Bala¨ªdos se da un homenaje

En un partido imaginado para celebrar la UEFA, Bala¨ªdos prefri¨® despedir a Gustavo L¨®pez, firme candidato a dejar el equipo. Era la cl¨¢sica tarde para la nostalgia. Tras cumplir sus objetivos con antelaci¨®n, excedidos en el caso del Celta con su retorno a las competiciones europeas, estaba el campo plagado de gente que abandona, pero ninguno con el carisma ni el f¨²tbol del argentino, representante de un juego de terciopelo en peligro de extinci¨®n. Como el resultado era anecd¨®tico para el Celta y el Getafe, pudo m¨¢s el adorno y la despreocupaci¨®n. Fue un partido de guante blanco que reinvidic¨® al Celta, un reci¨¦n ascendido que ha realizado una proeza. Con los de ayer, empat¨® su r¨¦cord de puntos en Primera. El de victorias lo pulveriz¨® hace tiempo: veinte en total. Pinto opta al Zamora y la juventud de la plantilla permite intuir un futuro alentador. Pero por encima de todo eso se elev¨® la figura de Gustavo L¨®pez, cuya renovaci¨®n se convirti¨® ayer en el grito de guerra de la afici¨®n.

Gustavo protagoniz¨® el partido de cabo a cabo. Su presencia en el equipo titular confirm¨® que se trataba de una despedida. El estadio, repleto de pancartas de agradecimiento al argentino, se rindi¨® ante su ¨ªdolo, que en un partido de baja intensidad sac¨® lo mejor de su cat¨¢logo. Taconazos, rabonas, recortes, paredes, t¨²neles y centros: centros milim¨¦tricos, marca de la casa; con el bal¨®n en juego o con ¨¦l parado. Como en el corner que sirvi¨® para que Contreras adelantara al Celta, y que Gustavo celebr¨® como propio. Se quit¨® la camiseta y, en medio del delirio de Bala¨ªdos, corri¨® hacia el sancionado Giovanella para promet¨¦rsela. Lo que iba para pachanga acab¨® en tortura para Pulido, Belenguer y Contra, a los que hizo tanto da?o como a Fernando V¨¢zquez. Para ¨¦l, Gustavo no cuenta. Corear su nombre en Bala¨ªdos tiene una carga de antivazquismo, y el ¨¦xito del argentino tuvo un reverso amargo para un entrenador que, pese al ¨¦xito, no engancha con la grada. El partido ya s¨®lo daba para los siempre emotivos cambios y para un pique final que se llev¨® a Pern¨ªa al vestuario con antelaci¨®n.