Las bases republicanas pasan factura a la direcci¨®n por la destituci¨®n de Carretero

El presidente de ERC, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, fue el primero que en la reuni¨®n de la ejecutiva de ayer alz¨® la bandera del no al nuevo Estatuto como hace una semana lo hizo a favor del voto nulo. La direcci¨®n republicana ha tenido que plegarse al designio de una militancia que ha aprovechado el debate interno sobre el refer¨¦ndum previsto para el 18 de junio para verbalizar su creciente malestar. En esta decisi¨®n del movimiento asambleario se mezcla el disgusto de las bases por la ¨²ltima remodelaci¨®n del Gobierno catal¨¢n, que conllev¨® la salida del consejero Joan Carretero, lo que interpretan como una sumisi¨®n de ERC al PSC, y la actitud de un sector de la direcci¨®n, al que ven cada vez m¨¢s distante del palpitar de la militancia.

En el seno de ERC conviven dos sectores, el que lidera Carod Rovira -m¨¢s institucional- y el encabezado por su secretario general, Joan Puigcerc¨®s, que controla mayoritariamente el territorio. Pero en este ¨²ltimo episodio, la militancia siente que ambos "han viajado en el mismo barco" por su tibieza en su oposici¨®n al Estatuto que ha salido del Congreso. No obstante, se?alan fuentes de Esquerra, Puigcerc¨®s "ha sabido bajarse antes de la nave" y ha salido mejor parado de esta crisis.

Ambos han tenido que ceder posiciones. Carod vir¨® desde el s¨ª cr¨ªtico al voto nulo, y Puigcerc¨®s lo hizo desde el no. Todo ello, seg¨²n los republicanos, para no romper la unidad de un partido. La misma raz¨®n, argument¨® el l¨ªder de ERC, que ayer les oblig¨® a adoptar por unanimidad, en una ejecutiva de 40 miembros, una resoluci¨®n a favor directamente del no y de hacer campa?a en este sentido.

Los dirigentes de ERC son conscientes de que esta decisi¨®n pone en jaque al Gobierno tripartito, aunque se esfuercen en separar partido y Ejecutivo. Pero la militancia demostr¨® en las 12 asambleas del pasado martes que una eventual ruptura del Gobierno les importa poco. Este sentimiento est¨¢ instalado desde la destituci¨®n del consejero de Gobernaci¨®n, Joan Carretero, el 20 de abril.

Carretero, enfrentando en numerosas ocasiones al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y al Partit dels Socialistes, dej¨® el Gabinete unas semanas despu¨¦s de que calificara de "tomadura del pelo" el nuevo Estatuto y de "demagogo espa?olista" a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.

Desde entonces, la militancia ha identificado a Carretero como l¨ªder del ¨²nico frente realmente beligerante contra un Estatuto que consideran mutilado y lo que entienden como un "excesivo servilismo" de Esquerra a los intereses socialistas. Con la marcha de Carretero tambi¨¦n se han acentuado las cr¨ªticas de las bases hacia Carod, el primer consejero, Josep Bargall¨®, y el presidente del Parlamento catal¨¢n, Ernest Benach, por considerar que es su cercan¨ªa al poder y la voluntad de permanencia en los cargos lo que les ha impedido denunciar con m¨¢s fuerza los recortes estatutarios.

La irrupci¨®n de Carretero tras su salida del Gobierno ha coincidido con el claro viraje de Puigcerc¨®s hacia las mismas posiciones de rechazo al texto en una maniobra que sectores del partido interpretan como un intento del secretario general de mantener el control sobre las bases. Este sector es el que se opone m¨¢s claramente a cambiar las reglas de juego en ERC, tal como exigen los m¨¢s pr¨®ximos a Carod. Es decir, abandonar el sistema asambleario que tantos quebraderos de cabeza le produce a la direcci¨®n. Hoy, en el Consejo Nacional se ver¨¢ c¨®mo la direcci¨®n se desenvuelve en el nuevo escenario.