Tel¨¦fonos esp¨ªa
Un m¨®vil que parece apagado capta todas las conversaciones del lugar donde est¨¢
Los tel¨¦fonos m¨®viles incorporan cada vez m¨¢s servicios, pero, al mismo tiempo, tambi¨¦n emigran hacia ellos los problemas que sufren los ordenadores: virus, spam... y el espionaje. Una empresa asi¨¢tica vende por Internet el FlexiSpy, un programa que introducido en el m¨®vil remite al propietario de aqu¨¦l informaci¨®n sobre los mensajes, las direcciones asociadas a ellos, la duraci¨®n y destino de las llamadas y las localizaciones del GPS. La compa?¨ªa anuncia levemente la utilidad de su aplicaci¨®n. Sirve, seg¨²n su publicidad, para "proteger a su hijo o cazar a esposos parlanchines". Pero remata el mensaje con un pavoroso "las posibilidades son infinitas". Al mismo tiempo, y en letra peque?a, advierte que s¨®lo debe usarse con fines legales, y si el cliente tiene dudas debe consultar a su asesor legal, ya que es suya la responsabilidad de cualquier empleo ileg¨ªtimo del programa.
Una sentencia en EE UU conden¨® a la esposa de un marido ad¨²ltero por interceptar sus mensajes con otra dama en el ordenador
El funcionamiento es sencillo. El comprador del programa, tras pagar 49,95 d¨®lares, lo instala en el tel¨¦fono a espiar. De momento est¨¢ limitado al sistema operativo Symbian. Gracias al registro de compra, el cliente tendr¨¢ acceso privado a una base de datos de la compa?¨ªa suministradora donde se almacenar¨¢n los datos del tel¨¦fono espiado. Podr¨¢ consultarla en Internet cuando le plazca. El usuario del aparato desconoce que su actividad telef¨®nica est¨¢ siendo registrada. Algunas compa?¨ªas de antivirus lo han catalogado como un troyano. La empresa ha rechazado que se trate de un virus, ya que, argumenta, el programa s¨®lo se instala si hay una acci¨®n humana expresa y no se autorreplica.
La misma empresa anuncia el pr¨®ximo lanzamiento de una versi¨®n profesional que aumenta m¨¢s sus prestaciones. En este caso, si el programa est¨¢ instalado en el tel¨¦fono v¨ªctima, el cliente de FlexiSpy puede hacer una llamada al mismo y, a partir de este momento, se activa un micr¨®fono que permite al cliente escuchar las conversaciones del m¨®vil vigilado, tanto las telef¨®nicas como las que se produzcan en el lugar donde est¨¢ el aparato.
Este ¨²ltimo sistema consigue parecidos resultados que otras herramientas, comercializadas por otras compa?¨ªas, como el Spyphone (125 libras esterlinas). En este caso se trata de un m¨®vil preparado para simular que est¨¢ apagado y remite al propietario del mismo todas las conversaciones que capta en el lugar donde est¨¢. En las "sugestiones" para el usuario, la empresa explica paso a paso ejemplos de empleo. "El propietario activa el Spyphone y deja la habitaci¨®n con una excusa. Desde fuera, llama al tel¨¦fono que ha dejado y puede escuchar las conversaciones que se produzcan en el lugar". Seg¨²n las citadas sugestiones, el empleo del tel¨¦fono esp¨ªa permite tener ventaja en sesiones negociadoras, porque el cliente sabe lo que dicen los contrincantes en su ausencia, o monitoriza las conversaciones del c¨®nyuge sospechoso. Esta herramienta puede tener aplicaciones suplementarias si se acude a servicios de rastreo de tel¨¦fonos desde Internet como Followus, que permiten a su cliente localizar d¨®nde est¨¢ el tel¨¦fono rastreado y consultar su ubicaci¨®n en Internet. La compa?¨ªa no cobra una tarifa fija, sino un precio por cada encargo de rastreo.
El empleo de estas t¨¦cnicas ha suscitado el previsible debate en Internet. Hay quien calcula que si el tel¨¦fono interceptado es propiedad del cliente, aunque lo use su esposa, aqu¨¦l no incurre en ning¨²n delito. Por el contrario, entrar¨ªa en zona turbulenta, matiza, si el propietario lo instalara en un m¨®vil que no fuera de su propiedad. Otros internautas recuerdan una sentencia de hace un a?o en Florida, Estados Unidos, en la que el juez conden¨® a la esposa de un marido ad¨²ltero por interceptar electr¨®nicamente sus mensajes con otra dama en el ordenador gracias a uno de los abundantes programas esp¨ªa.
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