El salvavidas de los inmigrantes
El barco hospital 'Esperanza del Mar' ha rescatado a 103 personas y recuperado 33 cad¨¢veres frente a Mauritania
La maciza silueta del Esperanza del Mar es, desde hace 24 a?os, un seguro de vida para miles de pescadores que faenan frente a las costas de ?frica occidental. Pero hace unos meses que este barco hospital de la Seguridad Social espa?ola se ha convertido tambi¨¦n en el ¨¢ngel de la guarda para cientos de inmigrantes subsaharianos que tratan de alcanzar las islas Canarias a bordo de fr¨¢giles cayucos.
Roberto Gonz¨¢lez, de 53 a?os, es el m¨¢s veterano de los dos capitanes que se turnan en el puente de mando. Embarc¨® en el buque por primera vez hace 22 a?os, como primer oficial, y tom¨® el mando seis a?os m¨¢s tarde. El domingo pasado atrac¨® el barco en el puerto de Las Palmas despu¨¦s de un mes de traves¨ªa frente a las costas de Mauritania. Su trabajo hab¨ªa incluido el rescate del cuerpo de otro inmigrante subsahariano. A juzgar por el estado en que se hallaba el cad¨¢ver, debi¨® de ahogarse 10 d¨ªas antes. "Cuando llevan cierto tiempo en el mar, los subsaharianos pierden el color, se quedan blancos", explica el capit¨¢n. "Pero siempre hay algunas zonas donde permanecen restos de tejido negro. Y luego est¨¢n las facciones, que tambi¨¦n permiten identificarlos". El cuerpo fue descubierto por un pesquero a 50 millas al oeste de Cabo Blanco. El patr¨®n lo baliz¨® y alert¨® al Esperanza del Mar. El capit¨¢n enfil¨® la proa hacia el lugar, orden¨® izar el cad¨¢ver y lo entreg¨® a las autoridades de Nuadib¨², la ciudad mauritana m¨¢s cercana.
Los m¨¦dicos tuvieron que trabajar duro, porque una docena de subsaharianos se encontraban muy mal. Al final lograron sacarlos adelante
Hubo que extraer los cajones de los seis congeladores de la 'morgue' para meter, apilados, los cuerpos de los 26 ahogados
Lanchas caracter¨ªsticas
Los cayucos son lanchas pesqueras caracter¨ªsticas de las costas de Mauritania -donde reciben el nombre de piraguas-, Senegal y Cabo Verde. La primera vez que los tripulantes del Esperanza del Mar divisaron uno de ellos en ruta hacia Canarias fue el 28 de julio del a?o pasado.
"Se nos acerc¨® al costado", recuerda Gonz¨¢lez. "Llevaba a 11 inmigrantes. El m¨¦dico salt¨® a bordo, comprob¨® que dos de ellos pod¨ªan necesitar asistencia y los subimos al hospital. Los dem¨¢s fueron transbordados a la embarcaci¨®n de Salvamar".
Desde aquel primer cayuco, avistado hace nueve meses, hasta el cad¨¢ver recuperado a mediados del mes pasado, el Esperanza del Mar ha sido testigo del tr¨¢fico de miles de subsaharianos sin papeles desde Mauritania hacia Canarias. La avalancha ha producido 1.200 muertos, seg¨²n estimaciones de la Media Luna Roja. S¨®lo las autoridades mauritanas han recuperado y enterrado m¨¢s de 200 cad¨¢veres. El segundo encuentro del buque espa?ol con un cayuco se produjo a finales del pasado noviembre. El barco navegaba de vuelta hacia Canarias. Hacia las dos de la tarde, el oficial de guardia escuch¨® la llamada alarmada de un pesquero -el ?toile Lava- a la Costera de Las Palmas: hab¨ªa encontrado un cayuco semihundido y trataba de rescatar a sus ocupantes. El Esperanza del Mar estaba s¨®lo a media hora.
"Cuando llegamos, los pescadores ya hab¨ªan echado un bote de rescate y una lancha salvavidas", relata Gonz¨¢lez. "Los inmigrantes con m¨¢s fuerzas hab¨ªan logrado saltar a la balsa, pero otros hab¨ªan ca¨ªdo al mar". El Esperanza del Mar recogi¨® a 26 supervivientes y recuper¨® seis cad¨¢veres. Otros seis supervivientes fueron trasladados en helic¨®ptero a Canarias. Aquel d¨ªa, los m¨¦dicos tuvieron que trabajar duro, porque una docena de subsaharianos se encontraban muy mal. Al final lograron sacarlos adelante.
El encuentro siguiente fue en febrero. Un pesquero, El Bari, avis¨® de que hab¨ªa divisado un cayuco con 71 inmigrantes a la altura de la ciudad saharaui de Dajla (la antigua Villa Cisneros). La mar estaba gruesa, y deb¨ªan tener alg¨²n problema porque hab¨ªan tratado de abordar el barco. "Tardamos 45 minutos en llegar, bajamos los botes de rescate, y los fuimos subiendo a bordo en grupos de cuatro", relata el capit¨¢n Gonz¨¢lez. Lograron salvarlos a todos. Pero su n¨²mero duplicaba de largo a la treintena de tripulantes del Esperanza del Mar. "Hubo que acomodar hasta cuatro por litera, y aun as¨ª algunos tuvieron que dormir en los sof¨¢s". La imagen de los subsaharianos repuestos, sonrientes y ataviados con el equipo de ropa que les entregaron a bordo es la cara m¨¢s amable de la inmigraci¨®n desde ?frica hacia Canarias. Pero tiene su env¨¦s.
En marzo, otro pesquero avis¨® de que hab¨ªa encontrado muchos cuerpos flotando frente a las costas de la localidad saharaui de La G¨¹era. En aquella ocasi¨®n, el Esperanza del Mar lleg¨® al puerto de Las Palmas con 26 cad¨¢veres. La falta de espacio no afect¨® a los camarotes, como la vez anterior, sino a la morgue del buque. Los tripulantes tuvieron que extraer los cajones de los seis congeladores para que cupieran, apilados, los cuerpos de aquellos desgraciados.
El Esperanza del Mar volvi¨® a zarpar el viernes. En esta ocasi¨®n navegar¨¢ m¨¢s al sur, frente a las costas de Senegal y Cabo Verde. Justo la zona desde la que zarpan ahora los cayucos.
Orden de intervenir s¨®lo en caso de petici¨®n de auxilio
DURANTE LOS ?LTIMOS meses, el Esperanza del Mar ha recibido numerosos avisos de pesqueros que afirman haber visto un cayuco navegando hacia Canarias. Si los inmigrantes est¨¢n en peligro, el barco debe tratar de socorrerlos. Pero cuando la lancha navega normalmente y no solicita auxilio, ?debe inmiscuirse en el control de las fronteras un buque cuya misi¨®n se reduce a atender a n¨¢ufragos, enfermos y heridos? "Este mes se produjeron dos alertas de ese tipo, a la altura de Nuakchot, y nos limitamos a informar al centro de rescate de Las Palmas", cuenta el capit¨¢n Roberto Gonz¨¢lez. "No podemos intervenir, porque hacerlo ser¨ªa invadir las competencias policiales".
Un caso m¨¢s extremo. Cabe la posibilidad de que el pesquero informe de que un cayuco navega frente a Cabo Blanco hacia el norte, a ocho nudos y con el mar en calma. Y que el Esperanza del Mar sepa que ocho o diez horas m¨¢s al norte, a la altura de Dajla, ya hay mar y viento. "Ves que se van metiendo poco a poco en la boca del lobo, pero no puedes hacer nada m¨¢s que informar al centro de rescate", afirma Gonz¨¢lez.
En principio, cabr¨ªa la posibilidad de que el Esperanza del Mar tratara de alcanzar a los inmigrantes para alertarles del peligro. Pero ¨¦sa es una misi¨®n imposible, porque los cayucos no dan eco de radar y porque siguen una derrota incierta. Avanzan en zigzag, seg¨²n les convenga coger la mar por la amura de babor o por la de estribor. "A veces recibimos aviso para que tratemos de localizar alguna de esas lanchas, pero es muy dif¨ªcil, salvo que tengan un problema de motor y queden a la deriva", explica el capit¨¢n.
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