La calle, con la baronesa
Vecinos y comerciantes de la zona muestran su preocupaci¨®n ante el proyecto municipal
Unos 700 ¨¢rboles y la reforma de uno de los paseos m¨¢s emblem¨¢ticos de la capital. ?sta es la nueva batalla que, pendiente a¨²n del desenlace de la pol¨¦mica de los parqu¨ªmetros, el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, deber¨¢ librar contra algunos vecinos y, sobre todo, contra la baronesa Carmen Cervera.
"?ste es el verdadero y gran paseo de Madrid, y no se puede atentar as¨ª contra el patrimonio de todos los ciudadanos". Carmen Polo lleva 33 a?os en un puesto de recuerdos tur¨ªsticos y espera con asombro y preocupaci¨®n noticias sobre el proyecto de reforma del paseo del Prado que el Ayuntamiento ha encargado al arquitecto ?lvaro Siza. "Yo har¨ªa un llamamiento a los ciudadanos para que protejan esto; y si la baronesa se encadena, yo voy detr¨¢s", insiste, mientras despacha a los turistas en cinco idiomas.
"Si Tita Cervera se lleva los cuadros, que tambi¨¦n se vaya ella", pide un turista
"No se puede atentar de este modo contra el patrimonio", dice una comerciante
"La baronesa puede plantar caraa los poderosos", seg¨²n un visitante
Los hijos de Carmen, Santiago y Marcos Lozano, tambi¨¦n trabajan en el quiosco familiar desde hace m¨¢s de 20 a?os. Ellos son un poco m¨¢s comedidos con su discurso. "Nadie nos ha dicho qu¨¦ pasar¨¢ con los vendedores que estamos en el paseo. Pero a ver si el arquitecto ese se acuerda de nosotros y nos hace unos quioscos bonitos. Si es para mejorar, no nos importar¨ªa hacer un sacrificio", afirma Santiago.
Carmen Cervera, la baronesa Thyssen, advirti¨® la semana pasada de que, si el proyecto sigue adelante, se llevar¨¢ su colecci¨®n de pinturas a Suiza. Ayer, entre c¨¢maras de televisi¨®n y fot¨®grafos de prensa que se acercaron a los alrededores del museo, de lo ¨²nico que hablaban comerciantes y transe¨²ntes de la zona era de la pol¨¦mica reforma y de sobre qui¨¦n tiene raz¨®n: el alcalde, o "la Thyssen".
"Hace muy bien en amenazar a Gallard¨®n; ella puede plantar cara a los poderosos", dec¨ªa Jos¨¦ Luis Rom¨¢n, tras visitar el Museo Thyssen. La mayor¨ªa estaba con la baronesa, pero alguno mostraba su disgusto por la posible p¨¦rdida de la colecci¨®n. "Si se lleva los cuadros, que se vaya ella tambi¨¦n. Tiene un compromiso con los madrile?os", protestaba Alejandro de la Torre. "Aunque lo de la tala de ¨¢rboles, tampoco me parece bien", a?ad¨ªa.
Los turistas, tanto espa?oles como extranjeros, ajenos a la pol¨¦mica, no pod¨ªan m¨¢s que lamentarse por la hipot¨¦tica p¨¦rdida de la colecci¨®n Thyssen de arte moderno. "Es una colecci¨®n ¨²nica. Cualquier pa¨ªs estar¨ªa encantado de tenerla; en Londres, por ejemplo, lucir¨ªa mucho", ironizaba el brit¨¢nico Brian Price a las puertas del museo.
Los vecinos de la zona tampoco sienten especial ilusi¨®n hacia el proyecto. Estefan¨ªa Carrero caminaba con su perro por el paseo central a la sombra de los pl¨¢tanos que te¨®ricamente desaparecer¨¢n con la remodelaci¨®n de la zona. "No me parece nada bien. ?Cu¨¢l es el problema con la situaci¨®n actual?", se preguntaba. "Y lo de la baronesa... Hombre, no me parece bien que se lleve la colecci¨®n, pero si lo ha dicho, tendr¨¢ que cumplir su amenaza, ?no?".
Pero el envite lanzado por Carmen Cervera al alcalde de la ciudad aburr¨ªa a algunos. "Eso es puro faranduleo entre ellos dos. Lo que hay que pensar es que esto va a ser la obra de San Quint¨ªn y pensar si vale la pena o no hacer la remodelaci¨®n. Si es para mejorar, bien. Pero si no, habr¨ªa que pensarlo mejor", argumentaba Miguel ?ngel, detr¨¢s del mostrador de su quiosco de prensa.
Muchos de los transe¨²ntes que no conoc¨ªan la existencia del proyecto mostraban ayer su asombro. "M¨¢s que por esta obra que se nos viene encima, que no sabemos ni de qu¨¦ va, por las ganas de levantar toda la ciudad de golpe", explicaba indignado un padre de familia.
"Mira, mira, mira...". En una d¨¦cima de segundo, una chica rumana disfrazada de turista se coloca detr¨¢s de una turista aut¨¦ntica, a la que abre la mochila sigilosamente. Trata de robarle el interior, pero el marido de la v¨ªctima se da cuenta y le suelta una sonora bofetada a la ladrona para impedir el robo. ?sta y su compinche se quedan de una pieza y salen corriendo calle abajo, donde dos polic¨ªas las interceptan y las detienen. "?Ves? Eso es un problema. Los ¨¢rboles, no", insiste uno de los vecinos preguntados.
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