La angustia de la influencia
"La angustia de las influencias" podr¨ªa ser el nombre o el resumen de lo que se me qued¨® en la cabeza cuando conclu¨ª mi visita a la gran exposici¨®n que Bernard¨ª Roig celebra actualmente en DA2 de Salamanca. Y no porque yo me angustie mucho por las influencias ni porque crea que ¨¦l sea especialmente v¨ªctima de ese mal -anunciado o denunciado in illo tempore por el cr¨ªtico norteamericano Harold Rosenberg-, sino porque hay muchos cr¨ªticos y aficionados que cuando ven su obra piensan inmediatamente en la de Juan Mu?oz como un antecedente, una referencia ineludible o una influencia aplastante. Cierto: no les falta del todo asidero a esta clase de comentarios que se han vuelto insistentes e inclusive insolentes desde cuando Roig abandon¨® hace a?os la pintura para concentrarse en los terrenos del objeto, la escultura y la instalaci¨®n.
BERNARD? ROIG
'The Light. Exorcices Series'
Domus Artium 2002
Avenida de la Aldehuela, s/n Salamanca
Hasta el 28 de mayo
La huella de Juan Mu?oz est¨¢ ah¨ª, en lo que hace, y no vale la pena negarlo. Pero eso de "la huella" puede objetar poco o nada a nadie y m¨¢s en una coyuntura art¨ªstica como la actual que podr¨ªamos calificar, acogi¨¦ndonos al uso y sobre todo al abuso del prefijo pos, como posapropiacionista. Coyuntura signada por el copyleft m¨¢s que por el copyright, coyuntura consecuente o consecutiva a obras como la de Cindy Sherman, donde eso de la originalidad y la autor¨ªa indubitable de los trabajos importan o deber¨ªan importarnos poco o nada.
Pero la verdad es que siguen
import¨¢ndonos, a despecho de quienes insisten en pensar o en creer que con repartir a diestra y siniestra el dichoso prefijo de posteridad ya hemos superado o asimilado plenamente, hasta el punto de convertirlas en insignificantes, nociones, ?qu¨¦ digo!, estadios tan decisivos para nuestra propia constituci¨®n como los de modernidad, sociedad hist¨®rica o sociedad del espect¨¢culo. A veces la velocidad de emisi¨®n de los esl¨®ganes culturales es tan vertiginosa que nos impide darnos cuenta que apenas estamos preparando el viaje cuyo itinerario completo dan por enteramente cubierto esos esl¨®ganes. Todav¨ªa m¨¢s radicalmente: nos impiden darnos cuenta de que jam¨¢s cubriremos ese itinerario porque mientras intentamos hacerlo surgir¨¢ otro.
De all¨ª que haya tantos, como ya dije, que no dejan que Roig interprete en paz las lecciones de Mu?oz, vari¨¢ndolas con sabidur¨ªa y exquisito respeto, intentando utilizarlas para componer una obra que todav¨ªa pretende ser personal y no puramente epis¨®dica. Y es quiz¨¢ all¨ª, en la resistencia a lo que es moda, en donde est¨¢ la fidelidad m¨¢s profunda de Roig a Juan Mu?oz, quien, como bien se sabe, logr¨® hacer lo que hizo y logr¨® el reconocimiento internacional que logr¨® porque decidi¨® -en contra de la moda- darle un giro teatral a la escenificaci¨®n a la que estaban entregados todos los instalacionistas de entonces. S¨ª, "giro teatral", ¨¦sa podr¨ªa ser mi otra conclusi¨®n de mi visita a la exposici¨®n de Roig en Salamanca, tan distinto y tan distante de la escenificaci¨®n tout court a la que somete a la juventud finlandesa el artista Jouko Lehtola en la extraordinaria serie de fotograf¨ªas que expone al lado de las piezas e instalaciones de Roig.
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