Un d¨²o mortal
Una vez m¨¢s, el giro m¨¢s reciente de la interminable saga de Al Qaeda ha tomado por sorpresa a Occidente. Presenta una renovada y aterradora alianza entre Osama Bin Laden y Abu Musab al Zarqaui. Ahora est¨¢ claro que ambos hombres est¨¢n unidos. Para los miembros y simpatizantes de su lucha, gente dispersa por todo el mundo, las palabras Bin Laden y Al Zarqaui son las notas y los versos de una mortal canci¨®n a d¨²o interpretada por los ejemplos indiscutibles del alqaedismo, la ideolog¨ªa antiimperialista nacida de las cenizas de Al Qaeda
Esta inesperada muestra de lealtad llega despu¨¦s de un periodo de seis meses de fuertes cr¨ªticas al incesante uso por parte de Al Zarqaui de las misiones suicidas en Irak. Al menos esto es lo que los expertos en terrorismo occidentales han estado debatiendo, los pol¨ªticos predicando, los medios difundiendo y los servicios secretos investigando. Esta creencia ha estado respaldada por mensajes de Ayman al Zauahri, cartas de Maqdisi (mentor espiritual de Al Zarqaui), discursos de Abu Qatada desde la prisi¨®n de Belmarsh en Inglaterra, y declaraciones oficiales utilizadas para distanciarse de los ataques de Al Zarqaui contra los chi¨ªes en Irak. Por ¨²ltimo, aunque no menos importante, hace dos semanas lleg¨® una noticia del hijo del jeque Abdula Azam (cofundador, con Bin Laden, de Al Qaeda) que revel¨® que Al Zarqaui hab¨ªa sido degradado del cargo de emir de Al Qaeda en Irak a comandante militar de la insurgencia iraqu¨ª.
La incapacidad occidental para interpretar el lenguaje yihadista, para dominar su jerga y romper el c¨®digo de Al Qaeda proviene de la negativa de nuestros l¨ªderes a aceptar que la revoluci¨®n yihadista est¨¢ guiada por la pol¨ªtica. ?ste es un punto ciego en la estrategia antiterrorista que enturbia el hecho y la ficci¨®n. Mientras nos aferremos a esta actitud, la saga de Al Qaeda seguir¨¢ super¨¢ndonos. Mientras creemos escenarios imaginarios y creamos en ellos, con o sin la ayuda de personas situadas en los m¨¢rgenes de los movimientos yihadistas, nuestra lucha est¨¢ condenada. Parad¨®jicamente, el v¨ªdeo de Abu Musab al Zarqaui proporciona varias claves para descifrar el c¨®digo de informaci¨®n yihadista. Si lo interpretamos adecuadamente, podremos predecir el siguiente movimiento. La promesa de lealtad del Zorro yihadista a Osama Bin Laden confirma la unidad del nuevo ej¨¦rcito muyahidin internacional, una red de personas laxamente conectadas entre s¨ª. En este mensaje, Al Zarqaui acepta la categor¨ªa de l¨ªder pol¨ªtico del saud¨ª y parece conformarse con el papel de comandante en jefe de la insurgencia iraqu¨ª. El momento elegido para los dos v¨ªdeos, emitidos con una diferencia de 48 horas (pero que probablemente se prepararon a un tiempo), no es m¨¢s que la confirmaci¨®n de que Bin Laden aprueba toda la conducta de Al Zarqaui en Irak. Lejos de criticarle, le apoya. Por consiguiente, a lo que nos enfrentamos hoy no es a un movimiento internacional plagado de luchas internas, sino a un frente unido y compacto.
Las funciones dentro del liderazgo est¨¢n perfectamente claras, al igual que el lenguaje. Mientras que Bin Laden, el l¨ªder espiritual y pol¨ªtico, habla con Occidente y esboza la estrategia internacional de los nuevos muyahidin contra los cruzados cristianos y sionistas, Al Zarqaui, el comandante en jefe en Irak, se dirige a las masas musulmanas -entre las cuales recluta a sus combatientes- y presenta su plan de acci¨®n en Irak. Por tanto, los dos v¨ªdeos deber¨ªan considerarse el manifiesto revolucionario de la siguiente fase de la lucha yihadista, una lucha mundial con dos frentes convergentes, uno en Irak y el otro en el resto del mundo. Si prescindimos de la ret¨®rica, lo que queda es la estrategia yihadista al desnudo para los pr¨®ximos tiempos; un plan de acci¨®n que presentan los dos iconos, el l¨ªder pol¨ªtico y el militar, usando dos lenguajes distintos (uno para Occidente y otro para Oriente). Osama Bin Laden condena el ostracismo de Ham¨¢s dentro de la pesadilla palestina, menciona medidas concretas; en resumen, habla de pol¨ªtica. Al Zarqaui, su compa?ero de canto, hace referencia al territorio que va de Bagdad a El Cairo, desde el ?ufrates hasta el Nilo; es lo que los fundamentalistas cristianos denominan "el gran Israel". Es el ¨¢rea que Bush quiere remodelar con ayuda de sus aliados, dice Al Zarqaui. El territorio que ¨¦l y sus seguidores defender¨¢n hasta "que se derrame la sangre de nuestras venas".
Bin Laden hace referencia a Egipto y Sud¨¢n, y enumera los impedimentos pol¨ªticos en estos pa¨ªses para la victoria del movimiento yihadista revolucionario. A¨ªsla h¨¢bilmente la responsabilidad de los "opresores" occidentales y la de sus aliados musulmanes. El mensaje est¨¢ claro: no habr¨¢ paz en Oriente y en Occidente mientras esta situaci¨®n dure. Al Zarqaui, usando la experiencia iraqu¨ª, recuerda a los musulmanes cu¨¢les son los enemigos internos. Para derrotarlos, el modelo a seguir es el iraqu¨ª. ?ste es el mensaje impl¨ªcito que contienen ambos v¨ªdeos. As¨ª, mientras que el 11-S es el anteproyecto de los ataques suicidas en Oriente y en Occidente, la insurgencia iraqu¨ª es el anteproyecto de la revoluci¨®n en el mundo musulm¨¢n. Ambos modelos est¨¢n destinados a destruir a los "cruzados". ?sta es una palabra clave que identifica la naturaleza del enemigo. Los cruzados ya no son cristianos ni jud¨ªos, como se especifica en el mensaje hist¨®rico de Bin Laden que condujo a los atentados contra Estados Unidos; hoy, los musulmanes tambi¨¦n pueden pertenecer a este grupo infame. Por consiguiente, Al Zarqaui acusa espec¨ªficamente de cruzados a los kurdos, a los sun¨ªes liberales o laicos y a los chi¨ªes.
?C¨®mo interpretar estos mensajes cifrados? La referencia de Al Zarqaui a la definici¨®n m¨¢s amplia de cruzados llama a una nueva oleada de ataques contra las fuerzas de la Coalici¨®n y contra objetivos occidentales en Irak. El ataque contra el contingente italiano en Nasiriya parece confirmar esta interpretaci¨®n. Tras m¨¢s de un a?o en el que los seguidores de Al Zarqaui han centrado su batalla contra los chi¨ªes, las tropas extranjeras son nuevamente un objetivo primordial. Al respaldar el mensaje emitido por Bin Laden en enero, el l¨ªder de Al Qaeda en Irak record¨® a los iraqu¨ªes que Occidente respaldaba la oferta de tregua de Bin Laden para reconstruir Irak y Afganist¨¢n; en concreto, declar¨® que los occidentales ser¨ªan castigados y que no deb¨ªa haber misericordia para ellos. El que el nuevo gobierno italiano vaya a retirar las tropas de Irak carece de relevancia. Los soldados muertos en Nasiriya son la prueba de que Italia y los italianos siguen siendo enemigos. El v¨ªdeo de Bin Laden contiene un mensaje igual de inflexible: no habr¨¢ misericordia con Occidente. Su prop¨®sito es desatar una nueva oleada de misiones suicidas para estimular el efecto de emulaci¨®n entre los musulmanes occidentales. El c¨®digo de Al Qaeda para la siguiente fase es un plan para un futuro m¨¢s sombr¨ªo y mortal que lo que hemos visto hasta hoy, un plan tramado por unos l¨ªderes fuertes y unidos. Confirma que las misiones suicidas son el arma m¨¢s importante de los yihadistas y que nuestro verano estar¨¢ de nuevo te?ido de sangre inocente.
Loretta Napoleoni es economista italiana, autora de Insurgent Iraq: al-Zarqawi and the new generation, y de Yihad: c¨®mo se financia el terrorismo en la nueva econom¨ªa (Urano). Traducci¨®n de News Clips.
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