"Va por usted, don Alfredo"
Veteranos del Madrid y de la selecci¨®n lucen su palmito en la inauguraci¨®n del estadio Di St¨¦fano
Las emociones se suceden para Alfredo di St¨¦fano. Pero, a sus casi 80 a?os (Buenos Aires, 4 de julio de 1926), su combativo coraz¨®n de deportista las resiste con digno orgullo, con leg¨ªtima satisfacci¨®n, a pesar de alguna reciente zancadilla. Un peque?o susto que, si cabe, ha agrandado todav¨ªa m¨¢s su figura. Dentro de su Real Madrid, cuya presidencia de honor ostenta, y fuera de ¨¦l. Porque, sin duda, es patrimonio del f¨²tbol mundial.
Anoche, sin embargo, Di St¨¦fano predic¨® la modestia. En la inauguraci¨®n deportiva del estadio -de momento, para 6.000 espectadores, aunque podr¨ªa crecer hasta los 25.000- que lleva su nombre en la ciudad del madridismo, en Valdebebas, y apresurando su voz a¨²n m¨¢s que de costumbre, como si el protagonismo le abrumara y quisiera concluir pronto su alocuci¨®n, matiz¨®: "Esto no lo he conseguido yo solo".
El m¨ªtico '9' recuerda a sus compa?eros y ofrece su "nueva casa" a las futuras hornadas
"Esto" eran los m¨²ltiples trofeos que el Madrid hab¨ªa colocado ante ¨¦l junto a una pancarta con el lema Gracias, Alfredo. Diez de la Liga espa?ola, uno de la Copa, los cinco primeros de la Copa de Europa, otro m¨¢s de la Intercontinental... Todos los gan¨® con La Saeta Rubia en los cincuenta y los sesenta. Pero ¨¦l reivindic¨® la val¨ªa de los compa?eros que le ayudaron a ello. Despu¨¦s, mir¨® al futuro y ofreci¨® el recinto, su "nueva casa", a los j¨®venes, a las siguientes hornadas del club. Agradeci¨® a todos su presencia, sus aplausos, el en¨¦simo homenaje en vida, "no despu¨¦s de cruzar la raya como se suele hacer"... Y, apoyado en su bast¨®n, el cuerpo algo encorvado, la mirada siempre al frente, se retir¨® de su pasto para dar paso a los actuales profesionales del Madrid y del Stade de Reims.
Un duelo simb¨®lico en el que se impuso (6-1: Sergio Ramos, Cassano, dos; Jurado y Soldado, dos) el Madrid como no pod¨ªa ser menos ante un segunda. Simb¨®lico porque este conjunto, que tambi¨¦n tuvo su ¨¦poca de grandeur, fue precisamente el rival batido en el primer triunfo europeo, el de 1956, y en el cuarto, el de 1959. La primera vez, con Kopa -"Alfredo ser¨¢ siempre el alma del Madrid", declar¨® al diario As alguien al que s¨®lo su convalecencia de una intervenci¨®n quir¨²rgica le impidi¨® abrazar ayer en persona al "maestro"- en el bando franc¨¦s; la segunda, con el legendario extremo en el espa?ol.
Pero la fiesta hab¨ªa tenido antes otra cita: la de veteranos del Madrid y de la selecci¨®n espa?ola, vencedores los primeros (1-0: Amavisca), divirti¨¦ndose de lo lindo. Y quiz¨¢ a¨²n fuese ¨¦sta m¨¢s entra?able para Di St¨¦fano, m¨¢s pr¨®ximo en edad a ellos, a algunos de los cuales incluso apadrin¨® en su d¨ªa -por desgracia, no pudo estar en el rect¨¢ngulo el ya fallecido Grosso, su hijo, el heredero de su 9, pero s¨ª estuvo Santillana, su nieto-. Por eso, tras llegar un poquito tarde, no se acomod¨® en el palco, sino que directamente se present¨® en el c¨¦sped en el descanso. Y departi¨® con unos y otros -los de la selecci¨®n le regalararon una placa conmemorativa-, y se fotografi¨® con ellos, y escuch¨® a varios decirle con cari?o y respeto aquello de "va por usted, don Alfredo", y comparti¨® el segundo tiempo con el banquillo blanco, y...
Disfrut¨® Di St¨¦fano. Disfrut¨® viendo a unos y otros lucir su palmito: a Buyo haciendo palomitas espectaculares pu?os en ristre; a Redondo sacando su comp¨¢s; a Butrague?o encarando el ¨¢rea; a Santillana -"El Buitre me quer¨ªa quitar el 9, pero tuvo que conformarse con el 7. A m¨ª, que hasta me he puesto las espinilleras del Liverpool. ?Ay, si tuviera 30 a?os menos...!"- intentando hacer un escorzo cabeceador con m¨¢s voluntad que flexibilidad; a Hierro rematando con soltura; a Mart¨ªn V¨¢zquez... Y tambi¨¦n, por supuesto, a los otros: a Busquets estir¨¢ndose con agilidad; a Milla marcando el ritmo; a Julio Salinas corriendo como sol¨ªa, en un equilibrio inestable entre la destreza y la torpeza...
No disfrut¨®, en cambio, con los gritos de repulsa que algunos hinchas irracionales dedicaron a Luis Enrique, al que consideran un madridista proscrito, al que no perdonan su barcelonismo...
Aparte de los propios de los kilos de m¨¢s y la forma de menos, fue uno de los pocos fallos de una velada certera. Otro lo cometi¨® el hombre de la megafon¨ªa al anunciar la entrada en el rect¨¢ngulo de P¨¦rez Garc¨ªa cuando el que lo estaba haciendo era Ramis. Keegan, otra leyenda, no se habr¨ªa equivocado. Pero la suya, la de un marcaje implacable, era otra historia. Anoche tocaba la de don Alfredo.
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