Camino particular
Los andalucistas se han comportado de una forma singular y llamativa en los dos procesos estatutarios de Andaluc¨ªa
En los dos procesos estatutarios de Andaluc¨ªa, el que se inici¨® en 1980 y el de la reforma actual, el Partido Andalucista ha seguido un camino particular, con posturas distintas y distantes del resto de las formaciones. En ambos momentos, los nacionalistas se han esforzado en hacer ver que su ¨²nica obediencia, raz¨®n y fin es Andaluc¨ªa, aunque pol¨ªticamente, ni en el primer caso ni en el segundo, la estrategia ha hecho fortuna. Sus adversarios, y especialmente el PSOE, recuerdan al PA el pacto de 1980 con la UCD -la famosa escena del sof¨¢ entre el l¨ªder andalucista de entonces, Alejandro Rojas-Marcos, y el ministro de Administraci¨®n Territorial, Rodolfo Mart¨ªn Villa-, desacierto que ya reconocen los propios andalucistas despu¨¦s de 26 a?os de arrastrar esa pesada losa como un galeote su cadena.
"Hicimos docenas y docenas de m¨ªtines para el 28-F", afirma Jos¨¦ Luis Villar
Sin embargo, expertos y pol¨ªticos que han vivido y estudiado las dos etapas hallan notables diferencias en el comportamiento de los andalucistas. El profesor de Derecho Constitucional Agust¨ªn Ruiz Robledo opina que el paso de los a?os y la simplificaci¨®n hist¨®rica han caricaturizado el papel del PA en el proceso constituyente, hasta grabar en el imaginario colectivo datos falsos. A su juicio, en la ¨¦poca de la transici¨®n los nacionalistas buscaron siempre, con "sus equivocaciones", alcanzar el autogobierno, mientras que en periodo actual, su actitud es "err¨¢tica" e "incomprensible" y, posiblemente, persigue m¨¢s huir de su condici¨®n de partido en retroceso que la mera conveniencia de Andaluc¨ªa.
Cuando se inici¨® el procedimiento de la constituci¨®n de las autonom¨ªas en Espa?a, en Andaluc¨ªa -donde hab¨ªa cuajado la idea de lo nocivo del centralismo y de que el autogobierno era la ¨²nica forma de salir del retraso- se pone en marcha la iniciativa auton¨®mica con el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n. Se trataba de la senda m¨¢s plena, aunque con un procedimiento arduo y tortuoso, si no se trataba del grupo selecto de las comunidades hist¨®ricas, a las que se les exoneraba de estos procedimientos por haber "plebiscitado afirmativamente en el pasado" [la II Rep¨²blica] proyectos de estatutos. A saber: Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia. Uno de los requisitos era ratificar en refer¨¦ndum la iniciativa auton¨®mica por la mitad m¨¢s uno del censo en todas las provincias. Tras muchos tiras y aflojas -la UCD hab¨ªa decidido ya dar marcha atr¨¢s y que Andaluc¨ªa tuviera una autonom¨ªa de segundo grado (art¨ªculo 143)- se convoc¨® el refer¨¦ndum para el 28 de febrero de 1980. PSOE, PCE y PSA [antiguo PA] lucharon por el s¨ª, mientras que UCD foment¨® la abstenci¨®n.
Los andalucistas se desmarcaron en algunas cuestiones por entender que hab¨ªa discriminaci¨®n respecto a los referendos de ratificaci¨®n de los estatutos de catalanes y vascos, buscando, como es su costumbre, el punto de distanciamiento. En opini¨®n de algunos pol¨ªticos de la ¨¦poca, su campa?a fue "tibia", afirmaci¨®n que los andalucistas niegan. "Hicimos docenas y docenas de m¨ªtines por todas partes", rebate el primer secretario del PA de Sevilla, Jos¨¦ Luis Villar, quien por entonces ten¨ªa 19 a?os y participaba activamente en la pegada de los carteles: una paloma verde, blanca y verde, con una papeleta del s¨ª en el pico. El profesor Ruiz Robledo dice que es posible que no se les viera mucho porque el PA ten¨ªa poca militancia y atravesaba una crisis, pero "no hay duda ninguna de su postura".
El 28-F fracas¨® jur¨ªdicamente porque se perdi¨® en Almer¨ªa, pero fue un ¨¦xito pol¨ªtico, ya que la Junta y los partidos favorables del s¨ª lograron dos millones de votos.No obstante, despu¨¦s del golpe del naufragio en Almer¨ªa todos los partidos quedaron noqueados y hubo momentos de oscilaciones y titubeos, con reiterados intentos fallidos de salir del entuerto (repetir el refer¨¦ndum y modificar la ley org¨¢nica). Lleg¨® la referida escena del sof¨¢. Para recuperar el pulso pol¨ªtico, el presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, present¨® una cuesti¨®n de confianza que se debati¨® a finales de septiembre. El PA quiso capitalizar la soluci¨®n del bloqueo y pact¨® con la UCD prestar sus votos a Su¨¢rez a cambio de arreglar la situaci¨®n de Andaluc¨ªa.
La f¨®rmula consist¨ªa en usar el art¨ªculo 144 de la Constituci¨®n, que permit¨ªa que, por motivos de inter¨¦s general, las Cortes Generales completaran o sustituyeran la iniciativa auton¨®mica de algunos territorios para hacer posible su transformaci¨®n en comunidad aut¨®noma. "El PA hizo una jugada muy fuerte y le sali¨® mal. Rojas-Marcos fue un desleal porque rompi¨® la unidad de acci¨®n de los partidos andaluces; Ten¨ªa que hab¨¦rselo dicho a PSOE y PCE, pero el quer¨ªa el protagonismo y colgarse la medalla de salvador", afirma Agust¨ªn Ruiz Robledo.
El profesor a?ade: "Al darle ox¨ªgeno al partido y al Gobierno que hab¨ªan castigado a Andaluc¨ªa, adem¨¢s con una reuni¨®n con Mart¨ªn Villa (quien por entonces simbolizaba el Estado centralista), apareci¨® como un traidor, y el PSOE lo aprovech¨®". El andalucista Jos¨¦ Luis Villar alega en su descargo que el PA lo ¨²nico que buscaba era "salvar el proceso auton¨®mico", si bien admite que "fue un error estrat¨¦gico por no ser conscientes de que el Gobierno de Su¨¢rez estaba condenado a muerte". Luego la UCD y el PSOE arbitraron un procedimiento para desatascar el 28-F inspirado en el art¨ªculo 144, aunque sin nombrarlo (se invoc¨® el t¨ªtulo VIII de manera eufem¨ªstica para no citarlo). El PA estall¨® en una formidable crisis y en las siguientes elecciones se desmoron¨®.
En el proceso ulterior de la aprobaci¨®n del llamado Estatuto de Carmona, el PSA tambi¨¦n vot¨® en solitario en muchos de sus pasos y se opuso a la mayor¨ªa pol¨ªtica en la exigencia de m¨¢s autogobierno. Una vez superado el socav¨®n del art¨ªculo 151, la ponencia del Estatuto retom¨® su actividad y se aprob¨® por el pleno de la Junta. La asamblea de parlamentarios (senadores y diputados andaluces) se reuni¨® en C¨®rdoba el 28 de febrero de 1981. El PSA termin¨® votando no a la totalidad del proyecto, ya que se hab¨ªan introducido recortes en el ¨¢mbito de la actuaci¨®n de la comunidad. Durante la discusi¨®n en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso y ante nuevas podas, se produjo una situaci¨®n parad¨®jica: el PSA, que hab¨ªa votado negativamente en la asamblea de C¨®rdoba al proyecto, es en esta ocasi¨®n fue quien defendi¨® el proyecto salido de aquella asamblea frente a UCD y PSOE, quienes que estaban de acuerdo en modificarlo siguiendo la estela de las direcciones nacionales de sus partidos. Los andalucistas volvieron a votar que no.
Despu¨¦s -la intentona de golpe de Estado del 23-F hab¨ªa unido a los partidos- el PSA asumi¨® el texto en el pleno de la Junta de Andaluc¨ªa y pidi¨® el s¨ª en el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n de octubre de 1980, aunque, una vez m¨¢s, con un lema singular: S¨ª, para superar este Estatuto en el Parlamento de Andaluc¨ªa.
Mientras que Jos¨¦ Luis Villar afirma que la posici¨®n de su partido es similar a la de 1980 porque defiende m¨¢ximo techo competencial, el profesor Ruiz Robledo ve poco parecido y sostiene que los andalucistas est¨¢n en una posici¨®n maximalista que "no tiene base social" y un escaso respaldo popular. "El PA se va quedar solo defendiendo la conquista hist¨®rica que supuso el 28-F. Antes fue nacionalidad hist¨®rica y ahora naci¨®n", sentencia Jos¨¦ Luis Villar con tono premonitorio.
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