El Supremo absuelve a un enfermero por la postura en que pudo violar a una paciente
El sanitario s¨ª ha sido condenado a seis a?os por otros abusos sexuales con dos enfermas
El Tribunal Supremo ha absuelto a un enfermero de un delito continuado de agresi¨®n sexual por el que hab¨ªa sido condenado a 13 a?os de prisi¨®n, por tener dudas sobre la postura en que el agresor pudo introducir su pene en la vagina de una paciente a la que ¨¦l mismo hab¨ªa sedado para conseguir sus prop¨®sitos. El alto tribunal s¨ª da cr¨¦dito, en cambio, a dos abusos sin penetraci¨®n con la misma paciente y a otro con una segunda mujer mientras le practicaba una cura. Por todos ellos le impone seis a?os y medio de c¨¢rcel.
Los hechos se remontan a septiembre de 2000, en que la paciente M. T. G. ingres¨® en el hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga para ser intervenida de una fisura y acceso de ano. La mujer qued¨® al cuidado del enfermero Jos¨¦ Crist¨®bal Garc¨ªa Rojas, que sobre las once de la noche entr¨® en la habitaci¨®n con el fin de retirar un tamp¨®n anal a la enferma siguiendo instrucciones m¨¦dicas.
Antes de iniciar la cura dijo al marido de la paciente que saliera de la habitaci¨®n. Tras retirar el tamp¨®n, "movido por ¨¢nimo lascivo, aplic¨® una sustancia suavizante a la enferma y comenz¨® a frotarle la vagina con una gasa". La mujer, extra?ada, mir¨® por debajo de su cuerpo, comprobando as¨ª que el enfermero "ten¨ªa su pene fuera, cogido con una mano e iniciando una erecci¨®n". Asustada, fingi¨® un gran dolor, lo que provoc¨® que el otro saliera precipitadamente. Al entrar su marido y encontrarla llorando, ella le cont¨® lo sucedido, pero decidieron no denunciar ante la posibilidad de tener que continuar en el hospital. Finalmente presentaron la denuncia, m¨¢s de un a?o despu¨¦s, al enterarse de que ya exist¨ªa otra contra el mismo enfermero.
El siguiente caso se produjo en agosto de 2001, cuando M. H., de nacionalidad danesa, ingres¨® en el mismo hospital, convaleciente de varias operaciones abdominales, compartiendo habitaci¨®n con otras tres pacientes. Tambi¨¦n en este caso, el enfermero Garc¨ªa Rojas entr¨® en la habitaci¨®n dos noches, coloc¨® un comprimido bajo la lengua de la paciente e inyect¨® en la botella de suero alguna sustancia hasta conseguir una sedaci¨®n total. Pero la paciente, habituada a tratamientos con morfina, no lleg¨® a perder la conciencia.
Despu¨¦s, tras inspeccionar a la enferma, "la coloc¨® en posici¨®n fetal y, despoj¨¢ndola de su ropa interior, puso su pene en la mano de M. con movimientos masturbatorios hasta conseguir la erecci¨®n, y frot¨® los genitales de la joven, llegando a introducir su pene en la vagina, sin eyacular, unas seis o siete veces, cada una de las dos noches citadas". La Audiencia de M¨¢laga conden¨® al enfermero a dos a?os y dos meses de prisi¨®n por el primero de los delitos, y como autor de un delito continuado de agresi¨®n sexual, a 13 a?os y seis meses de prisi¨®n.
La sentencia del Supremo, de la que ha sido ponente el magistrado Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez, da credibilidad al primero de los supuestos, pero en el caso de M. H. aprecia dudas en "la reiteraci¨®n de penetraciones, seis o siete, cada una de las dos noches".
Posici¨®n fetal
Los magistrados cuestionan la posici¨®n en que fue colocada la paciente, porque "la fetal es una posici¨®n forzada que consiste en colocar las rodillas a la altura del ment¨®n, curvando la espalda; y es claro que mantenerse as¨ª requiere voluntad y esfuerzo de parte de quien lo hace". "Resulta ineludible preguntarse", prosigue la sentencia, "c¨®mo habr¨ªa sido posible colocar y retener en esa situaci¨®n a una persona que no habr¨ªa colaborado y que, incluso de haber querido, no hubiera podido hacerlo, por el estado que se le atribuye. Un interrogante que emerge a¨²n con m¨¢s fuerza si se repara en que la denunciante habla de que el denunciado iba y volv¨ªa y que las penetraciones fueron de seis a ocho cada noche. Esto, adem¨¢s, en una habitaci¨®n en la que descansaban otras tres enfermas, al menos dos acompa?adas de personas que, instaladas en butacas no particularmente aptas para dormir, dicen que no lo hicieron o durmieron mal".
El Supremo da cr¨¦dito a que el enfermero pusiese su pene en la mano de la paciente, y no duda de la versi¨®n completa de la mujer, pero sobre las penetraciones considera que "existe un claro vac¨ªo probatorio", tanto respecto al f¨¢rmaco utilizado como al estado de M. H.
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