Gobierno en suspenso
Hoy se decide si la reforma del Estatuto termina su accidentado proceso de elaboraci¨®n y negociaci¨®n en el Parlament y en las Cortes Generales para afrontar el veredicto final ante el electorado catal¨¢n el pr¨®ximo 18 de junio. Ojal¨¢ sea as¨ª, porque todo es posible ante la irracionalidad pol¨ªtica que ha caracterizado tantas fases de este tortuoso proceso. A pesar de los derrotistas, estamos ante el mejor Estatuto posible, mucho mejor que el Estatuto vigente, de 1979, y ante la oportunidad de abrir una nueva etapa de desarrollo autonomista del Estado. Es menos de lo que muchos hubi¨¦ramos deseado, pero m¨¢s de lo que merecen las fuerzas pol¨ªticas del catalanismo si se hace balance de su actuaci¨®n, especialmente desde julio de 2005. S¨®lo se salva ICV, que, de tan responsable, le ha quedado imagen de docilidad.
Hay que aceptar que cuando las cosas no salen como deben, el primer responsable es el Gobierno. Se podr¨ªan dar varios ejemplos de su comportamiento il¨®gico, s¨®lo me referir¨¦ a dos entre los m¨¢s recientes: ?tiene sentido que el presidente de la Generalitat diga que este Estatuto es el mejor de Europa y que representa un paso de gigante y, al mismo tiempo, el consejero de Gobernaci¨®n diga que es una tomadura de pelo? En lo ¨²nico que coinciden es en la exageraci¨®n. ?Hay alguna coherencia entre la afirmaci¨®n tajante de Pasqual Maragall al decir el pasado lunes en el Parlament que no tolerar¨¢ la m¨¢s m¨ªnima acci¨®n que ponga en entredicho la posici¨®n del Gobierno de la Generalitat a favor del s¨ª al Estatuto y, a continuaci¨®n, o¨ªr de boca de Joan Ridao que este Gobierno tiene dos posiciones antag¨®nicas ante el Estatuto, la del s¨ª y la del no, y que las dos le incumben y representan? Lo mejor que se puede decir del Gobierno tripartito en el d¨ªa de hoy es que est¨¢ en suspenso.
Muchos tem¨ªamos este desenlace, especialmente desde que ERC comenz¨® el vaiv¨¦n del voto cr¨ªtico y contrario al Estatuto, pero nos resist¨ªamos a reconocerlo. Quiz¨¢ somos responsables de una mal entendida prudencia. Hobbes escribi¨® en el cap¨ªtulo 3 de Leviat¨¢n una de las mejores definiciones de ¨¦sta: "La prudencia es una presunci¨®n del futuro adquirida por la experiencia del pasado". La presunci¨®n de futuro ante el comportamiento de ERC desde hace meses, y especialmente desde el d¨ªa de la pirueta Zapatero-Mas, es que votar¨ªa en contra del Estatuto. Es m¨¢s, hace tiempo que se est¨¢ cultivando un pesimismo o ley de Murphy en todo el proceso estatutario que descubre un catalanismo que tampoco figuraba en los anales de su historia, incluidos los tiempos m¨¢s dif¨ªciles de la guerra: el catalanismo masoquista. Cuando se produjo la tremebunda reacci¨®n del espa?olismo frente al texto aprobado el 30 de septiembre por el Parlament, alguien sembr¨® la semilla de si nos hab¨ªamos equivocado, de si hab¨ªa valido la pena la iniciativa de la reforma al comprobar la virulenta reacci¨®n que provocaba, que anunciaba un serio recorte de lo aprobado por el 90% de los parlamentarios catalanes. Cuando el recorte se concret¨® en el Estatuto finalmente aprobado por el pleno del Congreso de los Diputados, el pasado 30 de marzo, este catalanismo masoquista sigui¨® su andadura con la sentencia siguiente: para este viaje nos quedamos como estamos. Incre¨ªble, pero cierto. Irracional, pero verdadero. Sinceramente, no lo comprendo ni lo comparto. Nunca aprobar¨¦ el principio pol¨ªtico de cuanto peor, mejor.
No sorprende que Heribert Barrera tenga estas actitudes, porque forman parte de su biograf¨ªa perturbadora, ya que colabor¨® con el pujolismo cuando le conven¨ªa y despu¨¦s ejerce de nacionalista en estado puro. Pero ten¨ªa otra opini¨®n de la actual direcci¨®n de ERC. Cre¨ªa en su participaci¨®n protagonista para sentar las bases de una nueva ¨¦poca del catalanismo, basada en la hegemon¨ªa, la colaboraci¨®n y el respeto al pluralismo de las izquierdas catalanas. El no al Estatuto es un mazazo contra este objetivo hacia un catalanismo federalista y republicano. La ERC de Carod Rovira y Puigcerc¨®s se parece m¨¢s al Estat Catal¨¤ del coronel Maci¨¤ que a la ERC del presidente Maci¨¤. Y no me cabe la menor duda sobre el asombro y estupefacci¨®n que sentir¨ªan Carles Pi Sunyer y Josep Tarradellas, probablemente los pol¨ªticos de ERC de mayor calidad y profesionalidad durante el periodo republicano, ante la peculiar forma de hacer pol¨ªtica de esta ERC. Lo que produce mayor estupor no es la opci¨®n por el no, sino la forma como se ha ido imponiendo. Es como si la direcci¨®n de ERC jugara al ajedrez de la pol¨ªtica pensando s¨®lo en la jugada inmediata y no en las siguientes. Porque si adem¨¢s las piensa, la cuesti¨®n es todav¨ªa m¨¢s preocupante. ERC no ha dado ninguna lecci¨®n de democracia interna, ni de democracia directa (no han decidido mediante refer¨¦ndum interno), sino que simplemente ha ejercido un asamble¨ªsmo autoritario y demag¨®gico. Las bases se pueden instrumentalizar. Y no es ninguna aberraci¨®n decir que los aparatos controlan los partidos, incluidos los asamblearios.
En algun momento se pudo pensar en la posibilidad de que el Gobierno tripartito tuviera que afrontar posiciones distintas ante el Estatuto sin pagarlo con su propia estabilidad pol¨ªtica, pero este momento ya ha pasado. Y en el caso de que se hubiera hecho cuando pod¨ªa tener alguna justificaci¨®n -es decir, a priori y no a posteriori de la decisi¨®n de ERC-, tambi¨¦n ser¨ªa muy complicada su justificaci¨®n. Basta una raz¨®n: el Estatuto es la norma institucional b¨¢sica de Catalu?a, despu¨¦s de la Constituci¨®n; es una ley de leyes. Su importancia y trascendencia exigen un consenso lo m¨¢s amplio posible, lo que equivale a que nadie puede imponer su raz¨®n. Un Gobierno que no es capaz ni de consensuar entre sus socios una ley tan fundamental es un Gobierno que no tiene otra salida que la convocatoria de elecciones anticipadas.
Miquel Caminal es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona
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