo ve con mucha claridad y por eso mantiene a raya a Ch¨¢vez y presiona a Evo Morales. La batalla m¨¢s fascinante que se da hoy en Am¨¦rica Latina es entre la izquierda moderada y la populista. Si EE UU lo entiende y juega sus cartas inteligentemente, puede hacer algunos progresos". En su opini¨®n, ya hay un esbozo de otra pol¨ªtica en el Gobierno estadounidense: "Cuando hablo con ellos, mi impresi¨®n es que han decidido cambiar de t¨¢ctica frente a Ch¨¢vez. Quieren tratar de aislarlo o de minimizar el impacto del populismo radical estableciendo alianzas o acercamientos con la izquierda moderada. La de Lagos y Bachelet en Chile, la de Lula en Brasil, la de Tabar¨¦ V¨¢zquez en Uruguay... Incluso se nota en el caso de Bolivia, donde han reaccionado frente a Evo Morales con menos hostilidad de la que cab¨ªa esperar, con la llamada de felicitaci¨®n del presidente Bush, con visitas, con reuniones... Es lo mismo: no hostilizar a Morales, no arrinconarlo, evitar que caiga en brazos de Ch¨¢vez".
Shannon lo cuenta as¨ª: "Durante mucho tiempo tuvimos muy buenas relaciones con Venezuela, en todos los cap¨ªtulos. Debido a que Venezuela, a diferencia de muchos pa¨ªses de la regi¨®n, es constitucionalmente una democracia desde 1958, ten¨ªamos un di¨¢logo pol¨ªtico muy desarrollado y profundo. Esta relaci¨®n, obviamente, ha sufrido. Pero, teniendo esa historia en cuenta y dada la creciente importancia de las relaciones energ¨¦ticas, para nosotros ser¨ªa rid¨ªculo tratar de aislar a Venezuela".
Lo que tiene que entender Washington es "que la pol¨ªtica exterior no puede ser maniquea, primero, y segundo, que los problemas de Am¨¦rica Latina tendr¨¢n que resolverse all¨ª", dice Arturo Valenzuela, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, y que EE UU, como aliado y como pa¨ªs con muchos intereses en la regi¨®n, "debe ayudar a facilitar soluciones, pero no necesariamente tratar de hegemonizarlas, porque, mal que mal, le sale el tiro por la culata".
Uno de esos tiros tiene que ver con las tensiones que crea en la zona la hasta ahora estricta pol¨ªtica de exigir la aplicaci¨®n del ASPA, la ley que prev¨¦ la suspensi¨®n de la cooperaci¨®n militar con los pa¨ªses miembros de la Corte Penal Internacional que se nieguen a firmar acuerdos bilaterales con EE UU para garantizar inmunidad a sus soldados. Doce pa¨ªses tienen suspendida la cooperaci¨®n militar con el Pent¨¢gono, y Chile -con lo que eso supone- podr¨ªa ser el siguiente en cuanto ratifique el tratado que cre¨® la Corte. "Es un tema que preocupa a los dos partidos, al Pent¨¢gono y al Departamento de Estado; el problema est¨¢ en la Casa Blanca, en la oficina del vicepresidente y en el Consejo Nacional de Seguridad. Ah¨ª empujaron para hacer esa ley y ahora no quieren suavizar las sanciones. Conf¨ªo en que haya un arreglo en el Congreso", se?ala Isacson.
Problemas del unilateralismo, lamentos latinoamericanos por la ausencia de una pol¨ªtica global sobre la regi¨®n, quejas de relaciones de baja intensidad... Pero no es relaci¨®n lo que falta en muchos otros ¨¢mbitos. "Nunca ha sido mayor la emigraci¨®n de latinoamericanos a EE UU, y los env¨ªos de los emigrantes son ya casi 50.000 millones de d¨®lares anuales. Hay un alto porcentaje de latinoamericanos que saben que su sustento tiene relaci¨®n directa con EE UU", se?ala Vargas Llosa. Y Valenzuela apunta otra dimensi¨®n: "Hay que tener cuidado cuando se dice que hay una crisis en la relaci¨®n entre EE UU y Am¨¦rica Latina. Las relaciones son enormes y van mucho m¨¢s all¨¢ de lo oficial. A veces, estamos tan pendientes de lo diplom¨¢tico, de lo oficial, que nos olvidamos de la enorme interacci¨®n a tant¨ªsimos niveles que existe, desde los aspectos culturales hasta el fen¨®meno de la inmigraci¨®n, una cantidad que es el doble de toda la ayuda externa de EE UU en el mundo. Y es tambi¨¦n el cine, los deportes, el b¨¦isbol... Uno va a Monterrey, en M¨¦xico, y se pregunta si est¨¢ en Tejas, y viceversa. Yo acabo de estar en Venezuela, con un proyecto de acercamiento entre congresistas de all¨¢ y dem¨®cratas y republicanos de EE UU, y en uno de los momentos dif¨ªciles de los encuentros, de repente, armaron un partido de b¨¦isbol y fue fant¨¢stico. El b¨¦isbol no lo entienden en Espa?a, pero se entiende en Venezuela, en Nicaragua, en Panam¨¢, en Cuba...".
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