La singular locura urbana de Madrid
Con su patrimonio continuamente mutilado, los expertos definen la capital como una ciudad tan privilegiada como incoherente
El llamado tri¨¢ngulo del arte de Madrid se cerrar¨¢ el pr¨®ximo invierno con la inauguraci¨®n de la antigua central el¨¦ctrica de Mediod¨ªa. Los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron -responsables de la remodelaci¨®n de la Tate Modern y premios Pritzker- han recuperado el viejo edificio de ladrillo visto, que albergar¨¢ el centro cultural Caixaforum. En apenas un kil¨®metro y medio, de Cibeles a Atocha, se concentrar¨¢n El Prado, El Museo de Arte Reina Sof¨ªa, El Caixaforum y el Museo Thyssen-Bornemisza. Pocos metros m¨¢s all¨¢, al sur, se suma La Casa Encendida y, al norte, la Biblioteca Nacional y el Arqueol¨®gico. En suma, m¨¢s de 240.000 metros cuadrados dedicados a la cultura. Talleres de conservaci¨®n, auditorios, librer¨ªas, bibliotecas y, sobre todo, salas de exposici¨®n en las que se concentra uno de los mejores conjuntos de arte del mundo.
I?aki ?balos: "Madrid sufre un problema de desconfianza de sus pol¨ªticos con sus propios arquitectos"
Pero pese al privilegio de poder ver en una misma ma?ana el Guernica de Picasso, las Meninas de Vel¨¢zquez o Hotel room, de Edward Hopper, Madrid carga con la lacra de ser una ciudad permanentemente inacabada, sin un proyecto de ciudad coherente que la convierta en lo que su contenido se merece. "Prefiero hablar de paseo del arte que de tri¨¢ngulo del arte", matiza Miguel Zugaza, director del Prado. "En cualquier caso", a?ade, "hablamos de uno de los distritos del arte m¨¢s importantes de Europa. Una oferta cultural privilegiada que necesita un espacio com¨²n que le d¨¦ unidad y relevancia. Creo que ¨¦se es el sentido del proyecto de remodelaci¨®n del paseo del Prado: conquistar el espacio para el peat¨®n, convertirlo en un espacio l¨²dico y privilegiar el encuentro entre todos los museos".
En septiembre de 2002 se reunieron en Madrid los arquitectos responsables de los principales museos de la zona. Jean Nouvel (ampliaci¨®n del Reina Sof¨ªa); Rafael Moneo (ampliaci¨®n del Prado), Herzog y De Meuron (centro Caixaforum) y ?lvaro Siza, cuyo proyecto llamado Trajineros reordenar¨ªa la zona y dar¨ªa sentido a la espectacular concentraci¨®n de arte. Por parte del museo Thyssen acudieron los j¨®venes arquitectos Joseph Bohigas, Manuel Baquero y Francesc Pla, autores de la ampliaci¨®n del museo, en la que se alberga desde 2003 la colecci¨®n de Carmen Thyssen. En aquella reuni¨®n se lanzaron las primeras cr¨ªticas desde el Thyssen al proyecto de Siza. El exceso de tr¨¢fico rodado cerca del museo era la principal preocupaci¨®n.
La pol¨¦mica provocada por Carmen Thyssen al plantarle cara a la reforma del eje Prado-Recoletos ha despertado los fantasmas de una ciudad que lleva a?os acosada por su permanente transformaci¨®n y que ahora cree ver amenazado uno de sus escasos puntos de referencia.
"No es f¨¢cil hablar de Madrid. No es una ciudad sencilla, y esa complejidad no es casual. Nunca ha tenido una direcci¨®n clara de desarrollo", dice el arquitecto I?aki ?balos. "Madrid ha crecido en aluvi¨®n, a trompicones y con intervenciones dif¨ªciles e inoportunas", a?ade. "No soy cr¨ªtico con la actuaci¨®n en el eje de Recoletos. La forma de mantener algo es tocarlo. El problema es c¨®mo se toca. Conf¨ªo en ?lvaro Siza, es una gran autoridad, aunque tengo serias dudas sobre los efectos colaterales del proyecto, como, por ejemplo, sobre el efecto perverso que tendr¨¢ en el tr¨¢fico de Alfonso XII, una de las calles m¨¢s hermosas y parisinas de Madrid, que acabar¨¢ convertida en otra calle de Alcal¨¢".
"Madrid es una ciudad con un gran desarrollo econ¨®mico pero totalmente descabezada, incoherente. El eje Prado-Recoletos necesita una intervenci¨®n, pero quiz¨¢ con una cosm¨¦tica m¨¢s ligera se hubiera conseguido lo mismo", apunta el arquitecto madrile?o Juan Casariego, para quien la Gran V¨ªa y el paseo del Prado son las dos ¨²nicas referencias de una ciudad sin identidad y que precisamente ha hecho de esa falta de identidad su se?a.
"El problema de Madrid siempre ha sido su descontrol urban¨ªstico", afirma Oriol Bohigas, que defiende la necesidad -como existe en Barcelona- de la figura de un arquitecto jefe, "necesaria en toda gran ciudad para configurar su morfolog¨ªa, de los barrios a los grandes proyectos". En definitiva, la idea de que la configuraci¨®n de una ciudad est¨¢ tan determinada por la arquitectura an¨®nima como por la arquitectura-espect¨¢culo.
"Madrid sufre un problema de desconfianza de sus pol¨ªticos con sus propios arquitectos, algo brutal que no ocurre en ninguna ciudad importante del mundo", a?ade I?aki ?balos, profesor en Madrid y Princeton (EE UU) y uno de los arquitectos j¨®venes de mayor proyecci¨®n internacional. "S¨®lo se genera una cultura urbana con di¨¢logo y confianza entre pol¨ªticos, arquitectos, urbanistas y paisajistas. Pero una cultura urbana no se hace con tres arquitectos estrella". "El problema de los grandes arquitectos es que muchas veces hacen lo que se demanda de ellos", a?ade Casariego.
"Y es ah¨ª donde me parece m¨¢s interesante la intervenci¨®n de Carmen Thyssen", apunta la urbanista Isabela Vel¨¢zquez, miembro del Comit¨¦ H¨¢bitat de Naciones Unidas. "La gente siempre reacciona ante los hechos consumados, cuando lo l¨®gico es abrir un debate previo. Y eso es lo que ha hecho la baronesa. Quiz¨¢ ha simplificado, pero por eso mismo ha llegado a todo el mundo". "Madrid", contin¨²a, "es una ciudad sin un proyecto de futuro. Hemos abusado de los superarquitectos importados", a?ade Vel¨¢zquez, para quien el proyecto del eje Prado-Recoletos supone una "agresi¨®n tremenda" contra el patrimonio. "Madrid es una ciudad sin proyecto de futuro, y a la vez con much¨ªsima presi¨®n. Creo que el proyecto del eje es un proyecto trampa".
Jos¨¦ Guirao, ex director del Reina Sof¨ªa y hoy de La Casa Encendida, afirma: "Lo que parece claro es que no se pueden tener aceras anchas, ¨¢rboles y tr¨¢fico, as¨ª que si se debe prescindir de algo, que sea del tr¨¢fico. Somos un pa¨ªs arboricida y quiz¨¢ va siendo hora de frenarlo". "Se sustituyen calles por ¨¢rboles y ¨¢rboles por calles. Es il¨®gico", contin¨²a Isabela Vel¨¢zquez. "Las zonas verdes se deben declarar intocables porque son un lujo para Madrid. Y se deber¨ªa estudiar un plan de movilidad como en Londres o Estocolmo. Se sustituyen ¨¢rboles consolidados por plantaciones y eso, aunque el proyecto tenga buenas intenciones, carece de sentido. Una vez m¨¢s, en Madrid llueve sobre mojado".
La belleza de la negligencia
"Para ser capaces de entender Madrid hay que entender su belleza, que es la de la negligencia, el accidente y la fealdad. Es una idea que nace de la est¨¦tica pintoresca del siglo XVIII... Es la idea de que un ¨¢rbol partido por un rayo es m¨¢s hermoso que otro perfectamente alineado". As¨ª explica el arquitecto I?aki ?balos su ciudad. "Cosmopolita", a?ade, "una gran amalgama en la que es complicado buscar coherencia".
En 1999 el Ayuntamiento de Madrid autoriz¨® la demolici¨®n de La Pagoda, una torre estrellada creada en los a?os sesenta por Miguel Fisac y considerada una obra maestra. Juan Navarro Baldeweg lo compar¨® con la destrucci¨®n de un Mir¨®, pero la movilizaci¨®n del colegio de arquitectos fue in¨²til y el edificio desapareci¨® ante la impotencia de todos. "La Pagoda s¨®lo fue m¨¢s de lo mismo", dice ?balos. "He visto destruir cientos de obras important¨ªsimas de la modernidad mientras he visto conservar miles de estupideces".
En su estudio Madrid. Arquitecturas perdidas 1927-1986,
Juan Casariego C¨®rdoba, Jos¨¦ ?ngel Vaquero y Antonio Arean Fern¨¢ndez llaman la atenci¨®n sobre la vulnerabilidad del patrimonio moderno madrile?o. La simple ojeada a sus p¨¢ginas resulta deprimente. Edificios incre¨ªbles -la f¨¢brica Monky, el front¨®n Recoletos, el mercado de Olavide, las oficinas Seat de la Castellana, los cines Par¨ªs-Madrid y Actualidades, el caf¨¦ Negresco, el Zahara, las piscinas de la Isla- de los que hoy s¨®lo quedan planos, fotograf¨ªas o rid¨ªculas fachadas que albergan pr¨®speras cadenas comerciales que han arrasado con su interior. "No tenemos ese punto de orgullo local que nos hace mantener las cosas", afirma Casariego. "Madrid es una de las ciudades m¨¢s generosas y menos pretenciosas del mundo pero no ha tenido ni tiene pol¨ªticos de su talla. Tenemos lo que nos merecemos".
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