Hechos y conjeturas
- Rodeado. Ir¨¢n es el ¨²nico pa¨ªs de la zona que ha sido atacado con armas de destrucci¨®n masiva (qu¨ªmicas iraqu¨ªes). No se ha comportado como agresor, aunque el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s ha apoyado a grupos terroristas. Tiene fronteras por tierra o mar con una docena de pa¨ªses. En su derredor tiene cinco potencias nucleares, m¨¢s EE UU, muy presente. Ir¨¢n es productor de petr¨®leo y de gas pero con un considerable d¨¦ficit en refino, lo que le obliga a importar gasolina y otros productos. Un programa de energ¨ªa nuclear civil tiene sentido, y resulta muy popular en Ir¨¢n.
- Normalizar. EE UU foment¨® el golpe que interrumpi¨® el primer proceso democr¨¢tico en 1953. Desde la revoluci¨®n islamista de 1979, Estados Unidos e Ir¨¢n no han normalizado sus relaciones (pese a todo, la sociedad iran¨ª es la m¨¢s proamericana de la regi¨®n). Desde 1998, y discretamente en los ¨²ltimos dos a?os, Teher¨¢n intenta entrar en negociaciones directas con Washington para ganar reconocimiento y dejar atr¨¢s su relativa marginaci¨®n. La Administraci¨®n Bush quiere iniciarlas s¨®lo sobre el futuro de Irak, para el que necesita la cooperaci¨®n iran¨ª. La carta, de gran inter¨¦s si se tiene la paciencia de leerla, de Ahmadineyad a Bush, de presidente fundamentalista musulm¨¢n a presidente fundamentalista cristiano, lleva subyacente esa cuesti¨®n. Significativamente, la carta no cita la destrucci¨®n de Israel, aunque s¨ª quejas sobre su creaci¨®n. Ir¨¢n busca reforzar su seguridad existencial, como pa¨ªs y como r¨¦gimen.
- El que manda. Quien decide en Ir¨¢n en materia de pol¨ªtica exterior y de seguridad no es el presidente, sino el l¨ªder supremo religioso, Al¨ª Jamenei, al frente de una estructura paralela a la del Estado que incluye el Consejo de Seguridad Nacional. El r¨¦gimen est¨¢ aprovechando la situaci¨®n para apretar las tuercas contra los avances liberales. La detenci¨®n del tranquilo fil¨®sofo Ramin Janhanbegloo se sit¨²a en este contexto.
- La carga de la prueba. El Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP) no proh¨ªbe a un pa¨ªs enriquecer uranio, sino hacerlo con fines militares (salvo a los cinco Estados oficiales con armas nucleares). El Consejo de Seguridad de la ONU le pidi¨® a Ir¨¢n que interrumpiera su programa de enriquecimiento. Ir¨¢n lo ha acelerado. Pero el Informe del OIEA no ha encontrado nada realmente ilegal. Su mayor acusaci¨®n es que Ir¨¢n no ha colaborado suficientemente como para que el Organismo pueda certificar que el programa iran¨ª no persigue fines militares. Como a Irak en su d¨ªa, lo que ahora se le pide a Ir¨¢n, tras a?os de supuesto encubrimiento, es que invierta la carga de la prueba: que demuestre que es inocente. Deber¨ªa hacerlo. Pero necesita que se le pongan delante unas zanahorias atractivas. Es lo que proponen los europeos y, de otro modo, los rusos. Pero Teher¨¢n quiere tratar con EE UU, algo por lo que abogan Kofi Annan y la cumbre del D-8 (los ocho m¨¢s grandes pa¨ªses musulmanes).
- Ni bomba, ni sanciones. Salvo algunos chi¨ªes, nadie, en el mundo musulm¨¢n, ni en el ¨¢rabe ni en el occidental, ni por supuesto Israel, desea que Ir¨¢n se haga con el arma nuclear (posibilidad que los expertos sit¨²an en un horizonte de tres a diez a?os). Pero tampoco nadie quiere unas sanciones duras del Consejo de Seguridad, por no hablar de un ataque americano que ponga en peligro los suministros de petr¨®leo iran¨ª o impulse a¨²n m¨¢s el precio del crudo.
- Contradicci¨®n. Casi todos los temas de Oriente Pr¨®ximo, e incluso muchos globales, pasan ahora por Teher¨¢n: Ham¨¢s, L¨ªbano, Irak, el precio del petr¨®leo o la lucha contra el terrorismo transnacional. Ir¨¢n tiene una gran capacidad de hacer da?o. Es una raz¨®n por la que EE UU no quiere s¨®lo que Ir¨¢n no logre la bomba, sino cambiar el r¨¦gimen en el poder. Los efectivos de la oficina de Ir¨¢n en el Departamento de Estado americano se han incrementado con este fin. Washington puede estar persiguiendo objetivos contradictorios: cuanto m¨¢s apriete en lo nuclear, m¨¢s reforzar¨¢ al r¨¦gimen. Hay un riesgo de acabar como con Corea del Norte: con un r¨¦gimen reforzado, con la bomba, aunque con un efecto desestabilizador mucho mayor. aortega@elpais.es
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