La conjura de los ciegos
Estas l¨ªneas podr¨ªan y deber¨ªan llamarse la conjura de los necios, por la similitud entre Really, el personaje creado por la disparatada novela de Kennedy Toole, y la realidad de este territorio comanche que no llega a perfilarse como naci¨®n. Pero lo que aqu¨ª pasa queda mejor definido como la conjura de los ciegos, que tan bien describe H.G. Wells en El Pa¨ªs de los ciegos: una sociedad perfecta formada por ciegos que no quieren ver.
1.- Queremos infraestructuras. Y en ese debate estamos desde los tiempos de Primo de Rivera. Aqu¨ª todos los d¨ªas se habla de aeropuertos, puertos, carreteras, trenes, pantanos, trasvases y desaladoras. Tan obsesionados estamos que incluso nos pagamos el Plan Sur para desviar el r¨ªo Turia a su paso por Valencia, aunque en otros lugares ese presupuesto lo ejecutara el Estado. Incluso tuvimos la primera autopista de peaje de Espa?a a cambio de no tener autov¨ªas.
Los pol¨ªticos siempre se l¨ªan a mamporrazos para demostrar el cumplimiento de sus compromisos en infraestructuras y las asociaciones civiles de guardia entran de inmediato al trapo. ?No se han dado cuenta que el personal ya tiene amortizadas las llamadas infraestructuras? ?Tan ciegos est¨¢n? No hay diputado o concejal que reciba un voto por hacer una carretera. Esa es su obligaci¨®n. Un derecho ciudadano. Por eso las carreteras no aparecen en la lista de prioridades cuando hacen una encuesta. Las infraestructuras no tienen valor de cambio pol¨ªtico. Tienen valor de uso.
Entre las prioridades valencianas est¨¢n el paro, la inseguridad ciudadana, la inmigraci¨®n y, si la encuesta es municipal, el tr¨¢fico, no los accidentes de tr¨¢fico ni las carreteras. Aparecen valores, que es lo que la gente compra y vende en estos momentos. Pero la ceguera es total. Aqu¨ª andamos discutiendo el coste del altar para la misa del Papa, mientras en Roma llevan redactados diez borradores de discursos para vender un mensaje redentor. Nosotros a las infraestructuras.
2.-Hay que construir. Esa es la ciega obsesi¨®n. Construir miles de apartamentos donde sea y como sea. Esto, claramente, provoca una reacci¨®n contraria: est¨¢n destrozando el territorio. Entre unos y otros olvidan la parte fundamental: esos apartamentos hay que venderlos. Pero para eso hay que buscar clientes. ?D¨®nde est¨¢n? Y en los tiempos que corren eso m¨¢s que una pregunta es una adivinanza. En una reciente comparecencia, el presidente de la Federaci¨®n Internacional de Inmobiliarias (FIABCI), el espa?ol Francisco S¨¢nchez, alertaba sobre las dificultades que vamos a tener para ir a vender nuestras segundas residencias en Europa. Y no por el t¨®pico de que est¨¦n mal construidas o haya muchas. En Italia duplican la cifra espa?ola y en Francia se aproximan con el doble de poblaci¨®n. Y en ambos lugares con menos garant¨ªas. El problema est¨¢ en la gran oferta que hay en Croacia, Bulgaria, T¨²nez o el sur de Italia. Ellos no est¨¢n ciegos y atan corto a los intermediarios ingleses y alemanes. Incluso el presidente murciano, Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, estuvo estos d¨ªas en Londres vendiendo su para¨ªso vacacional sin avergonzarse de nada. Aqu¨ª hasta Rafael Blasco se siente en pecado, lo que ya es el colmo de la ceguera. Nosotros ciegos y Ferrovial es la primera inmobiliaria de Polonia y Metrovacesa no le ir¨¢ a la zaga en otros pa¨ªses. Por eso la apuesta de Juan Soler. ?Y aqu¨ª cu¨¢ndo nos ponemos a vender? Que yo sepa s¨®lo Llanera, Marina d'Or y Onofre tienen sede en Londres.
3.- Estamos en crisis. Por esa conjura de los ciegos nos arrogamos una situaci¨®n de crisis econ¨®mica permanente. Valga que nuestra ¨¦poca tenga mala prensa, pero o los ¨ªndices para medir el crecimiento econ¨®mico se han quedado desfasados o aqu¨ª estamos todos locos y ciegos. Jam¨¢s se hab¨ªa movido tanto dinero como ahora, el consumo registrado hab¨ªa sido tan alto o se hab¨ªa producido la concentraci¨®n parcelaria pedida durante siglos en la lucha contra el minifundismo, por citar tres ejemplos. ?Que es dinero negro? ?Pues pongan medidas fiscales m¨¢s duras! Pero lo que se mueve es dinero productivo, aunque no conste en las agendas de Justo Nieto o Andr¨¦s Garc¨ªa Reche. ?Que se ha acabado el calzado o el textil? Tambi¨¦n se acab¨® el c¨¤nem.
La conjura de los ciegos es total, porque impide que este territorio que no est¨¢ vertebrado ni es naci¨®n, se contemple con orgullo. Por eso, ya que Jos¨¦ Saramago est¨¢ hoy en Alicante, no me extra?ar¨ªa que del para¨ªso de los ciegos pensado por H.G. Wells pasemos al Ensayo sobre la ceguera, para dejar salir nuestros instintos primitivos a base de liquidar a los que a¨²n pueden ver.
www.jesusmontesinos.es
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